Nike y Gap, acusadas de “trabajos forzosos” en China
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Madrid – Al tiempo que la estadounidense Nike, empresa líder en el sector de la moda deportiva, cerraba —temporalmente— su sede en Europa tras detectar un caso de coronavirus, otra sombra se ceñía sobre la compañía. Y es que la multinacional ha sido acusada de emplear bajo condiciones de “trabajos forzosos” a miles de miembros de la etnia de los uigures en sus fábricas de China. Hasta 80.000 personas que el gobierno de Pekín habría trasladado de la región occidental de Sinkiang (Xinjiang) para trabajar, de forma obligada, en fábricas de suministros de hasta 83 marcas internacionales de los sectores de la moda, la tecnología y el motor. Entre las que estarían algunas tan conocidas como la propia Nike, Gap, Apple, BMW, Samsung, Sony, Huawei y Volkswagen.
Así al menos lo recoge el informe elaborado por el Instituto de Política Estratégica de Australia (ASPI), del que se hacía eco The New York Times este mismo lunes. Y que, citando documentos gubernamentales e informes de medios locales, habría identificado una red de al menos 27 fábricas ubicadas en nueve provincias chinas, a las que Pekín habrían trasladado a más de 80.000 uigures.
“En unas duras condiciones de trabajos forzosos, los uigures trabajan en fábricas que forman parte de las cadenas de suministros de al menos 83 marcas internacionales bien conocidas de los sectores de la tecnología, la moda y el motor, incluidas Apple, BMW, Gap, Huawei, Nike, Samsung, Sony y Volkswagen”, señalan los responsables del informe en la introducción del mismo. Mientras que otras compañías con menor volumen, como Abercrombie&Fitch, ya aconsejaron a sus proveedores dejar de trabajar con esas fábricas y otras negaron cualquier clase de vínculo con ellas.
Todo ello en relación a un texto, en el que desde la ASPI se encargan igualmente de reflejar las duras condiciones en las que se verían envueltos los miembros de esta etnia, obligados a trabajar en las fábricas como parte de un programa impulsado por el propio estado chino. “Llevan una vida dura y segregada” señalan, teniendo prohibido practicar su religión y debiendo de asistir a clases de mandarín, al tiempo que son rastreados electrónicamente con el objetivo de controlar que no regresan a la región de Sinkiang.
China niega las acusaciones
Ante estas acusaciones, el gobierno de Pekín se defendía el mismo lunes alegando que los informes eran falsos y que no había en ningún caso violado los derechos de los uigures. “Este informe”, señalaba el portavoz del gobierno chino Zhao Lijian, “está alimentado por las fuerzas estadounidense antichina, y únicamente busca socavar las medidas tomadas por China en su lucha contra el terrorismo en la región de Sinkiang”.
Una argumentación que parece no terminar de convencer a un buen número de gobiernos extranjeros, ni a las propias Naciones Unidas. Desde donde estiman en más de un millón el número de los uigures musulmanes que han sido detenidos en Sinkiang durante los últimos años, e internados de manera obligada en los conocidos como “campos de reeducación”. Una práctica calificada de “discriminatoria” y de “violación de los derechos humanos” por parte de diferentes organizaciones y grupos internacionales. Extremo que descartan desde Pekín. “Todos los que estudian en los centros vocacionales terminan graduados y con empleo gracias a la ayuda de nuestro gobierno”, apunta Zhao. “Ahora viven una vida feliz”. Declaraciones que podrían suponerse tan ciertas como pérfidas, de comprobarse como bien señala la ASPI el carácter de obligatorio de estos trabajos.
Las respuestas de las multinacionales
Una vez hecha pública la noticia, son diferentes las posturas que han decidido tomar las multinacionales con nombre y apellido reflejadas en el informe. Que ven como una nueva crisis de imagen puede sumarse a los efectos que, día tras día, sigue provocando a sus balones la imparable propagación del coronavirus, al tiempo que se preparan ante una más que posible falta de suministros.
En el caso de Apple, quien entre sus proveedores cuenta con una de las fábricas señaladas con emplear a 700 trabajadores uigures como parte del programa de “reinserción laboral” de 2017, la multinacional remitió unas declaraciones a la agencia Reuters en las que señalaba que “Apple está comprometida a garantizar que todos los empleados de nuestra cadena de suministros sean tratados con la dignidad y el respeto que se merecen”. “No hemos visto este informe”, añadían los responsables de la compañía de Cupertino, “pero trabajaremos en estrecha colaboración con todos nuestros proveedores para garantizar que nuestros altos estándares se cumplen”.
En el caso de la tecnológica Huawei, la compañía confirmaba que ya había leído el informe que se encuentra investigando el asunto. “Huawei exige que todos nuestros proveedores cumplan con la normativa laboral internacional y sus respectivas leyes aplicables como condición para hacer negocios con nosotros”, señalaba un portavoz de la empresa.
Volkswagen por su parte se encargó de señalar a la propia Reuters que ninguna de las compañías reflejadas en el informe son proveedoras directas. Y que la empresa posee “autoridad directa” sobre todas las partes de su negocio, en las que “respeta las minorías, la representación de los empleados y los estándares sociales y laborales”.
En la otra cara de la moneda estarían Gap, Nike, BMW, Samsung y Sony, que no respondieron a la solicitud de declaraciones solicitadas por los medios.
Photo Credits: Nike, página oficial.