La moda y el Brexit, como perro y gato
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"ANULEN EL BREXIT", exhorta un mensaje inscrito en una camiseta de la diseñadora británica Katharine Hamnett. La salida del Reino Unido de la Unión europea, prevista dentro de seis semanas, desespera a los creadores de la moda y ensombrece su vida cotidiana.
"Fue una reacción espontánea" al resultado del referéndum del 23 de junio de 2016, dice Katharine Hamnett a la AFP, antes de la apertura el viernes de la Fashion Week de Londres. La creadora alude a esa camiseta en venta en internet, que forma parte de una colección donde figuran también otros eslóganes como "La moda detesta el Brexit" o "¡Un segundo referéndum, ya!"
¿Por qué tanto odio? Porque el Brexit será "una catástrofe para la economía, lo social, la cultura, la educación, el empleo, la seguridad y la defensa" dice la diseñadora, inagotable sobre los males que según ella va a provocar el 2 de marzo este histórico divorcio.
Katharine Hamnett no es un caso único: según una encuesta del gabinete Fashion Roundtable, el 96% de los profesionales del sector votaron por mantener al Reino Unido en el bloque europeo.
Esta hostilidad casi unánime ante el Brexit ilustra el tropismo eurófilo de los medios culturales británicos, aunque también los temores de una industria dependiente del comercio internacional.
Miedo al "no deal"
Como otros sectores de la economía británica, la moda teme un Brexit sin acuerdo con Bruselas, un "no deal" que sometería las relaciones económicas entre la UE y el Reino Unido a las reglas de la Organización mundial del comercio (OMC), menos ventajosas que el actual dispositivo basado en la libre circulación de bienes.
En esa hipótesis "habría un riesgo de alza de derechos de aduana de las mercancías" y su "circulación podría retrasarse (...) por el aumento de declaraciones en aduanas" subraya Samantha Dover, del gabinete de estudios Mintel.
Una mala perspectiva para los creadores que necesitan flexibilidad para trabajar con París o Milán, o simplemente para exportar sus producciones al Viejo Continente.
El peso pesado de la moda británica Burberry, al presentar sus últimos resultados, cifró en "decenas de millones" de libras por año los costes vinculados con el aumento de los derechos de aduana.
Pero "no hay solamente dificultades técnicas" asegura Lulu Kennedy, directora de Fashion East, creador de talentos. "También está el mensaje (que manda el Brexit): la idea de que los británicos no queremos trabajar con los demás, que no formamos parte de la familia europea".
'A cualquier precio'
Por ello, no es extraño que en estas circunstancias el British Fashion Council (BFC), organizador de la Fashion Week, tome claramente posición en favor de un nuevo referéndum para evitar una ruptura con la UE sin acuerdo, un escenario a evitar "a cualquier precio".
Ante esos riesgos, algunos ya han empezado a reorganizar sus actividades mediante deslocalizaciones hacia países de la UE, para poder conservar las ventajas del mercado único y de la unión aduanera.
"Hemos tomado medidas (...) muy pronto, de forma que todo el desarrollo, la fabricación y la logistica de nuestros productos están ahora en Italia", dice Katharine Hamnett.