Cirílico y "gopniks", cuando el estilo moscovita se pone de moda
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Quizá el estilo ruso no haya sido nunca símbolo del glamur pero la apariencia de la juventud moscovita, a la última, se está abriendo hueco en la globalizada industria de la moda y en los podios de las grandes marcas del prêt-à-porter.
Los consumidores de todo el mundo se vuelven locos por las camisetas con lemas en alfabeto cirílico vendidas por cadenas como Urban Outfitters o Topman. Y creadores como Gosha Rubchinskiy o Andrei Artiomov se han hecho un nombre llevando el estilo "post-soviético" a las semanas de la moda de París, Londres o Nueva York. Este estilo, muy exitoso entre los jóvenes hipsters, combina camisetas estampadas, bufandas de fútbol, tejanos rotos y marcas de ropa deportiva. Sus orígenes beben de la cultura "gopnik", que significa algo parecido a lo que en castellano se denominaría "gentuza" o "chusma" y que designa a la juventud popular y ociosa en chándal y suéter con capucha que emergió tras la caída de la URSS en 1991, y hoy revisitada por los creadores de moda de la capital rusa.
Durante los años que siguieron al desmantelamiento de la Unión Soviética, los rusos eran "estudiantes" en términos de moda y sus gustos copiaban a los de los occidentales, considera Ilia Oskolkov-Tsentsiper, fundador del Instituto Strelka, que es a la vez gabinete de urbanismo, centro de formación y centro cultural, muy en boga, en el centro de Moscú. "Pero, poco a poco, el consumidor se ha vuelto más sofisticado. Ha viajado, lo que le ha dado un mejor acceso a la información, a las fotos, a la ropa, etc. y hemos asistido a la emergencia de une estilo urbano ruso", afirma. Oskolkov-Tsentsiper cita el ejemplo de Gosha Rubchinskiy, creador moscovita de 33 años que explora el estilo de las clases populares con su "glorificación del bandido de la periferia" de las ciudades. Según él, la tendencia está fomentada por un interés creciente sobre Rusia a causa del lugar que ha ocupado en la actualidad de los últimos años, desde la anexión de Crimea a las acusaciones de injerencia en las elecciones estadounidenses.
Cinismo e ironía
Serguei Pakhotin, fundador de la marca Sputnik 1985, también opina que el clima político ha jugado un papel en el resurgimiento de la moda rusa en Occidente. Su tienda, pese a estar escondida en un patio trasero del centro de Moscú, atrae a muchos visitantes extranjeros que han oído hablar de la marca por internet. La ropa de Sputnik 1985 asocia la imaginería soviética con una cierta ironía si bien, en la tienda, pocos clientes han conocido la URSS, pues la media de edad no supera los 25 años.
A la venta por 1.500 rublos (22 euros), una camiseta lleva estampadas imágenes de bailarinas del "Lago de los cisnes" y el número 1991, en referencia al ballet que la televisión retransmitió durante el golpe de agosto de 1991 antes de su anuncio oficial. Serguei Pakhotin, nacido en el oeste de Bielorrusia unos meses antes de la catástrofe nuclear de Chernóbil, que afectó particularmente a esta región, se divierte incluyendo símbolos de radiactividad en sus creaciones. "Quizá las radiaciones tuvieron un efecto en mí y quizá eso afectó a Sputnik", bromea. Ilia Oskolkov-Tsentsiper ve en ello un "cierto tipo ruso de cinismo, de ironía o de humor" que "la gente que no haya crecido necesariamente en Rusia puede entender".
'Más estilo que en Europa'
Delante de la modernísima tienda-bar-restaurante moscovita Denis Simachev, donde una camiseta con la imagen del oligarca y multimillonario Roman Abramovitch se vende por más de 70 euros, Jenia Popova, una clienta, es tajante: los moscovitas tienen hoy "más estilo" que los jóvenes europeos. La juventud privilegiada del centro de Moscú "hemos parado de llevar una sola marca y pensar: 'sí, llevo Chanel, es verdaderamente genial'", explica esta mujer de 32 años. Los jóvenes modernos "han empezado a vestirse con un estilo más contemporáneo, a mezclar, a combinar ropa del mercado de masas con piezas de creadores".
Sin embargo, Alexandre Selivanov, fundador de la marca Code Red, considera que el estilo occidental sigue influyendo más en Rusia que al revés. Los creadores locales se han hecho importantes en el extranjero aliándose con marcas occidentales, explica, poniendo como ejemplo la colección diseñada por Gosha Rubchinskiy con la marca japonesa Comme des Garçons. "Gracias a Rubchinksiy, Occidente ha empezado a interesarse por lo que se hace aquí", dice Selivanov. "Y mientras que ellos [los occidentales] miran, hay que aprovechar para avanzar muy rápido y hacer contactos". (AFP)
Foto: Yuri KADOBNOV / AFP