Fallece Antony Price, el diseñador de las estrellas del rock
El hombre que puso la moda en el mapa de la industria musical ha fallecido este martes: Antony Price. Desconocido para el gran público, pero no por ello menos querido. Tenía 80 años.
En los años setenta, el sastre británico puso a las superestrellas del grupo Roxy Music en el centro de todas las miradas con su impecable sastrería a medida, tan emocionante como aquella época vibrante y vanguardista. También vistió a los iconos pin-up de las portadas de los discos: Amanda Lear, Marilyn Cole, Jerry Hall. Lo hizo tan bien que, por primera vez, el nombre del diseñador apareció en los créditos de los álbumes.
En una entrevista con Vogue Business, el cineasta y productor Baillie Walsh, un protegido de Price, lo describe como alguien que vivía en su propio mundo y no tenía los pies en la tierra. Precisamente por eso, fue capaz de crear nuevos mundos de fantasía teatral que la era del disco y el funk demandaba. Figuras como David Bowie y Mick Jagger podían ser ellos mismos con una creación de Price. Lo mismo ocurría con las supermodelos de los años ochenta y noventa, que prácticamente todas vistieron alguna de sus prendas en algún momento.
Nadie sabía quién era realmente Price, un hombre a menudo silencioso e inseguro con su propio trabajo, afirma Walsh. Desde la sombra, supo dar un toque contemporáneo al “glamour”, basándose en los sólidos principios de diseño de la sastrería. El punto álgido de su carrera llegó con la apertura de Plaza, su futurista tienda en King’s Road (1979), donde la ropa salía literalmente de la pared después de pedir la talla correcta.
Price también se encargó del interiorismo de la boutique, diseñó el logotipo y los anuncios con el eslogan que pasaría a la historia: “Clothes for studs and starlets”. Con ideas tan visionarias, Price es a menudo considerado un precursor de lo cult y lo camp.
Su última aparición glamurosa fue en el desfile de la firma británica 16Arlington, para la que diseñó una colección junto al director creativo Marco Capaldo. En él desfilaron exclusivamente supermodelos, incluida Lilly Allen —que supuso su debut en la pasarela—, con un conjunto de cóctel negro azabache con toques de varieté. Parecía querer decir que deseaba continuar, tras una pausa de treinta años en el diseño. No pudo ser.
Las reacciones a su fallecimiento revelan que Price nunca interpretó un papel: simplemente era él mismo, y también un amigo leal para, entre otros, el sombrerero Philip Treacy y la banda británica de new wave Duran Duran. Estos últimos escribieron en Instagram: “Fue un diseñador de moda visionario con una habilidad técnica inigualable. Nadie hacía el ‘glam’ mejor que Antony”.
Este artículo fue originalmente publicado en otro idioma dentro de la red internacional de FashionUnited y después traducido al español usando una herramienta de inteligencia artificial.
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