América Latina jugó con los contrastes en las pasarelas de París
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Moda
Diseñadores de Colombia, Chile y Brasil jugaron a oponer antagonismos de formas, materias y códigos este lunes al presentar sus colecciones de moda femenina otoño-invierno en París.
Atada o liberada con Cortázar
El colombiano Esteban Cortázar diseñó una colección colocada explícitamente bajo las señales contradictorias de "libertad y restricción". Este antagonismo se manifiesta por ejemplo entre una parte superior de cuero con efectos de calado que dejan ver el cuerpo y una falda que ciñe la parte inferior con efectos de bandas oblicuas que recuerdan vendas o reminiscencias del 'bondage'.
"La oposición de ideas está presente en las relaciones instintivas entre forma y tela, creando piezas híbridas que hablan de la inmediatez del mundo actual", indica una nota a los invitados. Los contrastes de códigos masculino y femenino es un ejercicio muy practicado esta temporada. Con Cortázar trae efectos sensuales marcados. En un par de modelos, el colombiano osa incluso reinterpretar la pieza definitivamente más varonil del guardarropa masculino: el suspensor de los deportistas, con sus bandas elásticas blancas, que agrandadas sujetan (...) al tronco femenino.
En tonos blanco, marrón, verde acero, fucsia o azul eléctrico, la colección incluye algunas piezas más clásicas, como tapados con cuello de piel, pero siempre con un detalle sutilmente subversivo.
Contraste de materias con Pizarro
Instalado en París hace más de dos décadas, Octavio Pizarro es el diseñador chileno con mayor visibilidad en Francia y una sólida clientela establecida en Chile y Europa.
Los códigos desarrollados a lo largo de su carrera incluyen el 'art deco', la geometría, volúmenes redondos y triángulos, que ya forman parte de un lenguaje reconocible por sus seguidoras. "Ya no trato de experimentar con nuevas búsquedas", explica a la AFP en el estudio parisino donde presentó su colección, a dos pasos del Museo del Louvre.
Pizarro acaba de recibir el mes pasado el Gran Premio de la Ciudad de París por su obra creativa, galardón que significó un reconocimiento a partir del cual espera pasar a otro nivel de desarrollo. "Ahora es necesario que la colección crezca, que la marca perdure en el tiempo, que tengamos más puntos de venta y una oficina central en París", dice. Antes de pensar en desfiles, Pizarro anticipa que esta notoriedad le permitirá ampliar el volumen de ventas, potenciado por la reciente apertura de una tienda 'online' para Francia y Chile.
Para el otoño invierno boreal, presentó una colección de prêt-à-porter que prolonga la anterior de alta costura, aunque con más acento en la malla, de varios tipos, desde la alpaca al mohair. Algunas materias hechas a mano contrastan con las fabricadas mediante las técnicas más recientes, holgadas las primeras y las últimas más ajustadas al cuerpo. Hay una inspiración de "patchwork" que también juega a contraponer materias nobles y sintéticas en abrigos o tejidos.
Ataca el 'hombre lobo'
Para el segundo desfile parisino de su marca Neith Nyer, el estilista brasileño Francisco Terra apeló a un recuerdo de infancia sobre un juego de cartas de un hombre-lobo que ataca a un pueblo. En la pasarela desfilaron todas las víctimas, desde la panadera hasta la burguesa, pasando por la vidente y la bruja. Alternaron en el desfile algunos chicos-lobo y no faltó algún aullido en la banda sonora.
Tela de vaquero, pieles, calzas de lana y superposición de piezas rememoran los años 1980 que inspiraron al creador de 32 años de edad. Las formas son redondeadas en los volúmenes de los hombros. La más rebelde desfiló fumando. Entre los accesorios más notables hubo enormes aros de metal plateado, para ambos sexos.
"Esta es una colección mucho más madura que la anterior", dijo Terra a la AFP tras el desfile, realizado en un garage de estacionamiento del este de la capital. "Me tomé mucho más tiempo para pensar en las formas y los cortes", dijo el creador nacido en Belo Horizonte y que ha vivido en Nueva York, Suiza y varias ciudades de Asia, además de trabajar en París en los talleres de Givenchy y Carven. (AFP)