Gustavo Lins presentó una colección de alta costura inspirada en su Brasil natal
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Con una colección primavera-verano que evoca a su Brasil natal, Gustavo Lins regresó este martes a la pasarela de la alta costura en París, una apelación exclusiva que sólo comparten un puñado de diseñadores en el mundo. "Hoy hace exactamente 28 años que llegué a Europa, un 27 de enero de 1989", contó a la AFP el diseñador oriundo de Belo Horizonte, tras el desfile organizado en los salones del Museo de Artes Decorativas, en el palacio del Louvre.
Descendiente de una familia de europeos emigrados a Brasil en el siglo XVI y que mezclaron su sangre con la de los indígenas, Lins explicó que "todo eso afloró en esta colección, en los arcaísmos de las piedras preciosas o inspirada en la fluidez del aire, el agua y los caballos de los campos de Brasil". Muy ondulante, la colección de Lins -que el año pasado estuvo ausente de los desfiles parisinos- incluyó formas envolventes y suaves. Los abrigos se llevan sin acartonamiento, casi como si fuesen una bata.
Lins abrió su colección a modelos masculinos con confortables sobretodos de amplias solapas y un poncho de lana. "Hay una verdadera diversidad entre hombres y mujeres, muchas prendas de hombres las llevan las mujeres y viceversa: había voluntad de mi parte de mezclar los géneros", dijo. Tras su llegada a Europa hace casi tres décadas, Gustavo Lins se instaló en París donde en 2004 fundó su marca de prêt-à-porter, antes de ser admitido además en la alta costura, primero como miembro invitado y luego como miembro permanente, a partir de 2011.
Arquitecto de formación, se inició a la costura en los talleres de John Galliano, Kenzo y Jean Paul Gaultier, entre otros. En total, 24 casas de alta costura -14 en la lista oficial que incluye a Lins y el resto como invitados especiales- desfilan esta semana en París. Contrariamente a las semanas del prêt-à-porter organizadas en Nueva York, Londres o Milán, París es la única capital de la moda que organiza desfiles de alta costura, dos veces al año, en enero y julio.
Un club muy exclusivo
Esta especificidad parisina está protegida jurídicamente por una apelación atribuida por una comisión del ministerio de Industria francés en función de criterios muy precisos. Recompensa en particular el trabajo hecho a medida en los talleres del diseñador.
Confeccionada a mano, implica por lo general materias excepcionales, con bordados o encaje, acompañadas de piedras preciosas o accesorios. Lins dijo que considera la alta costura "como un laboratorio de investigación y de observación, de 'savoir-faire' y de excelencia". En 2012, incluyó por ejemplo en su desfile un vestido realizado con porcelana de Sèvres.
Las casas de moda francesas más prestigiosas, Christian Dior y Chanel, dicen tener cada una unas 1.000 clientas de alta costura. "Antes de la Primera Guerra mundial, el primer cliente de la alta costura en el exterior era Inglaterra y el segundo Argentina", explicó a la AFP Didier Grumbarch, expresidente de la Federación francesa de la costura. Estados Unidos apenas llegaba en sexto lugar detrás de Suiza, pero después de la guerra las norteamericanas pasaron al primer puesto, que hoy comienzan a disputarle mujeres acaudaladas de China, India u Oriente Medio. "La clientela de la alta costura se ha extendido", comentó Grumbach. "Hay muchas más clientas que en los años 1960, pero también compran prêt-à-porter", agregó el experto.
Gustavo Lins dijo a la AFP que además de su marca de prêt-à-porter actualmente tiene en total "unas 15 clientas" para sus modelos de alta costura, que visitan su taller parisino desde Rusia, Kazajistán, Estados Unidos o Alemania. (AFP)