La top model Karen Elson: “En el mundo de la Alta Costura existe fetichismo sobre los cuerpos preadolescentes”
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“Tener hambre no debería ser un indicativo de que uno tiene éxito”, asegura Karen Elson, top model británica que saltó a la fama a mediados de los años 90, haciendo pasarelas para Marc Jacobs, Jean-Paul Gaultier, Chanel, Versace, YSL, Alexander McQueen, Dior, Anna Sui, Gucci, y Moschino, y apareciendo en las portadas de las revistas internacionales más prestigiosas. Organizó su primera sesión de Model Mentor Zoom, en la que habló con franqueza, junto con otras ex modelos, así como agentes de casting, y profesionales legales especializados, sobre la frecuente humillación física y el abuso psicológico dentro de la industria de la moda.
Elson explica como, a los 18 años de edad, le aconsejaron tener más relaciones sexuales y que dejara de tomar anticonceptivos porque le hinchaban demasiado. Las amenazas veladas y los sobornos de pago por cada kilo perdido y el miedo constante a presentarse en el trabajo, preguntándose si alguien iba a comentar su peso, le llevaron a tener una relación problemática con la comida. Lo que es más preocupante es que los consejos mencionados procedían de los que supuestamente estaban pendientes de ella dentro de la industria.
”Mi relación con la comida probablemente nunca volverá a ser lo que se considera como normal”, comentaba Elson a sus invitados a través de Zoom, exponiendo abiertamente su sentimiento de vergüenza y bochorno si la descubrían comiendo. Pero ella no es la que debería sentir vergüenza, sino la industria, y especialmente las altas esferas, que todavía se enorgullecen de esta cultura. “Te alaban por tu aspecto físico cuando estás en tu peor momento”, cuenta Elson.
La industria de la moda descuida la protección de modelos jóvenes
Recuperándose todavía de su trastorno alimentario, a los 40 y con dos hijos, Elson relata cómo la industria encasilla a las modelos. En su caso, la encasillaron a los 16, cuando empezó a desfilar. Todavía se espera que cumpla estos estándares. “En el mundo de la Alta Costura existe fetichismo sobre los cuerpos preadolescentes”, explica la modelo, “sobre el aspecto lánguiso y andrógino”. Dice que ha sido testigo del declive de muchas de sus compañeras que dejaron la industria devastadas, y que a día de hoy, desafortunadamente sigue viendo siluetas huesudas y con bastante pelo corporal, lo cual ella reconoce como signos de desnutrición.
James Scully, director de casting que se convirtió en defensor de los derechos de las modelos y denunciante de la mala conducta de la industria, recuerda cómo en cierta ocasión escuchó a un grupo de modelos comentando cuánto tiempo había pasado desde la última vez que tuvieron la regla. A pesar de que se ha elevado la edad mínima para poder desfilar, la industria se ha hecho complaciente, dice Scully, y no ve ninguna mejora significativa en cuanto al tratamiento de las modelos. Elson está de acuerdo y también cree que la industria debe hacer más al respecto, sugiere que el consejo de Diseñadores de Moda de América (CFDA) participe en conversaciones con diseñadores que siguen produciendo muestras exclusivamente en la talla zero. Históricamente, los diseñadores han culpado al tiempo y al coste extra que supone su falta de compromiso para fabricar varias tallas.
La humillación corporal y la industria de la moda
La sesión de Zoom contaba con la presencia de Christina Grasso, cofundadora de The Chain, una organización sin ánimo de lucro dirigida a mujeres que trabajan en moda, medios de comunicación, o entretenimiento, y que se enfrentan a trastornos alimenticios, como es el caso de Leanne Maskell, una ex modelo que, cuando fue descubierta a los 18 años, se le dijo que dejara de comer pan y perdiera ocho centímetros de caderas. Dejó de ser modelo para estudiar derecho y se convirtió en portavoz de los derechos de las modelos en Reino Unido. Maskell reconoció un desequilibrio de poder que daña a las mujeres, a su salud mental y que de alguna manera, se extiende a toda la sociedad para perjudicarla.
Karen Elson cree que la industria tolera cierto grado de mezquindad y acoso que no sería aceptable en ningún otro contexto. La conversación sobre la imagen corporal y los estándares imposibles de alcanzar que exige la industria, se sigue manteniendo en secreto, pero Elson espera cambiar esto al hablar francamente de sus experiencias. Describe cómo una vez un editor en una sesión fotográfica de moda gritaba por toda la sala llena de gente: “¡lo gorda que estás ahora!”. Desea que llegue un momento en el que una reconocida modelo de pasarela pueda ganar un par de kilos y seguir siendo aceptada. Aunque a veces sigue colaborando con diseñadores que han comentado su pasado de una manera cruel, sigue recordando cada palabra. De hecho, hace tan solo un año, un diseñador aceptó ajustar una prenda a su cuerpo, pero cuando vio el resultado, no pudo resistirse en preguntar: ¿“Podrías caminar sin mover la cadera?” La cintura distrae demasiado”.
La redactora de moda Jackie Mallon también es educadora y autora de ‘Silk for the Feed Dogs’, una novela ambientada en la industria de la moda internacional.
Este artículo ha sido previamente publicado por FashionUnited.COM, traducido y editado al español por Veerle Versteeg.
Imagen: FashionUnited