Tras el furor de los food trucks, la moda toma la calle en EEUU
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Los food trucks ya han arrasado en las calles de muchas ciudades de Estados Unidos, pero ahora la moda tambiénse ha unido al negocio en movimiento.
Hoy en día, hay entre 300 y 400 en todo el país, la mayoría centradas en la venta de ropa. Unos zapatos de oferta, productos de belleza e incluso accesorios para mascotas. “Vemos que sigue creciendo”, dijo Romo a AFP. Lia Lee siempre soñó con tener su propia tienda - una que no se mueva-. Pero no tenía el dinero suficiente. “Después de redactar varios planes de negocios, me di cuenta de que no era financieramente posible, entonces ¿cómo lo haría?” explicó Lee. “Esto es más asequible, y se ajusta a mi personalidad mejor. Me gusta la variedad, yendo a diferentes barrios”, añadió.
Objetos originales
Al igual que Lee, Donna Hundley, una fashionista de 30 años, hizo una investigación y descubrió que, en California, los “fashion trucks” están de moda. Así que en Septiembre de 2013 puso en marcha el suyo, de color rojo y gris, un Curvy Chix Chariot. Se trata de una vieja furgoneta de correos que compró por 2.200 dólares, y que luego adaptó y decoró. Hundley - cuya tienda se especializa en mujeres voluptuosas – vende prendas de jóvenes diseñadores. “La ropa de talla grande siempre tiende a ser la misma: de color negro, con grandes flores o estampado de tigre”, se ríe Donna.
“Me enorgullezco de tener prendas de buena calidad, y asociarme con algunos buenos diseñadores”, añadió. Mientras que una tienda de ladrillo puede requerir una inversión de hasta 500.000 dólares, poner en la carretera un “fashion truck” cuesta cerca de 20.000 dólares, dijo Romo. Llegar a esa cantidad de dinero es aún más fácil gracias al crowdfunding en Internet.
Muchas veces, las camionetas comerciales son más una cuestión de amor a la camiseta que un trabajo lucrativo. La mitad de los nuevos propietarios de furgonetas de este tipo -en su gran mayoría mujeres- mantienen sus puestos de trabajo diarios para pagar gastos, tales como estacionamiento y permisos.
Shelley Sarmiento, de 60 años, siguió un camino diferente. La co-propietaria de White House Black Market, una cadena con más de 100 tiendas, 3.000 empleados y 180 millones de dólares en ventas anuales - vendió su participación hace una década. Hace dos años, Sarmiento, que da clases en el Fashion Institute of Technology de Nueva York, estaba parada frente a un “food truck” de queso fundido en la Gran Manzana y pensó “porqué no poner ropa en una camioneta?”.
Desde entonces, su Little White Fashion Truck no ha parado de rodar. Ahora tiene cuatro camiones en Maryland y Tennessee. Sus consejos: no meterse en deudas, hacer que la inversión inicial sea lo más pequeña posible, precios bajos y variedad de oferta, de manera que nadie pueda “resistirse a comprar algo”. Durante su hora para la comida en Washington, Miranda Gillis, de hecho, no se pudo resistir. Cogió un “hermoso vestido verde” del Curvy Chix Chariot. “Esta es la primera vez que veo un fashion truck”, comentó Gillis, de 52 años y presidenta de la Federación Americana de Empleados Gubernamentales.
“Es una excelente idea. Es conveniente, y tiene cosas buenas. Es más personalizada”, dijo por su parte Elizabeth Gibbons, de 29 años que compró un short en Street Boutique. “Realmente no hay mucho en esta zona, así que es muy divertido y muy práctico también”, añadió. (AFP)
Foto: Fashion trucks