Pinault (Kering) asombra al mundo abriendo las puertas de su museo de París
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Madrid – En torno a la singular pugna que mantiene enfrentados a los holdings internacionales LVMH, en manos de la familia Arnault, y Kering, bajo la dirección de la familia Pinault, en su consideración como las dos mayores compañías globales especializadas en el sector de los bienes y de los artículos de lujo, se firmaba una nueva entrada este pasado fin de semana. Momento en el que finalmente abría sus puertas, tras cuatro largos años de frenéticos trabajos, el museo que el fundador de Kering y padre de su actual presidente ejecutivo, François Pinault, encargó construir al arquitecto japonés y premio Pritzker de arquitectura Tadao Ando en el histórico edificio de la Bolsa de París.
El principal objetivo del nuevo museo de “La Bourse de Commerce” es así pues el de servir de marco expositivo para la excepcional colección de arte moderno atesorada por Pinault a lo largo de los últimos cuarenta años. Un conjunto formado por más de 10.000 obras de arte, en el que se encuentran representados cerca de unos 400 artistas de disciplinas tan dispares como la pintura, la escultura, la fotografía o las técnicas audiovisuales. Piezas en torno a las que Pinault ha sabido reunir a artistas de un amplio espectro, tanto generacional como cultural, mostrando una especial inclinación hacia las tendencias emergentes, y a cuyas obras ha venido dando visibilidad a través de sus museos venecianos del Palazzo Grassi, a orillas del Gran Canal, y de la Punta della Dogana. Recintos a los que ahora suma un nuevo espacio expositivo en pleno corazón de París, que logra integrar a los ricos rincones culturales con los que ya cuenta la capital del Sena, siendo capaz de hablar de tú a tú con instituciones como el mismísimo Museo del Louvre, el Centro Pompidou o el Musée d’Orsay, e igualmente, por qué no señalarlo, logrando al mismo tiempo ensombrecer las labores y la divulgación hacia las artes que desempeña el principal competidor de la compañía que fundase, el Grupo LVMH, desde las instalaciones del museo de la Fundación Louis Vuitton —obra del arquitecto estadounidense Frank Gehry— en el parque del Bois de Boulogne, al oeste de la Île-de-France.
“La apertura de la Bourse de Commerce, un nuevo rincón en el corazón de París que servirá para exhibir mi colección, marca el inicio de una nueva fase en la ejecución de mi proyecto cultural, cuyo principal objetivo no es otro más que el de compartir mi pasión por el arte contemporáneo con la mayor audiencia posible”, se encargaba de explicar el propio François Pinault a través de unas declaraciones divulgadas desde la fundación de la Colección Pinault. “Durante mucho tiempo he albergado la esperanza de lograr presentar algún día mi colección en la ciudad que amo, París”, detalla el fundador del Grupo Kering, “por eso la apertura de la Bourse de Commerce - Pinault Collection tiene una importancia especialmente significativa y simbólica para mi a nivel personal”.
“Regresé a París en 2015 después de muchos años, y por casualidad terminé visitando a François Pinault”, añade por su parte el japonés Tadao Ando desde su papel como arquitecto responsable del proyecto. “De repente, empezó a sondearme dejando caer que ‘estamos trabajando en un proyecto nuevo en este momento, ¿estarías dispuesto a hacer cargo del diseño arquitectónico?”. En ese momento “se refería al proyecto de renovación de la Bourse de Commerce. Yo estaba algo desconcertado por ese encargo, completamente inesperado, pero lo acepté de inmediato”.
Un museo desde el que respetar el pasado, celebrar el presente y abrazar el futuro
Con su obra, el arquitecto japonés ha sabido crear un estrecho dialogo entre los nuevos tiempos y la herencia histórica del edificio. Cuyos orígenes se remontan al Palacio de la Reina Catalina de Médici, impulsora de la construcción de la columna astronómica que ha terminado integrándose finalmente en el edificio. Un espacio que, posteriormente a la construcción de la columna, se planteó como un recinto destinado el comercio del grano y de otros productos básicos, para de ahí terminar adhiriéndose al, hoy ya desaparecido, mercado de les Halles de París, terminar deviniendo en la sede de la Bolsa de París, y finalmente ahora ya en Museo. Un museo sobre el que el japonés ha sabido a bien con ese diálogo simbolizar el espíritu propio de Kering, de su apuesta por la tradición por la artesanía y por la modernidad. Una apuesta que es la de Kering, pero que es también la de Pinault y la de su colección de arte contemporáneo.
Partiendo de este modo de esta simbólica premisa, el nuevo museo servirá de marco inigualable para la exhibición de las piezas de la colección de arte atesorada por Pinault. A la que se le dará visibilidad a través de un rico programa de exposiciones temporales organizadas en torno a temáticas y a artistas presentes ya en la colección, contemplándose de igual modo la organización de exposiciones bajo encargo, especificas y a modo de “carta blanca” dada a nuevos artistas. Un amplio abanico de posibilidades para su calendario expositivo, que desde el museo se encargarán de sacar adelante valiéndose de unas instalaciones compuestas por un total de 10 galerías expositivas, y entre las encontraremos desde un estudio dedicado a los trabajos de audio y vídeo, a otros espacios polivalentes o con incluso un auditorio destinado a albergar conferencias, reuniones, conciertos y eventos de distinta naturaleza y un restaurante.
“Con el Louvre al suroeste y el Centro Pompidou al este, la Bourse de Commerce forma parte de ese distrito de Les Halles recientemente rediseñado y se encuentra realmente ubicada en el corazón de París”, detalla el propio Ando en un texto recogido en el libro “La Bourse de Commerce. Le musée de la Collection Pinault à Paris”, sobre el nuevo museo. “Mi trabajo era el de transformar este edificio en un museo de arte contemporáneo, sin tocar la estructura, que está catalogada como monumento histórico”. Para ello, “debía devolver el edificio a la vida, honrando la memoria de la ciudad grabada en sus muros, y lograr encajar otra estructura en su interior, inspirada en este caso en el concepto de las muñecas rusas”.
“La idea era diseñar un espacio vivo que propiciara un diálogo dinámico entre lo nuevo y lo antiguo”, que en definitiva, cree el arquitecto, que “es lo que debería ser un espacio dedicado al arte contemporáneo”. “La arquitectura debía servir como enlace entre los hilos del tiempo, el pasado, el presente y el futuro”, siguiendo de este modo con “los proyectos de Venecia” impulsados por Pinault. Como resultado, Ando ha logrado concebir un edificio en el que se respeta la estructura circular original del edificio y su icónica “Rotunda”, en cuyo interior inserta “un cilindro de hormigón de nueve metros de altura con un diámetro de treinta metros”. “El proyecto de Punta della Dogana en Venecia nació de un diseño simple”, “una forma geométrica rodeada de árboles de ladrillo”, mientras “que el diseño espacial de la Bolsa de Comercio consiste en círculos concéntricos”, y “está diseñado para crear un diálogo intenso y aún más sutil entre lo nuevo y lo antiguo”. “Los frescos alrededor de la cúpula que iluminan todo el espacio parecen ser la culminación de esta serie de espacios”, destaca el arquitecto japonés. Mientras que “la estructura del antiguo edificio no solo se conserva, sino que se mantiene viva, gracias a la creación en su interior de una nueva arquitectura que desciende hasta el sótano”. “Ha sido un proyecto desafiante, pero el equipo ha creado una estructura notable”.
“Al tiempo que ha sabido mostrarse escrupulosamente respetuoso con los distintos hitos que han marcado históricamente el edificio, Tadao Ando ha logrado diseñar un proyecto en el que aúna radicalidad y sencillez, a través de la manifestación de un solo gesto”, destaca Pinault. “Ha logrado la hazaña de crear un mundo nuevo dentro de este edificio. Un mundo que respeta el pasado, pero que es capaz a un mismo tiempo de celebrar el presente y abrazar el futuro”.