Macy’s lanza un “profit warning” y se pone en alerta frente a una “pronunciada” recesión
cargando...
Siguiendo con la publicación de los resultados del segundo trimestre del ejercicio que vienen practicando a lo largo de estas últimas semanas las principales compañías con intereses sobre la moda y el textil, hace escasamente unas horas Macy’s, compañía norteamericana de grandes almacenes propietaria de marcas tan icónicas entre los consumidores estadounidenses como Macy’s, Boomingdale’s y Bluemercury, hacía lo propio destapando sus cuentas para el mismo periodo de tres meses. Un segundo trimestre del año que se completaba el pasado 30 de julio de 2022, y que la compañía cerraba con una ligera caída de sus ventas y un agudo hundimiento de sus beneficios, en lo que le llevaba finalmente a alertar de los primeros efectos de una “pronunciada” recesión frente a la que ya han empezado a responder lanzando un “profti warning” y ajustando, a la baja, sus previsiones para lo que resta de año.
Entrando ya a desgranar las cuentas de la compañía, en lo que bien puede servirnos como una visión amplia y actualizada de la situación por la que atraviesa el negocio minorista en los Estados Unidos dado el papel de Macy’s como compañía que cotiza en la Bolsa de Nueva York, así como el de propietaria de una red integrada por 725 grandes almacenes, repartidos por 43 estados de los 50 con los que cuenta el país, la compañía ha cerrado el trimestre con unas ventas netas por valor de 5.600 millones de dólares. Una cantidad apenas un -0,83 por ciento inferior a los 5.647 millones de hace un año; pero siendo no obstante un +57,35 por ciento más que con respecto a los 3.559 millones del complejo segundo trimestre de 2020, y logrando mantenerse un +0,97 por ciento por encima de los 5.546 millones del mismo periodo de 2019, último ejercicio que llegó a completarse al margen de los efectos de la pandemia. Terminando a este respecto la compañía este primer semestre del año con unas ventas netas totales de 10.948 millones de dólares, un +5,75 por ciento más que frente a los 10.353 millones de 2021.
Siguiendo con este desigual comportamiento que viene experimentando la compañía desde el inicio de la pandemia, una disrupción que parece haber servido para marcar un punto de inflexión favorable sobre su modelo de negocio, marcando unos máximos en 2021 que parecen ahora comenzar a suavizarse, Macy’s ha informado para este trimestre de un beneficio neto por valor de 275 millones de dólares. Una cifra que, en línea con lo apuntado, representa una caída del -20,29 por ciento frente al beneficio de 345 millones del mismo periodo de 2021, pero siendo no obstante una cantidad muy alejada de las pérdidas de hasta -431 millones de dólares en las que la compañía incurría durante el mismo periodo de 2020, así como siendo +219,7 por ciento más que frente a los apenas 86 millones de dólares de beneficios que firmaba al cierre del segundo trimestre de 2019. Llegando así en este sentido a cerrar el semestre con un beneficio neto de 561 millones de dólares, un +25,22 por ciento más que frente a los 448 millones del mismo periodo de seis meses de hace un año.
“Durante el segundo trimestre del año obtuvimos unos sólidos resultados, a pesar de un entorno desafiante”, entraba a destacar Jeff Gennette, presidente y director ejecutivo de Macy’s, a lo largo de unas declaraciones difundidas desde la propia compañía de grandes almacenes. “Nuestros equipos han respondido permanentemente frente al dinamismo del entorno mediante acciones disciplinadas ajustadas a los análisis de datos, con la intención de garantizar la viabilidad y la estabilidad de nuestro negocio”, por lo que “creemos que estamos bien posicionados para responder a los cambios que se puedan dar en los hábitos de los consumidores”. A este respecto, “a pesar de las presiones inflacionistas, los consumidores continuaron comprando en Macy’s como un recurso de estilo y un destino líder para los regalos”, mientras que “Bloomingdale’s y Bluemercury lograron capitalizar la demanda en marcas de lujo, dando como resultado el que ambas marcas tuvieran un rendimiento superior este trimestre”, con la primera creciendo un +8,8 por ciento y la segunda un +7,6 por ciento en términos comparables con respecto al mismo periodo de 2021, mientras Macy’s ajustaba a la baja sus ventas en los mismos términos en un -2,9 por ciento.
Ajuste, a la baja, de sus previsiones anuales
A pesar de lograr mantenerse por encima de sus registros de 2019 previos a la pandemia, esos cambios en los hábitos de compra de los clientes estadounidenses que ya ha empezado a reflejar Macy’s sobre sus cuentas, han llevado a la compañía a lanzar un “profit warning” y a ajustar, a la baja, sus estimaciones para lo que resta de este ejercicio de 2022. Año que la compañía norteamericana de grandes almacenes prevé ahora llegar a completar con unas ventas netas de entre 24.340 y 24.580 millones de dólares, frente a la horquilla de en entre 24.460 y 24.700 millones que preveía en mayo; así como con un Ebitda ajustado sobre el porcentaje de las ventas de un 10,5 por ciento (en lugar de entre el 11,2 y el 11,7 por ciento estimado hasta ahora) y en un beneficio por acción EPS de entre 4 y 4,20 dólares, inferior a los entre 4,53 y 4,95 dólares que estimaban en mayo.
“Las estimaciones a la baja de la compañía para el resto del año, incorporan el riesgo que observa en el continuo deterioro del gasto del consumo discrecional en algunas de sus categorías y sobre el nivel de inventario dentro de la industria, así como los riesgos asociados a una recesión macroeconómica más pronunciada”, entran a detallar desde Macy’s. Igualmente, “esta perspectiva refleja una visión conservadora de los impactos” que pueden derivar “de las presiones a las que se enfrentan los consumidores y que estos terminan trasladando al negocio, en respuesta al debilitamiento en el entorno macroeconómico”. Mientras que además de todo lo indicado, concluyen, “la perspectiva de la compañía contempla” igualmente “las rebajas y las promociones que de manera anticipada estima que se necesitarán para liquidar el inventario antiguo y reducir aún más el inventario de productos, de cara a los desajustes que puedan sucederse durante las rebajas de finales de año”.