Global Fashion Summit: La sostenibilidad en el centro de las conversaciones, pero es hora de "hablar menos y actuar más"
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Más de 1.000 representantes de marcas de moda, minoristas, ONG, responsables políticos y fabricantes se reunieron en Copenhague esta semana para la edición de 2023 de la Cumbre Mundial de la Moda, conocida por su nombre en inglés como “Global Fashion Summit”.
El evento contó con la participación de algunos de los conglomerados de moda más grandes del mundo, como PVH y VF Corp, los grupos de lujo LVMH y Kering, los gigantes de la ropa deportiva Nike y Puma, y pequeñas empresas textiles innovadoras como Circulose.
La cumbre, que fue organizada por primera vez en 2009 por la Global Fashion Agenda (GFA), tiene como objetivo abordar los problemas más urgentes de la industria en términos de sostenibilidad social y medioambiental. Este año, el debate se centró en nuevas leyes y regulaciones destinadas a eliminar las prácticas indebidas en las cadenas de suministro.
Durante la primera jornada del evento, que tuvo lugar del 27 al 28 de junio en el espacioso auditorio Concert Hall de la capital danesa, la Directora General de la cumbre, Federica Marchionni, expresó un mensaje optimista a pesar del contexto actual marcado por el aumento de las catástrofes medioambientales en todo el mundo, como incendios forestales e inundaciones repentinas.
"Se nos presenta la oportunidad de reinventar e innovar toda la cadena de valor, desde el abastecimiento sostenible y las prácticas de fabricación, hasta las normas laborales éticas y el consumo consciente, para que podamos invertir nuestro camino actual", afirmó.
Anuncios y lanzamientos
Además de fomentar conversaciones muy necesarias sobre las numerosas prácticas perjudiciales de la industria, la cumbre también sirvió como plataforma de lanzamiento de varias herramientas y marcos para orientar la industria de la moda hacia la sostenibilidad.
Por ejemplo, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y ONU Cambio Climático presentaron The Sustainable Fashion Communication Playbook, mientras que Global Fashion Agenda (GFA) lanzó el Global Textiles Policy Forum, una plataforma para ayudar a empresas y gobiernos a alinearse en una senda de sostenibilidad para la industria y marcos políticos globales.
Las marcas también aprovecharon el evento para anunciar nuevas iniciativas, objetivos y productos sostenibles. La marca de calzado convertida en ropa Allbirds, por ejemplo, dio a conocer lo que afirma ser un "zapato de carbono cero neto", junto con un conjunto de herramientas para que sus competidores puedan inspirarse en su innovación.
Esta idea de compartir ideas e innovaciones fue uno de los temas más recurrentes en la cumbre de este año, en medio de la creciente presión de consumidores, inversores y responsables políticos para que se tomen más medidas medioambientales..
La colaboración del sector es clave
"Las reuniones en persona son fundamentales para construir relaciones y movilizar a las personas en torno a temas importantes", dijo a FashionUnited Eva von Alvensleben, directora ejecutiva y secretaria general de The Fashion Pact.
The Fashion Pact, lanzado en la Cumbre del G7 en Francia en 2019, es una iniciativa voluntaria en la que las marcas y los actores de la industria textil se comprometen con tres objetivos ambientales clave: detener el calentamiento global, restaurar la biodiversidad y proteger los océanos.
Alvensleben destacó la necesidad de crear alianzas y acciones colectivas, reconociendo la complejidad de los desafíos a los que se enfrenta la industria. Además, añadió que "no hay otra forma de avanzar que a través de acciones colectivas sobre el terreno a nivel de la industria".
La idea de llevar a cabo acciones reales y concretas, en lugar de promesas vacías u objetivos vagos, fue ampliamente discutida tanto dentro como fuera del escenario de la Cumbre Mundial de la Moda. Y tiene que hacerse lo antes posible.
Se está cerrando una ventana de oportunidad
Nuestro sector ha logrado algunos avances positivos en los últimos años, pero este trabajo colectivo debe acelerarse para alcanzar el objetivo mundial de 1,5 grados Celsius de CO2 para 2050", declaró Marchionni, Director General de la Cumbre. Aún tenemos la oportunidad de lograrlo, señaló, pero destacó que "la ventana de oportunidad se está cerrando rápidamente". Para lo que esta es, de hecho, una década decisiva en la historia de la humanidad.
Nicolaj Reffstrup, fundador de la marca danesa Ganni, compartió un sentimiento similar. "Me gustaría que se hablara menos y se actuara más", expresó, refiriéndose a la velocidad a la que la industria está adoptando prácticas más sostenibles.
Ganni fue una de las empresas que presentaron nuevos materiales innovadores en la cumbre. La marca se asoció con la start-up californiana Rubi para presentar un revolucionario "textil celulósico carbono-negativo", que, según afirmaron, se fabrica directamente a partir de emisiones de carbono mediante "un proceso totalmente enzimático".
Reffstrup subrayó la importancia de eventos como la Cumbre Mundial de la Moda "como plataformas que reúnen a tomadores de decisiones de alto nivel e intentan presionarles a tomar decisiones tangibles adecuadas".
Regulación: un cambio muy necesario
Cada vez es más evidente que confiar únicamente en las buenas intenciones de las marcas no basta para sanear la industria de la moda. Se requieren leyes y regulaciones más estrictas para lograr un cambio real, y este imperativo fue un tema clave en la Cumbre Mundial de la Moda, resumido sucintamente en el lema de este año, "De la ambición a la acción".
Además, comienzan a vislumbrarse indicios de un progreso real en el ámbito normativo, lo que brinda un rayo de esperanza para un cambio verdadero en un sector que durante mucho tiempo ha estado plagado de malas prácticas ocultas detrás de brillantes campañas de marketing, y se han remediado —cuando se han destapado— con disculpas de relaciones públicas y promesas insípidas de enmienda.
Este mismo mes, el Parlamento Europeo votó a favor de un proyecto de ley para garantizar que las grandes empresas tomen medidas contra los proveedores que no cumplan determinadas normas en cuanto a sus prácticas sociales y medioambientales. Actualmente se está trabajando en más de una docena de textos legislativos para mejorar el sector textil, abordando áreas críticas como el greenwashing y la reciclabilidad de fibra a fibra.
Inversión necesaria para que las marcas estén a la altura
Virginijus Sinkevičius, Comisario de Medio Ambiente, habló en la cumbre sobre la estrategia de la UE para una industria textil sostenible y circular: "El sector textil es global, por lo que debemos afrontar plenamente sus consecuencias. Durante demasiado tiempo, los retos han estado 'fuera de la vista, fuera de la mente', pero quedarnos de brazos cruzados ya no es una opción".
Por supuesto, la llegada de una nueva normativa tan radical plantea importantes desafíos a las empresas, que necesitarán inversiones sustanciales en áreas como la mejora de la recopilación de datos en sus cadenas de suministro.
"Hay un enorme vacío de datos en toda la cadena de valor de este sector", afirma James Schaffer, director de estrategia de la plataforma de datos Worldly. "Necesitamos nuevas herramientas, nuevas ideas. Necesitamos medir las cosas correctas".
Worldly, anteriormente conocida como Índice Higg, cambió su nombre a principios de este año luego de que la Autoridad Noruega de Consumidores (NCA) declarara que su herramienta centrada en el producto no era una base suficiente para las afirmaciones de marketing medioambiental. Desde entonces, la empresa matriz, SAC, ha actualizado su índice.
En los últimos años se ha visto que la sostenibilidad y el lavado verde o greenwashing van cada vez más de la mano. Al fin y al cabo, como dijo el Comisario de Medio Ambiente, Sinkevičius: "Lo verde vende". Sin embargo, la edición de 2023 de la Cumbre Mundial de la Moda volvió a insistir en que los días de las afirmaciones superficiales de sostenibilidad y las prácticas poco éticas pueden estar llegando a su fin, ya que las políticas obligarán a actuar de manera más responsable.
Eva von Alvensleben, de The Fashion Pact, enfatizó la necesidad de adoptar enfoques comunes y un pensamiento colaborativo en toda la cadena de valor. "Esto significa que tenemos que incluir a todas las partes interesadas en las conversaciones, desde los proveedores y fabricantes hasta los minoristas y las marcas", afirmó.
"La regulación desempeñará un papel clave a la hora de proporcionarnos a todos un marco claro".
Este artículo fue publicado originalmente en FashionUnited.UK, y posteriormente traducido del inglés al español y editado por Alicia Reyes Sarmiento.