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VF (The North Face) hunde sus cuentas, dispara pérdidas y enfría sus perspectivas de beneficios

Por Jaime Martinez

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Photo Credits: The North Face.

La multinacional de la moda estadounidense VF Corp., compañía líder del sector en la categoría de prendas urbanas y “outdoor” como matriz de firmas tan populares y conocidas como Vans, The North Face, Timberland, Eastpak o Supreme, acaba de hacer públicos sus resultados concernientes al segundo trimestre de su actual ejercicio fiscal de 2022. Periodo de tres meses finalizado el pasado 1 de octubre, durante el cual la compañía norteamericana siguió viéndose duramente golpeada por efecto de las tensiones inflacionistas y por la contracción del consumo que estarían comenzando a practicar los consumidores, en lo que ha llevado a la multinacional a cerrar un segundo trimestre del año con caída de ventas generalizadas en todas y cada una de las regiones en las que opera, así como sobre la práctica totalidad de sus distintas líneas de negocio.

Siguiendo así con la tónica pesimista que ya llevaba a la dirección de la compañía a presentar, a finales del pasado mes de septiembre, un “profit warning” alertando sobre el empeoramiento de sus estimaciones de crecimiento y de rentabilidad para lo que restaba de ejercicio, VF ha completado este segundo trimestre de ejercicio generando unas ventas totales por valor de 3.080 millones de dólares. Una cantidad que supone una caída de un -3,69 por ciento en comparación con los 3.198 millones de dólares que la multinacional llegaba a facturar durante el mismo trimestre de 2021; pero con la que logra mantenerse un +18,1 por ciento por encima de los 2.608 millones de facturación que generaba durante el complejísimo mismo segundo trimestre del ejercicio de 2020. Siendo no obstante una valoración con la que no logra igualmente superar los 3.179 millones de dólares en ventas del mismo periodo de 2019, terminando ahora por posicionarse un -3,11 por ciento por detrás de sus niveles de facturación previos a la irrupción de la pandemia por coronavirus.

Ajustándose así a esta contracción de sus niveles de ingresos, VF ha completado este segundo trimestre del año disparando sus pérdidas hasta los -118,43 millones de dólares. Una cantidad muy alejada del beneficio neto por valor de 464 millones de dólares que la compañía lograba recoger durante el mismo periodo del pasado año, y de hasta inclusive los 256,72 millones del del complejísimo ejercicio de 2020. Siendo igualmente un resultado que deja a la compañía muy alejada del beneficio de hasta 649 millones de dólares que lograba reunir durante los mismos tres meses del ejercicio de 2019.

“El equilibrado balance de VF del segundo trimestre demuestra la resiliencia de nuestra cartera de marcas frente a un mercado global cada vez más perturbado”, entraba a valorar Steve Rendle, presidente y director ejecutivo de VF, a través de unas declaraciones hechas públicas por la propia multinacional estadounidense. “Nuestra bien estudiada cartera de marcas icónicas y deseadas”, añade Rendle, “continúa beneficiándose del empuje que experimentan los sectores de la moda outdoor, deportiva, streetwear y para el espacio de trabajo, mientras que de manera activa abordamos de manera paralela los desafíos que a corto plazo afectan a Vans”, así como los derivados de “las interrupciones relacionadas con el Covid en China” y de los provocados por los “vientos en contra que soplan en el ámbito macroeconómico y geopolítico” y que, estima el director ejecutivo de VF, “han generado una tremenda incertidumbre para todas las empresas y consumidores”.

Caída de ventas generalizadas en todas las regiones

Profundizando en el comportamiento demostrado por la multinacional a lo largo de este su segundo trimestre de ejercicio, por mercados, los ingresos de VF cayeron en todas y cada una de las regiones en las que opera la compañía. Que de este modo, y para este trimestre, terminaba generando en las Américas, su principal mercado, unas ventas totales por valor de 1.754 millones de dólares (-3 por ciento con respecto al año anterior); en EMEA unas ventas por 932,4 millones de dólares (-4 por ciento); y en la región del APAC unos niveles de facturación por valor de 394 millones de dólares (-6 por ciento).

Mientras tanto, y sin malos resultan sus valores de facturación por mercados, por áreas de negocio tampoco terminan de ser especialmente positivas las cuentas de la multinacional, que experimenta un retroceso de sus niveles de ingresos en la práctica totalidad de sus principales marcas comerciales. Pudiéndonos encontrar a este respecto con una Vans cuyas ventas se han contraído hasta los 952 millones de dólares (-13 por ciento), logrando mantenerse con este ajuste como la principal marca comercial por volumen de negocio de la multinacional, pero seguida ya muy de cerca por una The North Face con unas ventas que ascendieron hasta los 950,8 millones de dólares (+8 por ciento). Siguiendo en esta relación, nos encontramos en tercera posición con una Timberland que llegó a generar unos ingresos por valor de 524,2 millones de dólares (-4 por ciento), y finalmente por una Dickies que lo hizo por unos 186,4 millones (-19 por ciento). Terminándose ya de completar las cuentas de la compañía con la suma del conjunto de sus otras marcas “menores”, con las que llegó a sumar un total de 467,1 millones de dólares (+4 por ciento).

Ajuste, a la baja, de sus estimaciones de beneficios

A la vista de estos resultados, y partiendo de esas incertidumbres y de esas tensiones inflacionistas que la compañía no espera que se disipen en lo que resta de ejercicio, desde la dirección de VF han confirmado sus perspectivas en materia de ingresos para este ejercicio de 2022, anunciadas tras la presentación de su último “profit warning” el pasado mes de septiembre. Una guía sobre la que no obstante, puntualizan ahora, han decidido revisar, a la baja, sus estimaciones de beneficios. Ajuste que realizan para reflejar el mayor impacto negativo del esperado resultante de los tipos de cambio en moneda extranjera, así como la existencia de unos mayores niveles de inventario, fruto de la contracción del consumo, en lo que estiman que terminará provocando un considerable aumento de la actividad promocional dentro del mercado de la moda. Una suma de disrupciones frente a las que la compañía ya está tratando de luchar de manera activa, a través de las distintas iniciativas que están empezando a poner ya en práctica como consecuencia de la implementación de su nuevo plan estratégico a cinco años.

“En el corto plazo, a la luz de este entorno desafiante, estamos actuando de manera proactiva para generar mayores ingresos durante el resto del año, mientras protegemos la rentabilidad al controlar estrictamente todas las partidas de gastos no estratégicos”, detalla Rendle. Mientras que, con la mirada ya puesta en el medio y largo plazo, “confío en nuestra capacidad para cumplir con nuestros objetivo y para maximizar el potencial de todas nuestras marcas, cuando mejore el entorno”. Para dar cumplimiento a esas pretensiones, “nos mantendremos enfocados en las cosas que realmente podemos controlar, y continuaremos aprovechando el modelo comercial único de VF y nuestras fortalezas competitivas para impulsar un crecimiento constante, sostenible y rentable”.

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