La alta costura nigeriana llega al norte musulmán del país
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El modista Ibrahim Aminu lanzó su línea de ropa hace ocho años con un vestido diseñado para su hermana. Los pedidos llegaron "en un abrir y cerrar de ojos", y House of Haya se convirtió en la única casa de alta costura en el norte conservador de Nigeria.
En la Semana de la Moda de Lagos, la capital económica del país, donde el champán y la cerveza forman parte de la fiesta, la colección del joven creador llama la atención. Las pasarelas acogen las nuevas colecciones de creadores de todo el continente africano. Los vestidos son transparentes, las modelos no llevan sujetador, y los escotes son tan pronunciados que en ocasiones caen por debajo del pecho.
Es imposible imaginar semejantes diseños en el estado de Kaduna, del que es originario Ibrahim Aminu. En esta región, donde se aplica la sharía, la ley islámica, las mujeres son "púdicas", dice. "Púdicas quiere decir que ejercen su belleza en el límite que se imponen", explica. "Cada cual fija sus límites según su cultura, su religión. Para algunas mujeres es el pantalón corto ajustado, la falda por debajo de la rodilla; para otras, es cubrirse los brazos".
Él respeta los "límites" de la cultura hausa, una etnia del norte de Nigeria, pero ignora las críticas de los imanes rigoristas o de los que dan sermones religiosos. "El islam no prohíbe la belleza. No es contrario al islam el hecho de ser elegante y hermosa en su casa o fuera de ella".
Alta burguesía del norte
Hijo de un exgobernador en tiempos de los regímenes militares, Aminu forma parte de la alta sociedad nigeriana. A su alrededor, la gente viajaba a Dubái, Arabia Saudí o Europa para vestirse antes de ocasiones especiales.
House of Haya cambió sus costumbres. "Hace cinco años ya teníamos 1.000 clientes. Hoy ni siquiera los cuento", dice su fundador, con una calma desconcertante en un hombre de 32 años. No es la primera vez que acude a la Fashion and Design Week de Lagos, una importante cita para la moda africana que, según los expertos, está destronando a la de Johannesburgo en Sudáfrica como líder de tendencias en el continente.
El joven acaba de entrar en la lista de los 10 diseñadores más importantes del evento, según el canal estadounidense CNN. Pero la noticia lo deja indiferente. Ya tiene experiencia. "Los dos últimos años estaba muy estresado, pero ahora estoy bien. Los vestidos están listos. Sólo falta esperar a las reacciones del público".
Las modelos filiformes desfilan con vestidos hausas largos y holgados, en tela verde esmeralda o violeta eléctrico, levemente ceñidos a la cintura por una franja de color en wax, una tela típica del oeste de África. Cada pieza de la colección cuesta unos 3.000 dólares.
Reina de Jordania
Al diseñador no le gustan las etiquetas. Rechaza que le digan que hace "moda islámica". "¿Por qué no podrían hacer ropa hausa las cristianas? ¿Y por qué no podrían vestir ropa cristiana las musulmanas, al menos en el círculo familiar?".
En Nigeria, los hombres de las etnias igbo, yoruba y hausa intercambian sin problemas sus trajes tradicionales. Aminu espera ser el pionero de esa tendencia con las mujeres. Su nuevo objetivo es exportar su colección a Dubái, a Arabia Saudí y a Europa. El adolescente que soñaba con ser el multimillonario más joven del país desea ahora vestir a la reina de Jordania.
En Kaduna, capital económica de su estado, vio hundirse a la industria textil, y las inmensas fábricas no sobrevivieron a los cortes de luz ni a la competencia de China. Su empresa apenas contrata a unas 50 personas, una cifra escasa si se compara con las decenas de miles de obreros que perdieron su empleo en la región. Pero Aminu ha abierto una academia para formar a jóvenes diseñadores en Kaduna. "Hay que alentar las iniciativas en la moda", asegura. "Es el futuro, hay un mercado extraordinario". (AFP)
Photos: Pius Utomi Ekpei / AFP