Tlatelolco se convierte en una colección
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México siempre ha sido una fuente de inspiración para Francisco Cancino. El diseñador ha reflejado en sus colecciones la historia del país, la obra de pintores y escritores mexicanos, la belleza natural de la tierra y sus raíces indígenas. Recientemente la Ciudad de México en particular ha sido la musa del creativo, y en su última colección lo confirma nuevamente.
De nombre "012: La última ciudad", se trata de la cuarta entrega dedicada a la Ciudad de México. La colección que Cancino presentó en la pasada Fashion Week México fusiona la tradición y la modernidad que distinguen a la ciudad. En particular, el diseñador se concentró en la zona de Tlatelolco, la cual ha sido un epicentro de momentos que han marcado la historia de México. Desde haber sido el lugar donde se realizó una de las más importantes batallas de los mexicas y los españoles durante la conquista, hasta el terremoto de 1985 cuando la zona de Tlatelolco fue una de las más afectadas. La manera en la que este lugar se ha levantado una y otra vez fue inspiración para Cancino, quien lo ve como un mensaje de resiliencia, de esperanza y de fuerza para no rendirse.
Tlatelolco es para la marca “la piedra prehispánica, la huella colonial y la utopía arquitectónica del siglo XX.” Y esto es lo que las prendas de la colección buscan reflejar, por lo que se mezclan siluetas contemporáneas y urbanas, con bordados y tejidos indígenas. Las piezas van desde aquellas con acabados que hablan de la herencia prehispánica, hasta otras con cortes y materiales incluso futuristas.
La colección cuenta la historia del sitio, por lo que también hay varias piezas que tienen una clara inspiración de los años sesentas, una década clave en la historia del lugar. Entre las prendas hay una importante carga de pantalones y sacos. En cuanto a pantalones, Cancino juega con la longitud de los mismos, algunos llegando hasta arriba del tobillo, así como con el volúmen, ya que hay una propuesta de pantalones oversize.
Gran parte de los vestidos incluso se propone sobre los pantalones, creando looks capa sobre capa en la parte inferior. Los vestidos en su mayoría son amplios y largos, ya sea con estampados, como un gran círculo naranja al centro, o con importantes texturas, como flecos u holanes. Pero también resaltaron aquellas propuestas más entalladas, en donde la textura vuelve a reinar con lentejuelas extra grandes.
Los materiales son clave en esta colección. Cancino incorporó una rica variedad de materiales y texturas en la colección, desde fibras naturales como cupro, tencel, lana, lino y algodón, hasta mezclilla y telas con acabados metalizados y lentejuelas.
Sin embargo, lo más destacado de la colección es la manera en la que se juega con las siluetas. El diseñador creó múltiples formas que incluso se conectan con la inspiración arquitectónica que inició la colección. Cuellos tipo chimenea, asimetrías, hombros que se extienden a los costados y terminan en punta, mangas abullonadas de gran volumen, faldas con múltiples capas y escotes que forman un círculo a la altura del pecho, son ejemplos de este juego de formas.
En cuanto a la paleta de colores, con el paso de tradicional a futurista en una sola colección, el diseñador creó looks totales en blanco y negro, pero también, conforme avanzó la colección comenzó a incorporar más y más color. Al principio degradados de blanco a azul, o estampados con bombas de color en naranja, y más adelante looks totales en morado obispo o lila, así como prendas color arena, azul cielo y gris oxford.