Manifestación “en casa” de las dependientas de Inditex “hartas de no llegar a fin de mes”
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Representantes de las plantillas y de los equipos de trabajo de todas y cada una de las diferentes cadenas que forman parte del diversificado portafolio de marcas de Inditex, multinacional española propietaria de firmas de moda tan conocidas como Zara, Pull&Bear, Massimo Dutti, Stradivarius, Oysho o Bershka, se reunían este pasado domingo en La Coruña para protagonizar una sonada manifestación en contra de sus condiciones laborales y en defensa de unos salarios y de unas condicionales de trabajo dignas. Una causa por la que terminaban alzando su voz cerca de un millar de trabajadoras de los equipos en tienda en la provincia de La Coruña de la multinacional textil, según las cifras facilitadas por la Confederación Instersindical Galega (CIG), a lo largo de un marcha que transcurrió desde la Plaza de Lugo y que finalizó en la elitista y exclusiva zona de los muelles del municipio.
Según esgrimen desde la CIG, como motivo principal de la manifestación había estado la diferencia de trato y la desigualdad que el colectivo de trabajadoras en tienda perciben de sus condiciones laborales, frente a las que se dan y se disfrutan en otras áreas de trabajo vinculadas al modelo de negocio de Inditex. Una discriminación con la que estiman que no se está poniendo en justo valor el trabajo que desempeñan para la multinacional textil, y con la que, subrayan, se estaría de facto incurriendo en una discriminación de género, tanto en cuanto sí se estarían primando con unas mejores condiciones de trabajo a aquellos departamentos con mayor presencia de empleados masculinos, como las áreas de logística y de almacén, frente a las de unos trabajadores en tienda cuyas plantillas se encuentran formadas mayoritariamente por empleadas mujeres. Una circunstancia que, independientemente ya de su género, estaría llevando al total de los empleados en tienda de la multinacional a tener que “luchar para llegar a fin de mes”. Un esfuerzo desde el que censuran la poca empatía y el poco compromiso que estaría demostrando la compañía hacia ellas, y ellos, como parte de sus equipos, frente a los elevados ingresos y los abultados índices de beneficios que viene cosechando la compañía, y mientras Amancio Ortega, fundador y su accionista mayoritario, termina embolsándose, solamente este año de 2022, un total de 1.718 millones de euros en concepto de dividendos por los buenos resultados de Inditex.
“Somos la cara visible de Inditex, pero los beneficios se reparten mucho más generosamente en otras empresas del grupo”, expresaban parte de los manifestantes a lo largo de unas declaraciones recogidas, y difundidas, por la propia Confederación Instersindical Galega. Lanzando proclamas como “trabajo en Inditex y no llego a final de mes”, los trabajadores en tienda de la multinacional en la Coruña apuntaban a que sus salarios “llevan años congelados” y a que “incluso se han reducido porque se han reducido las comisiones”. “En la provincia donde se encuentra la sede de la mayor multinacional textil y donde reside su principal accionista, que es el hombre más rico del estado español, las trabajadoras de las tiendas tenemos serios problemas para llegar a fin de mes”, resumían.
Por la defensa de unas condiciones laborales dignas e iguales
Reconociendo que, en respuesta a sus reclamaciones, desde Inditex sí se han abierto a iniciar una negociación de las condiciones laborales del colectivo en la provincia de La Coruña, donde la multinacional cuenta con su sede y con su cuartel general, desde el CIG no obstante tildan de “totalmente insuficientes” las ofertas económicas puestas encima de la mesa por los representantes de la compañía. Una falta de acuerdo frente a la que, sostienen, no han encontrado mayor salida que la de salir a la calla a defender sus exigencias.
A este respecto, desde la CIG presentan como parte de sus demandas, además de una mejora salarial, el que se favorezcan unas mejores y mayores garantías que permitan a las trabajadoras y trabajadores en tienda disfrutar de unos mejores horarios que les faciliten la conciliación familiar y laboral. Demandando igualmente el poder disfrutar de otras mejoras sociales ya reconocidas por la compañía en otras áreas de trabajo de la multinacional textil, como lo son las ayudas al cuidado de menores y de familiares, o las ayudas para la compra de libros o del bono-comedor. Unas reclamaciones frente a las que, sostienen desde la CIG, Inditex se ha negado en rotundo a concederles ninguno de estos beneficios, aludiendo a que de hacerlo deberían de aplicar estas mejoras de sus condiciones laborales a la totalidad de su plantilla.
“No exigimos más que tener un salario digno y unas condiciones como las que ya hay en otras empresas del grupo”, apuntaban las representantes sindicales por parte de la CIG en Inditex. No obstante, “para la multinacional, el beneficio está por encima de cualquier derecho”, censuran, mientras “las trabajadoras en tienda siempre son las últimas”.
“Lo que nos trae aquí no es el desapego hacia nuestra empresa o el deseo de dañarla”, manifestaba una trabajadora, en representación de los compañeros y de las compañeras de Tempe, una de las filiales de Inditex, una vez finalizada la marcha. “Somos las primeras interesadas en que Inditex siga creciendo y generando beneficios y riqueza”, pero “como trabajadoras responsables estamos en la obligación de reivindicar, con firmeza y de manda incansable, que no somos trabajadoras de segunda, que los beneficios también se nos deben repartir con justicia”. “Tenemos derecho a que se nos trate igual que al resto de los trabajadores y de las trabajadoras de la provincia donde nació y de la que proceden los mayores beneficios de Inditex”, y “tenemos derecho a no pasar apuros para llegar a fin de mes”, apostillaba esta representante, a cuya intervención siguieron las que igualmente llevaron a cabo otros representantes de las distintas marcas de Inditex, desde Oysho a Pull and Bear, pasando por Lefties y Zara Home.
“Pertenecemos a una compañía que crea una gran riqueza en todo el mundo, pero especialmente aquí”, cerraba una de las representantes, en nombre de todo el colectivo, la serie de intervenciones. “El nivel de vida en la provincia que rodea la sede central del gran imperio textil ha aumentado gracias al esfuerzo de muchas y de muchos, entre las que nos encontramos”, así que “como no estar felices de ser parte de esta gran empresa”. No obstante, “eso no puede impedir que denunciemos y exijamos que no nos discriminen”. “Tenemos derecho a exigir un trabajo con salarios y condiciones dignas”, que “Nos garantice un futuro con tranquilidad y que nos permita vivir con holgura, tanto a nosotros como a nuestras familias”. “Otros compañeros y compañeras del Grupo lo han conseguido”, defendía, “también tuvieron que pelear y protestar, pero lo consiguieron”.
Sobre la causa de esta supuesta discriminación, “estoy convencida de que tiene mucho que ver con que, históricamente, las dependientas seamos mayoritariamente mujeres”, pero “esto tiene que terminar” y “tenemos que cobrar acorde a los beneficios de Inditex y que poder conciliar con nuestras familias”. “No nos pagan lo que merecemos y encima estamos excluidas de las ayudas y de los beneficios que se dan a otros colectivos”, añadía esta representante, pero “¿por qué nos siguen tratando como trabajadoras de segunda clase? ¿por qué no valoran el trabajo de las dependientas?”, se preguntaba. “Sin nosotras, ni un euro habría entrado en Inditex”, enfatizaba, al tiempo que censuraba, tal y como han hecho desde la CIG, el que desde Inditex se trata de forzar una “cómoda” negociación en Madrid junto a los principales sindicatos nacionales, en lo que, a su entender, sirve de marco para terminar diluyendo las exigencias de sus trabajadores en La Coruña y Galicia. “¿Qué sentido tiene negociar en Madrid?” y “¿quién, con dos dedos de frente, que realmente defienda los intereses de las trabajadoras puede aceptar ese marco?”, esgrimía esta representante de los trabajadores y trabajadores en tienda de Inditex, al tiempo que adelantaba “más medidas de presión” en el caso en el que la multinacional no se mueva de sus posiciones tras esta “muestra de apoyo” a las demandas del colectivo.