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El mercado pop-up: cifras y tendencias de una estrategia clave en el retail global

Con un mercado que supera los 80 mil millones de dólares, el formato pop-up redefine cómo las marcas construyen comunidad, activan emociones y expanden su narrativa en las principales ciudades del mundo.
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Pop-up de Nude Porject en Miami Design District, del 11 al 26 de octubre de 2025. Credits: Nude Project.
Por Cynthia Ijelman

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Buenos Aires - Las tiendas efímeras ya no son un recurso pasajero, ni un experimento comercial: se han convertido en una de las estrategias más codiciadas del retail global. Breves, inmersivas y diseñadas para despertar deseo, hoy funcionan como un manifiesto del nuevo lujo, donde lo efímero es parte central de la experiencia y la emoción se vuelve protagonista.

En un mercado en el que la compra dejó de ser solo transacción para convertirse en experiencia, estos espacios temporales condensan cultura, estética y comunidad. Su auge no responde únicamente a la creatividad o al presupuesto, sino a la capacidad de las marcas de construir relatos que dejan huella. Según reportes de Capital One Shopping Research 2025, la industria del pop-up retail ya supera los 80 mil millones de dólares anuales, confirmando que la fugacidad también puede ser rentable.

Pop-up de Dior en Saint Tropez Credits: Dior

Datos clave del mercado pop-up

Según Capital One en su informe de junio de 2025:
  • Los espacios de retail temporales generan 80 mil millones de dólares anuales y el mercado superará los 95 mil millones de dólares en 2025.
  • El 80 por ciento de los retailers que abrieron una pop-up la consideran exitosa.
  • El 58 por ciento planea repetir la experiencia con una nueva tienda temporal.
  • El 44 por ciento de las pop-up shops requieren una inversión inicial inferior a 5 mil dólares.
  • El alquiler promedio mensual de un local comercial es de 24,53 dólares por pie cuadrado, y el de un espacio en shopping asciende a 34,39 dólares por pie cuadrado.
  • La duración típica de una pop-up oscila entre 3 y 14 días.

“Las pop-ups más exitosas combinan planificación inteligente, diseño creativo y una comprensión profunda de lo que las personas realmente desean. Cuando eso ocurre, dejan de ser espacios temporales para convertirse en experiencias de marca extraordinarias: lugares donde la emoción se vuelve estrategia” explica, a través de un comunicado, Natalia Sánchez, Business Development Director en another, agencia de comunicación estratégica con fuerte presencia en América Latina.

El auge del pop-up retail y el cambio en los hábitos de consumo

La expansión de este formato acompaña una transformación a nivel global: los consumidores buscan experiencias memorables por encima de descuentos o acumulación de productos. De acuerdo con el informe Global Ecommerce Statistics: Trends to Guide Your Store in 2025, quienes compran hoy priorizan la autenticidad y el relato, elementos que las tiendas efímeras potencian de manera única.

Esa necesidad de conexión emocional explica por qué las pop-ups se convirtieron en una herramienta clave del lujo contemporáneo. Lo limitado, lo sensorial y lo irrepetible adquieren más valor que el producto en sí. Así, lo temporal deja de ser un riesgo financiero para convertirse en un activo cultural.

Por qué el lujo encontró en las pop-ups su nueva forma de exclusividad

Según explican desde another, durante años, la exclusividad se asoció a materiales, técnicas o rareza. Hoy, el tiempo es quien define lo exclusivo. La escasez está en la experiencia: en su duración y en la imposibilidad de repetirla.

Pop-up Michael Kors Galeries en Lafayette Champs-Élysées. Credits: Michael Kors

Las marcas de lujo adoptaron este formato como una manera de seguir alimentando el deseo sin saturar su presencia. Ocho de cada diez empresas que apostaron por una pop-up la consideran un éxito, y más de la mitad planea repetir el modelo. En estas propuestas, lo sensorial desplaza lo ostentoso; la vivencia, la posesión. El verdadero privilegio no es tener un objeto, sino haber estado ahí.

Pop up de la colombiana Agua Bendita en Bloomingdale´s. Credits: Agua Bendita

Las experiencias de compra más adictivas del mundo

El magnetismo de una tienda pop-up activa los mismos mecanismos psicológicos del lujo: la exclusividad, la sorpresa y el FOMO (Fear of Missing out/ miedo a perderse algo). Su brevedad genera adrenalina y empuja a los visitantes a formar filas, compartir contenido y convertir la visita en un ritual.

Dentro del espacio, la puesta en escena apela a todos los sentidos. Luz, sonido, aromas, texturas e incluso sabores producen un bienestar inmediato que el visitante asocia con la marca. Así, la relación deja de ser racional y se vuelve física y emocional. En un entorno dominado por pantallas, la experiencia real adquiere valor. Las pop-ups ofrecen algo que lo digital no logra reproducir: memoria, encuentro y comunidad. Son, en esencia, el equivalente emocional de un concierto: intensas, breves y difíciles de olvidar.

La ciudad como escenario: barrios latinoamericanos que potencian el relato

El auge de estos espacios efímeros también transformó el mapa urbano. En América Latina, barrios como Polanco, Roma y Condesa en Ciudad de México; Palermo en Buenos Aires; Vitacura en Santiago; Miraflores en Lima; La Cabrera en Bogotá; o el Casco Antiguo de Ciudad de Panamá, se consolidaron como escenarios naturales para estas experiencias.

La elección del lugar es parte del mensaje. Una casona restaurada, una galería con historia o un jardín oculto se convierten en extensiones del relato de la marca. El entorno amplifica la emoción y transforma la visita en un recuerdo.

Como explica Sánchez: “Las pop-ups son un fenómeno social porque representan exactamente lo que buscan los consumidores hoy: sentirse parte de algo. No se trata solo de comprar, sino de pertenecer, de vivir una experiencia que combine comunidad, estética y emoción. En una época donde lo digital nos conecta, pero rara vez nos une, estos espacios devuelven al consumo su sentido más humano: el de compartir”.

Un formato efímero que llegó para quedarse

En un mundo donde la atención es breve, las pop-ups se volvieron un recurso estratégico para instalar conversación, activar comunidad y reforzar identidad de marca. Su poder no reside en el tiempo que duran, sino en el impacto que dejan. Lejos de ser una moda, este formato se consolidó como una de las herramientas más potentes para construir cultura alrededor del consumo. El lujo del futuro, parece, no será lo que podamos tener para siempre, sino lo que vivamos una sola vez.

Pop up de Asos en Nueva York. Credits: BFA.

Algunos ejemplos exitosos en la región

Marcas reconocidas a nivel global ofrecieron diversos tipos de experiencias para el público:
  • Louis Vuitton – “Time Capsule” en Ciudad de México: la exposición pop-up se llevó a cabo del 29 de mayo al 16 de junio de 2019 en la Tienda departamental El Palacio de Hierro (Polanco).
  • En 2024, hubo una pop-up de Havaianas en colaboración con Dolce & Gabbana en el Centro Comercial Iguatemi de San Pablo.
  • Rabanne tuvo su primera pop-up en San Pablo en julio 2023. El evento se desarrolló durante un mes en la tienda NK (Natalie Klein) del Centro Comercial Iguatemi.
Diversos eventos de moda tuvieron sus propios espacios efímeros dedicados a los creativos locales:
  • Pop up vinculado a San Pablo Fashion Week (SPFW) durante varias ediciones.
  • Buenos Aires Fashion Week (BAFWEEK) también tuvo experiencias en varias ediciones.
  • Espacio Vogue Miami (con foco en marcas latinoamericanas).
  • Espacios de moda durante Art Basel Miami Beach.
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