Los Salones parisinos, en busca del equilibrio
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No hay errores que corregir, pero para que las próximas ediciones sean aún más exitosas, WSN se ha marcado el objetivo de alcanzar, de aquí a dos años, un 50% de visitantes extranjeros, con respecto al 32% registrado este año (es decir 21.286 entradas).
Esta tendencia se ha invertido en el Salón Internacional de Lencería (Eurovet), que experimenta un fuerte crecimiento internacional, con 18.604 visitantes, de los cuales un 59% proviene del extranjero, principalmente de Italia, seguida de Alemania y del Reino Unido. A pesar del contexto, la gran cita de la lencería es un verdadero éxito: “el ambiente general ha sido muy dinámico, lo que nos inyecta mucha esperanza”, confirma Hubert Lafont, Director General del Grupo Barbara.
“Se trata de nuestra primera participación en este salón y estamos absolutamente encantados con el número de clientes que ha visitado nuestro stand. Nuestros contactos de origen Europeo y de Oriente Medio han sido muy satisfactorios. La mayoría de los asistentes provenían de Francia, Bélgica, Alemania y España (…). Esperamos poder incrementar significativamente nuestras ventas en los próximos meses gracias a todos los contactos conseguidos en este salón”, comenta Stefan Breitbach de Skiny.
Asimismo, hay que destacar los expositores más creativos, los embajadores de la moda holandesa: “tras haber pasado el fin de semana entre Bijorhca, Who's Next-Prêt à Porter y Man, me ha sorprendido notablemente la presencia de numerosos talentos holandeses: Ineke Otte y Mecky Van Den Brink, por ejemplo, de Eclat de Mode”, asegura entusiasmada Amanda, del blog Mindalicious. “Los Países Bajos son ricos en marcas que solamente piden darse a conocer”, explica Stephen Waals de Wave-Up, la sociedad que está detrás de Green Orange, un escaparate cuyo fin es ayudar a las marcas holandesas éticas y ecológicas en sus iniciativas hacia la exportación. Una multitud de novedades que confirman que París es capaz de ofrecer un cierto espíritu de apertura, incluso en una época en la que el ‘Made in France’ se ha convertido en una causa nacional.
De nuestro corresponsal en París