De vestir a Marilyn Monroe a una cápsula junto a Supreme: LVMH toma las riendas de Emilio Pucci
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Madrid – El holding internacional francés LVMH, multinacional especializada en el sector del lujo y matriz de un amplio portafolio de compañías integrado por nombres tan conocidos como los de las firmas de moda Louis Vuitton, Givenchy y Christian Dior, las bodegas Dom Pérignon o las casas de joyería Bvlgari y Tiffany&Co., refuerza todavía más su posición como empresa líder del sector, tras haber logrado alcanzar un acuerdo con la familia Pucci para hacerse con el 100 por cien de la firma de moda italiana.
Tras hacerse con el 67 por ciento de Emilio Pucci el pasado año 2000, el Grupo francés, según las informaciones que empezaban a divulgarse a comienzos de este pasado fin de semana, habría alcanzado ahora finalmente un acuerdo para hacerse con el 33 por ciento de las participaciones restantes de la casa italiana que permanecían en manos de la familia Pucci. Una venta por cuyo importe no ha trascendido, y que permitirá al holding francés tomar definitivamente el control sobre el futuro devenir de la firma. Casa de modas fundada en torno al año 1947 por el político, aristócrata y diseñador italiano Emilio Pucci, que iniciará ahora un último y definitivo proceso de transición para terminar de completar su integración dentro de las estructuras de LVMH, de cuyos primeros efectos será protagonista la propia hija de Pucci, Laudomia Pucci. Quien renunciará a sus actuales posiciones como vicepresidente y directora de imagen de la casa, después de más de 20 años, para pasar a ocuparse de los archivos de la firma y a promover la herencia creativa de su padre y fundador de la firma.
“Me gustaría agradecer a la familia Pucci, y especialmente a Laudomia, por su amistad y colaboración a lo largo de todos estos años”, explicaba Toni Belloni, director general del Grupo LVMH, a través de un comunicado del que se hacía eco el medio estadounidense wwd. “Laudomia ha sido una valiosa guardiana de la marca, a cuyos equipos ha sabido aportar sus conocimientos, su pasión y su energía”, añadía Belloni. “Esperamos poder apoyar el trabajo que desempeñe ahora en torno a los archivos y a la herencia y el patrimonio de la casa”.
“Empecé en 1985, por lo que he estado en este negocio durante 36 años, salvaguardando el legado de mi padre, y manteniendo una estrecha relación con LVMH desde hace 21 años”, añadía por su parte la mismísima Laudomia en declaraciones al citado medio. “Ha sido una experiencia maravillosa, y me alegro de haber logrado consolidar la compañía y garantizar su futuro”. “Ha sido un fantástico, y muy largo, viaje, pero ahora quiero poder centrarme en la parte más cultural e histórica de la marca Emilio Pucci”.
De Marilyn Monroe a Jackie Kennedy
Una vez integrada íntegramente dentro de sus estructuras, desde LVMH tienen ahora la difícil tarea de terminar de perfilar el nuevo camino al que deberá comenzar a abrirse la casa italiana, con el fin de poder cautivar a las nuevas generaciones, al tiempo que logra mantenerse fiel a su rica herencia. Algo que no resultará tarea sencilla, como bien demuestra el que la casa italiana no haya logrado a lo largo de todos estos últimos 21 años encontrar la fórmula de éxito que garantizase dar salida a su máximo potencial.
Fundada por Pucci tras el gran interés que sus primeros diseños empezaron a causar entre algunas de las principales figuras ligadas al mundo de la moda de la época, la casa italiana terminaría convirtiéndose en una de las primeras en completar los guardarropas de la jet-set internacional. Una posición predilecta en la que la firma terminaría de consolidarse, gracias al gusto hacia sus diseños y coloristas estampados —una de las marcas de identidad de la firma— que mostraron figuras como las de Marilyn Monroe, Sophia Loren, Jackie Kennedy o la Madonna de principios de la década de los 90.
Tras la venta en el año 2000 de ese primer 67 por ciento al holding internacional francés, LVMH iniciaba sus primeros intentos para garantizar la posición de la firma dentro de la industria de la moda-lujo recurriendo a la contratación de pesos pesados de la moda para la dirección creativa de la firma. Un cargo en el que se sucedieron desde Christian Lacroix a Matthew Williamson y Peter Dundas, para como último intento terminar implantando estos últimos años un modelo de colaboraciones, firmando acuerdos junto a diseñadores como el francés Christelle Kocher, diseñador invitado para las colecciones de Emilio Pucci para la temporada Otoño/Invierno 2020/2021, y el japonés Tomo Koizumi, responsable de una colección cápsula de 11 piezas que veía la luz a finales de este pasado mes de septiembre de 2020.
Colección cápsula junto a Supreme
Sobre estos antecedentes, las intenciones de LVMH pasarían en estos momentos precisamente por potenciar el carácter de exclusividad de la firma a través de colaboraciones temporales, como las señaladas, junto a destacadas figuras del diseño internacional, siguiendo de algún modo con la misma estrategia planteada por la española Puig para su firma Jean-Paul Gaultier.
Esta nueva dirección a la que se encaminaría ahora la casa italiana, a su vez se significaría como una vuelta a los propios orígenes de la firma, que logró amplificar las bases de su modelo de negocio precisamente gracias a su presencia en los principales destinos vacacionales de aquella jet-set de mediados del siglo pasado. Un valor de temporalidad sobre unas colecciones que en ningún caso llegaron a perder su impronta, que ahora LVMH buscarían renovar, reconfigurando su original sentido y dotándolo de un nuevo significado a través de esta serie de colaboraciones con distintos diseñadores internacionales. Una nueva política que igualmente el Grupo francés terminará de completar de la mano de iniciativas similares junto a otras marcas que se muestren capaces de aportar un valor significativo a sus colecciones, como la que presentaban hace menos de una semana junto a la firma estadounidense Supreme. Etiqueta al lado de la que ha diseñado una colección cápsula de 14 piezas, todas ellas adornadas como los icónicos estampados caleidoscópicos emblema de Pucci, destacándose a este respecto el uso de los patrones “Tulipani” (1965) y “Fantasia” (1970) sobe las piezas.