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El FMI alerta de una desaceleración acuciada por el proteccionismo y la incertidumbre

Por Jaime Martinez

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Madrid- En su primer discurso como directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva alertaba ayer 8 de octubre sobre los riesgos, tanto económicos como sociales, a los que deberán hacer frente los diferentes países ante la llegada de una desaceleración mundial que amenaza con convertirse en una de las mayores y más profundas crisis económicas de la historia reciente.

“Hace dos años, la economía mundial se encontraba en un período de auge sincronizado. En términos de PIB, casi el 75 por ciento del mundo estaba en fase de aceleración”, comenzaba su intervención apuntando Georgieva. Para continuar aseverando que hoy esa sincronización entre economías es aún mayor, pero a un ritmo de crecimiento con claros signos de enfriamiento. “Esta desaceleración generalizada significa que el crecimiento este año caerá a su tasa más baja desde principios de la década”, estimándose desde la institución que “el crecimiento disminuya en casi el 90 por ciento del mundo”.

Fracturas, incertidumbre y tensiones comerciales

Una desaceleración que amenaza a la práctica totalidad de la economía mundial, fruto de una “situación compleja”, en palabras de Georgieva, originada por una serie de problemas y principalmente por un “tema común” al que la directora del FMI se refería como “las fracturas”.

“En el pasado, hemos advertido de los peligros de las contiendas comerciales”, tensiones que han logrado deteriorar “sustancialmente” las inversiones y la actividad en el sector de las manufacturas a escala mundial, y que pronto podrían comenzar a afectar a los servicios y el consumo. “Y las fracturas se están extendiendo”, alertaba Georgieva, acrecentadas por una incertidumbre que está logrando frenar el potencial económico a escala global, “provocada por las tensiones comerciales, pero también por el brexit y las tensiones geopolíticas”.

Riesgos de generar una generación perdida y bloques tecnológicos incompatibles

Una multitud de frentes que han terminado por generar el perfecto caldo de cultivo de una profunda crisis, que amenaza con llegar y dejar su huella en toda una generación. Al tiempo que levantar unas fronteras tecnológicas que podrían cambiar e incluso impedir las futuras relaciones comerciales entre países.

“Aun cuando el crecimiento repunte en 2020, las grietas actuales podrían provocar cambios que duren toda una generación”, indicaba Georgieva. “Cadenas de suministro rotas, sectores comerciales compartimentados y un ‘muro de Berlín digital’ que fuerce a los países a elegir entre sistemas tecnológicos” incompatibles, fruto de la solapada guerra tecnológica que enfrenta a Estados Unidos y China.

Poner fin a las guerras arancelarias y al proteccionismo

“Nuestro objetivo debe ser reparar esas fracturas”, se marcaba Georgieva como principal finalidad de su mandato al frente de la institución económica. Un loable objetivo para el que buscará respuestas coordinadas, al tiempo que regresar a un sistema económico de libre comercio que deje atrás las políticas proteccionistas y las guerras arancelarias que a día de hoy enfrentan a Estados Unidos y China. Principal causa del enfriamiento y de la pérdida de PIB mundial según la institución.

“En una guerra comercial, todos pierden”, señalaba Georgieva durante su intervención. “Para la economía mundial, el efecto acumulativo de los conflictos comerciales podría suponer una pérdida de aproximadamente USD 700 000 millones para 2020, alrededor del 0,8 por ciento del PIB. Esto es aproximadamente el tamaño de toda la economía de Suiza. Por lo tanto, debemos trabajar de forma conjunta, ahora, y encontrar una solución duradera para el comercio”.

Solución en forma de políticas coordinadas

Como parte de las soluciones destinadas a reparar esas “fracturas” en el sistema económico mundial, Georgieva también defiende el acceso a nuevos mercados y el desarrollo de mejoras políticas, tanto internas como a través de compromisos de cooperación internacional, y “la aplicación de políticas sincronizadas”. Medidas que pasarían por: 1) Uso acertado de la política monetaria y mejora de la estabilidad financiera. 2) Aplicar herramientas fiscales para hacer frente a los desafíos actuales. 3) Implementar reformas estructurales para el crecimiento futuro. 4) Sumarse a la cooperación internacional.

Una serie de soluciones que requieren de “decisiones difíciles y voluntad política”, ya que “la clave es mejorar el sistema, no abandonarlo”. “Permítanme aclarar algo”, concluía Georgieva, “no nos encontramos en esa situación. Pero, cuando se trata de prepararse para la posibilidad de una respuesta coordinada, debemos recordar el consejo de Shakespeare: ‘Mejor tres horas antes que un minuto tarde’”, por lo que “si la desaceleración sincronizada empeora, posiblemente deberemos dar una respuesta de política económica sincronizada”.

Photo Credits: Cortesía del Fondo Monetario Internacional.

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