Greenpeace está desintoxicando la industria textil
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En 2011, Greenpeace lanzó una campaña para reducir los químicos peligrosos de la fabricación de prendas de vestir a las vías fluviales del mundo. El objetivo era lograr contaminación cero para el año 2020.
80 marcas y proveedores internacionales asumieron el desafío, entre ellos las marcas de lujo, los conglomerados de moda high street, ropa deportiva y proveedores de equipamiento al aire libre y una gran cantidad de minoristas.
A medida que se acerca el año 2020, Greenpeace publicó un informe que comunica el progreso y los desafíos hasta la fecha.
Dirty Laundry
La iniciativa comenzó después de la investigación de Greenpeace de un año de duración, que expone vínculos ocultos entre las instalaciones de fabricación de textiles en China, que descargan sustancias químicas peligrosas en el agua, y marcas internacionales como los gigantes de ropa deportiva Nike y Adidas. Greenpeace publica el informe 'Dirty Laundry' y lanza una campaña de desintoxicación en julio de 2011.
Nike y Adidas acordaron ser los primeros campeones de agua limpia al asociarse con sus proveedores y eliminar todos los productos químicos tóxicos, persistentes y que alteran las hormonas de sus productos y procesos de producción. El primer paso para las empresas que firmaron el compromiso de Detox fue establecer una lista negra de sustancias químicas peligrosas, conocida como MRSL (Manufacturing Restricted Substances List. En español: Lista de Sustancias Restringidas para la Fabricación) prohibidas en todas las etapas de fabricación, con ambiciosos plazos de eliminación y niveles objetivo en aguas residuales. El ZDHC (Zero Discharges of Hazardous Chemicals. En español: Cero Descargas de Productos Químicos Peligrosos), creada como una respuesta colectiva para las marcas, se ha convertido en un programa significativo a lo largo de los años, con el potencial de ampliar la hoja de ruta de Detox al resto de la industria textil y de la confección y mantener el ritmo para el cambio.
Una industria escéptica
El llamado de Greenpeace a la responsabilidad corporativa y la demanda de transparencia en la descarga de químicos peligrosos por parte de las fábricas, fue originalmente recibido por muchos en la industria con escepticismo. Sin embargo, miles de personas apoyaron la campaña instando a las marcas deportivas a actuar. Como resultado, Puma se convirtió en la primera marca en inscribirse en un "compromiso de desintoxicación". Pronto le siguieron Nike y Adidas. Poco después, H&M se convirtió en la primera de muchas marcas de moda en comprometerse con Detox.
Consumo excesivo
La campaña Detox ha establecido el estándar para abordar los productos químicos peligrosos en la cadena de suministro de textiles, estableciendo objetivos y transparencia en el rastreo de insumos y emisiones de productos químicos peligrosos. Ha desencadenado cambios en las políticas y una gran cantidad de nuevas iniciativas y herramientas que podrían facilitar el enfoque Detox en toda la industria. Sin embargo, el progreso podría verse menoscabado si los actores importantes no reconocen que el exceso de consumo de textiles es el problema más grande que debe abordarse.
"Se prevé que el consumo de ropa aumente de 62 millones de toneladas en 2017 a 102 millones de toneladas en 2030, un aumento del 63 por ciento".
El crecimiento de la moda rápida estimuló un aumento en el uso de poliéster, que ahora representa el 60 por ciento de la ropa en todo el mundo, pero se prevé que casi se duplique para 2030. El poliéster es el talón de Aquiles de la moda, contaminando ríos y mares incluso cuando se usa, con solo una prenda liberando hasta 1 millón de fibras microplásticas en un solo lavado.
¿Llegaremos a cero descargas para el 2020?
Greenpeace afirma que la implementación de la hoja de ruta hacia cero es verificable. El apoyo a la campaña Detox, desde los amantes de la moda hasta los entusiastas del aire libre, también ha demostrado que los ciudadanos de todo el mundo se preocupan por cómo se fabrican sus productos y demandan activamente un cambio en la industria.
Greenpeace afirma que continuará apoyándolos en esta búsqueda, junto con otras organizaciones que piden una industria de la ropa más justa que aborde las condiciones laborales y las injusticias sociales y ambientales.
Aún se necesitan muchos cambios para que esto ocurra y para abordar el gran y creciente problema del consumo excesivo, que multiplica los efectos negativos de la ropa, incluidos los productos químicos peligrosos, la contribución de las fibras microplásticas a la contaminación oceánica, los desechos y las emisiones de gases de efecto invernadero.
Este artículo fue escrito originalmente para FashionUnited.uk. Traducido y editado por Alicia Carrasco Rozas.
Créditos fotográficos y de historia: Informe de Greenpeace Destination Zero: Seven Years of Detoxing the Clothing Industry