Artesanos egipcios se abren camino hacia mercados mundiales del lujo
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Cada vez más marcas de lujo egipcias aprovechan la artesanía tradicional, desde el diseño de joyas hasta la confección de alfombras, para dar a conocer al mundo las antiguas riquezas culturales del país.
En una época de globalización y producción en serie, la joyera Azza Fahmy se hizo un nombre con sus creaciones únicas inspiradas en el arte y la arquitectura islámicos.
La septuagenaria declaró a la AFP que sus joyas de oro y plata, a veces engastadas con piedras preciosas, "concuerdan con la identidad" de sus clientes egipcios.
Hoy, más de 50 años después de su debut, sus piezas adornan incluso las manos de la reina Rania de Jordania o el cuello de la cantante de pop Rihanna. Hend el Kahhal, que dirige junto a su hermano Mohamed la empresa de alfombras artesanales Kahhal Looms, afirma que quería "colaborar con diseñadores para dar un toque contemporáneo a motivos faraónicos”.
"Desde el tinte hasta el telar, todo se hace a mano", explica en la azotea de la fábrica familiar, donde se secan las creaciones de lana y seda. En Egipto, "tenemos la suerte de contar con 6.000 años de historia", afirma Goya Gallagher, que lleva 25 años en el país, donde fundó Malaika, que produce ropa de hogar de alta gama diseñada por ella.
"El principal reto es conseguir que los productos sean atemporales, estén bien hechos y sigan siendo artesanales", afirma desde su fábrica, en los suburbios occidentales de El Cairo.
Pero el camino de estas marcas no es fácil. El primer reto es la formación, ya que la reserva de artesanos cualificados está disminuyendo, pues las nuevas generaciones se ven en general más atraídas por la educación tradicional. "La formación de los artesanos sigue dependiendo principalmente de la educación informal, como el aprendizaje", indica Dina Hafez, consultora en ingeniería cultural.
Diferentes normas de venta, presentación y comercialización
Fahmy quería "buenos diseñadores, mentes creativas que recibieran una educación de calidad y artesanos cualificados que entendieran la visión del diseñador". Por eso creó su propia fundación. Para formar a los joyeros del mañana, se asoció con la universidad estadounidense de El Cairo.
Por su parte, Malaika forma a mujeres marginadas en cinco técnicas de bordado, a través de una estructura situada en el centro histórico de la capital denominada Threads of Hope.
Esas mujeres le venden su trabajo principalmente a Malaika, pero también a otros clientes de la industria textil y de la moda. A parte del reto que supone la formación, otro desafío viene de las reiteradas devaluaciones de la libra egipcia, que bloquean periódicamente la importación de materias primas. Además, a la hora de exportar, los productores egipcios se encuentran en una situación de competencia asimétrica con las marcas internacionales.
"El sector no está estructurado, necesitamos un verdadero ecosistema. De momento, se basa en iniciativas personales", resume Hafez. "Marruecos y Turquía, dos países donde las oportunidades y los obstáculos son similares a los que se encuentran en Egipto, consiguieron imponer sus creaciones en la escena internacional", señala.
"En Egipto no hay industria del lujo. Hay marcas que intentan establecerse en el extranjero, pero lleva tiempo. Porque tienen que aprender las reglas del juego sobre la marcha en un mercado bien establecido en otros países pero incipiente aquí, donde las normas de venta, presentación y comercialización distan mucho de ser la norma", destaca Fahmy.
La ONUDI, la oficina de desarrollo industrial de la ONU, califica de "limitados y esporádicos" los esfuerzos de las autoridades para apoyar al sector.
En 2013 se creó un consejo de exportación de artesanía, "pero no es seguro que las autoridades sean conscientes del poder de atracción que pueden tener los diseñadores", afirma la consultora Dina Hafez.
"Los presupuestos limitados y la burocracia no facilitan las cosas. Tampoco las normativas aduaneras, que cambian con mucha regularidad", explica la especialista.
A falta de poder enviar sus mercancías lejos de Egipto, estos diseñadores tienen un pie dentro de lo que Mohamed el Kahhal llama el "escaparate de la pericia egipcia": el nuevo Gran Museo de El Cairo. Pues, si bien los turistas todavía no pueden acceder a las galerías de egiptología, sí que pueden hacerlo a las tiendas de artesanía de lujo, que ya abrieron. (AFP)