Estos diseños se crean desde Camboya con responsabilidad social
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Cada mes, Sass Brown, experta en moda ética, sostenible y artesanal, comparte una marca de moda que se acerca al negocio de una manera distinta e innovadora, o bien que opera fuera de los sistemas tradicionales de la industria y de las principales capitales de la moda. Saas fue la Decana de Arte y Diseño en el Fashion Institute of Technology y es la Decana fundadora del Dubai Institute of Design and Innovation.
Este mes, Sass ha elegido a Tonlé, una marca moda femenina contemporánea de Camboya que se enfoca en ofrecer a sus clientes prendas modernas, usables y cercanas dentro de un rango de precios medio. “Las piezas son bastante accesibles”, exalta Sass. “Además, sus colecciones se basan en el suéter y utilizan un número de técnicas distintas”.
La marca se produce y opera por completo desde Camboya, aunque su fundadora, Rachel Faller, divide su tiempo entre este país y la ciudad de Los Ángeles, en Estados Unidos. “Rachel es una persona muy impresionante en su capacidad de comprender el sistema de la moda y el rol que tiene en el colonialismo, el neoliberalismo y la mentalidad de la salvación blanca. Ella está muy consciente de ello y por lo tanto ve su rol al desarrollar una marca y una compañía de Camboya como un honor”, dice Sass.
La compañía es activista en su manera de acercarse al diseño y en cómo se ven a sí mismos como ciudadanos del mundo. Al respecto, Sass enfatiza en que “Una de las cosas que es realmente especial de ellos es su enfoque en entrenar a los trabajadores. Primero que nada, todos sus trabajadores son empleados de tiempo completo, no hacen trabajo por piezas, no subcontratan y motivan a sus empleados a entrenarse constantemente, a mejorar sus habilidades y a aprender”. Y esto es lo opuesto de cómo se trabaja típicamente en la industria de la moda en Camboya, en donde hay un negocio de producción de fast fashion significativo. El fast fashion se conoce por desprofesionalizar a los trabajadores en relación a la automatización, y por pagarles mal. “Tonlé opera con un modelo de manufactura en el que los trabajadores trabajan en un círculo. Ellos no trabajan en líneas rectas, mirando la espalda de la persona que está enfrente. Se les motiva a aprender nuevas técnicas, a probar nuevas máquinas. Se les paga para aumentar su profesionalización. Se les anima a progresar en términos de su empleo hacia posiciones gerenciales, entre otras prácticas”, Sass dice. Además, la experta subraya que este acercamiento es un modelo mucho más humano, o bien un modelo ético de producción que sigue los principios del Comercio Justo. Los aproximadamente 30 empleados de tiempo completo se benefician además de almuerzos gratuitos, entrenamientos pagados, prestaciones, vacaciones y convivios anuales, entre otras cosas.
Desde una perspectiva de negocio, hay mucho para aprender acerca de este acercamiento hacia el proceso de manufactura colectivo e impulsado como comunidad, que ofrece un punto de conexión más auténtico entre la marca y sus consumidores. “Yo creo que Rachel considera que ha desarrollado un movimiento y una comunidad, más allá que solo una marca de moda. Ella lo ve como una comunidad de creadores, de clientes e inversores, en lugar de un negocio que produce ropa. Su misión es mucho más grande que la de producir cosas”, dice Sass. “Quienes trabajan con Rachel son considerados socios en lugar de empleados. Esto es un recordatorio a los negocios de que los empleados son el recurso más importante de una compañía”.
Tonlé vende al mayoreo a un número significativo de lugares y vende también directo al consumidor desde su plataforma en línea. “Su sitio web y sus redes sociales realmente cuentan una historia cautivadora que conecta con la estética del diseño de Tonlé, con su comunidad y con su activismo”, agrega Sass.
Para saber más acerca de Tonlé, puedes visitar su sitio web www.tonle.com
Photo: Sitio web Tonlé