Moda con ética: Ananda Pascual
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La sostenibilidad en un concepto muy amplio que abarca innumerables  disciplinas en pos de un objetivo común: establecer un modelo de vida  que sea perdurable en el tiempo,  sostenible. Esto pasa obligatoriamente  por un consumo más racional, y es aquí donde se encuadra Ananda  Pascual. Para nosotros un consumo más racional significa conocer el impacto de  nuestras compras. El comprador es el motor de la economía y su compra el  mejor voto. Con nuestras compras podemos seleccionar qué modelo  comercial o compañía perdurará. Ananda Pascual confecciona todas sus  prendas en talleres sociales que dan salida salarial a mujeres  marginales. Este es nuestro modelo y somos una marca de tendencia, nos  han publicado en Vogue, Elle, etcétera. Hasta la fecha, la moda social, o comercio justo, estaba encasillada en  un mercado muy reducido, donde el producto quedaba casi en segundo  plano. Nosotros queremos competir en el mercado natural de la moda, con  moda de tendencia, con buenos materiales, diseños modernos y precios  justos. Queremos que la moda sea sostenible, pero que siga siendo moda. 
 Trabajáis con tres ONGs, una en Camboya, otra en India y otra en  Perú. ¿Qué tareas realizan las personas de esas ONGs para vosotros? 
Estas ONGs nacen con el propósito de ayudar a mujeres en peligro de  exclusión, en estado de marginalidad o, como en el caso de Camboya,  niñas y mujeres que son víctimas del tráfico sexual. Una de las etapas  de ayuda a estas mujeres pasa por un periodo de formación, y uno de los  talleres al que pueden optar, es la confección. Con el paso de los años, estos talleres de formación dieron el salto y  pasaron a producir pequeñas colecciones para varios clientes, con el  objetivo de llegar a ser autosuficientes. Ananda Pascual es una de esas empresas que apuestan por producir en  estos talleres. Básicamente nosotros desarrollamos aquí los diseños, plasmándolos en  fichas técnicas, adaptadas muchas veces para que sean muy sencillas de  entender. Para cada colección viajamos a estos países y desarrollamos en  cada ONG las colecciones, empezando por los patrones, pasando por las  muestras y llegando hasta las primeras muestras de producción. Por lo tanto en estas ONGs realizan todo el proceso de producción, desde  el patronaje hasta la confección misma de la colección. 
 ¿Cómo has dado el paso desde Loewe e Inditex a trabajar con estas organizaciones? 
Ya conocía muchas organizaciones sociales de primera mano tras haber  trabajado en el pasado con ellas.  No fue un corte en mi carrera en la  industria convencional sino que siempre supe que ese era mi camino. Pero  tenía que hacerlo cuando pudiese realmente ser útil, cuando tuviera  todo el panorama de la producción textil industrial bien interiorizado  para asumir el gran reto de montar una empresa de moda nueva, con nuevos  modelos de producción, con nuevos actores, nuevos consumidores, nuevos  productos, nuevos tejidos. Previamente a Loewe e Inditex trabajé como diseñadora varios años en la  ONG Diseño para el Desarrollo (DPD). La labor de DPD es dar soporte  técnico a organizaciones de países en vías de desarrollo que dan salida  laboral a mujeres en situación de exclusión a través de la confección  textil. Estas organizaciones acuden a DPD para que les orienten el  producto o que hagan colecciones para ellos y así ser competitivos en  los países occidentales. Mis experiencias profesionales y personales durante estos años  trabajando con estas organizaciones en India, Nepal, Camboya, Brasil o  Kenia, fueron sumamente motivadoras y marcaron el resto de mi carrera y  mi vida. 
 Hay 
No, no lo es. El precio de producción en talleres de comercio justo con  producciones no masivas es prácticamente igual que el de aquí. Allí,  producir en talleres sociales implica unos costes superiores a los  talleres textiles convencionales y es que nuestros costes de producción  en los talleres sociales incluyen: sanidad, educación y formación,  salarios adecuados y dignos, apoyo psicológico y producciones  respetuosas con el entorno. Cosas muy normales y comunes para nuestro  mundo desarrollado y que todavía muchos pasan por alto cuando van a  producir allí. El comercio justo nace para abolir las grandes  desigualdades y abusos que se hacen a los productores de países en vías  de desarrollo por parte de Occidente. Es una manera de regular y de  controlar para que todo sea más equitativo en la cadena completa. Es muy  importante que exista un comercio justo y más en estos momentos en los  que el mundo parece estar rehaciéndose. Muchas veces nos preguntan incluso: “y si sale igual económicamente, y  ahora aquí también hay dificultades, ¿por qué no producís en España?”.  Estamos motivados a producir moda en estos países bajo comercio justo  para aportar nuestro grano de arena a la industria de la moda  -actualmente en reconstrucción por intoxicación de métodos erróneos-, y  eso es intentar eliminar las desigualdades y los abusos con los  productores de los países del Sur. Por otro lado, cuando comparamos realidades sociales de aquí y de allá,  siempre me viene a la mente, que si por ejemplo el centro de producción  de Camboya cerrase, sus mujeres se verían abocadas a la calle y muy  probablemente entrarían de nuevo en los circuitos de explotación sexual.  Gracias a muchos años de desarrollo, en España disponemos de mecanismos  de ayuda, que allá, son todavía una quimera. 
 La gran pregunta de siempre: ¿es rentable ser una firma sostenible hoy en día? 
La respuesta claramente es sí. Como todas las empresas, estamos  familiarizados con términos como “rentabilidad,” “amortización” o  “minimización de costes,” y como cualquier proyecto empresarial, la  rentabilidad debe ser uno de los pilares de la planificación anual. La  gran diferencia con otras filosofías empresariales es que nuestra  política social y medioambiental, además de ser mucho más comprometida,  está al mismo nivel de importancia que la económica. No sólo nos  preocupamos de dar beneficios le dedicamos mucho a tiempo a pensar en  cómo gestionamos toda la riqueza que generamos. También hay que entender  que es difícil sobrevivir en España a día de hoy con una situación  económica complicada. Y como cualquier negocio la viabilidad pasa por  salir al exterior. 
 En España el comercio justo es un concepto que no va asociado a la  moda de tendencia. ¿Cuál es vuestro aporte para cambiar esta idea? 
Desde hace años trabajo con estas organizaciones y desde entonces  conozco el valor que tienen sus habilidades, su riqueza textil y  plástica, y también desde entonces vi el problema clave: que no se  vendiera como moda sino como prendas solidarias. Ambas partes  (productores y diseñadores-clientes) hemos hecho un gran trabajo por  profesionalizar estos talleres y llegar a los estándares de calidad. ¿Por qué entonces no iban a poder crearse artículos textiles de diseño  de tendencia, actuales e incluso visionarios? Creía que se podía y que  era necesario hacer productos que se vendieran por su atractivo, por  estar en la tendencia de diseño. Nosotros aportamos expresión, un  tratamiento particular del color, el uso de tejidos innovadores, tejidos  reciclados y otros reciclables. Y por supuesto, una nueva manera de  producir. 
¿Qué caracteriza a vuestras colecciones? 
Hay una clara influencia del mundo deportivo. En el sector textil  deportivo se están haciendo muchos y muy buenos avances para dar mayor  confort a las prendas. Ese avance siempre va unido al desarrollo de su  forma: volúmenes y detalles que expresan ese dinamismo. Todas nuestras  prendas se enmarcarían en un estilo urbano. Pero esa fuerza de lo urbano  y lo industrial nosotros la potenciamos con la magia del color y los  motivos procedentes de los países con los que trabajamos. En Perú  trabajamos la fibra natural de la Alpaca Baby. La alpaca ha poblado  durante años las áreas donde habitan las mujeres Aymaras, colectivo con  el trabajamos, y con ella se han abrigado para sobrevivir las  temperaturas extremas. Es una calidad muy preciada por su suavidad y  abrigo. En India trabajamos algodones cien por cien en jersey, felpa, twill,  estampados. Los algodones estampados, que proceden del estado de  Gujarat, son producto del trabajo de los artesanos, que a base de sellos  tallados en madera van estampado el tejido confiriéndole una gran  belleza, haciendo que las imperfecciones del trabajo manual lo  singularicen. En Camboya trabajamos prendas unisex con un nylon que ha  sido reciclado de botellas de agua y redes de pescadores. 
  ¿Cómo veis el momento que está viviendo la moda en España? 
Malo, muy malo por la crisis que está haciendo sufrir mucho. En general,  tanto para grandes y pequeños es un momento de transformación. Cada vez  hay más movimientos de responsabilidad que están sentando las bases de  un futuro que comprender las implicaciones de vivir en un planeta  finito. El modelo global está cambiando, y donde antes sólo había  actores dominantes ahora aparecen unos nuevos actores (países  emergentes) que quieren y pueden opinar. Esto nos lleva a una única vía  de trabajo: la colaboración. En España, se están cerrando muchas  empresas por circunstancias varias que parten de la crisis. Otras  sobreviven porque tienen posibilidades para adaptarse y rehacerse ante  el nuevo mundo. Lo que sí está claro es que el sistema de rápida  rotación empieza a cuestionarse y hay muchas empresas españolas que  están inmersas en él y que en estos tiempos veremos por dónde se  encaminan. También vemos como proliferan las tiendas vintage como  alternativa ecológica y de diseño al reutilizar prendas ya existentes. Y  nosotros creemos que lo producido nuevo hoy, ya debe ser sostenible,  justo y respetuosos para todos. 
(Entrevista: Daniela Santos Quartino) 
Foto: Ananda Pascual   
Foto: Ananda Pascual Colección