Crocs ya no puede caminar
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Arrogantes, llamativos, horteras… Este tipo de calzado provoca reacciones maniqueas entre quienes los observan. Despiertan odio o amor a partes igual, pero nunca indiferencia. Los diseñadores de moda los aborrecen, pero se han convertido en un auténtico furor a lo ancho y largo de planeta. En todas las clases sociales, a gran escala.
Su éxito ha ido de la mano del crecimiento económico hasta alcanzar ventas de 100 millones de pares en siete años.
*El año pasado, las pérdidas ascendieron a 185,1 millones de dólares, despidió a 2.000 empleados y empezó a mover los hilos para encontrar capital con el que hacer frente a varios millones de deuda*. Ahora se encuentra atrapada entre un excedente de calzado y sus auditores se preguntan si conseguirá mantenerse a flote. “Es una compañía zombie. Están muertos y no lo saben”, explica un gestor de Capital Partners al diario norteamericano.
La historia de Crocs refleja a la perfección la historia de expansión y contracción económica de Estados unidos. En 2006, en pleno “*boom”*inmobiliario, la compañía amplió capital y consiguió captar 200 millones de dólares. Aumentó la producción para satisfacer a una demanda hambrienta de sus populares zapatos.
Ahora que la crisis ha tocado hasta las empresas más fuertes del sector, las ventas se han paralizado y amenaza con el fin de un auténtico cuento de hadas. El de un calzado creado por tres viejos amigos de Colorado, que un día salieron juntos a navegar y los zuecos que llevaba uno de ellos les inspiró para dejarlo todo y poner en marcha un negocio en torno a esta prenda de vestir