Pandora, nueva víctima de ciberataques ¿Tiene su empresa un plan de respuesta ante brechas de seguridad?
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La marca danesa Pandora, una de las mayores compañías globales del sector joyero, ha sido víctima de un ciberataque. Aunque la compañía ha aclarado que no se han visto comprometidos datos bancarios ni direcciones postales, sí se ha producido el robo de información personal como direcciones de correo electrónico.
El caso de Pandora se suma a una serie de incidentes recientes que han afectado a actores clave de la industria. En julio, Louis Vuitton confirmó el robo de datos de clientes en Reino Unido, mientras que en mayo fue Dior quien reportó la exposición de información no financiera. En España, El Corte Inglés informó de una filtración de datos personales, y compañías como Tendam (Cortefiel) y Hoff también han admitido brechas de seguridad, bajo extorsión por parte de atacantes que reclamaban un rescate por la información de sus clientes. La lista continúa con nombres como Adidas, The North Face o Cartier, lo que evidencia una tendencia cada vez más preocupante en la industria.
Desde Pandora FMS, empresa española especializada en monitorización y seguridad informática que comparte nombre pero no vinculación con la joyería atacada, han decidido “darse por aludidos” y aprovechar la atención mediática para visibilizar los riesgos estacionales que afectan a la seguridad digital, especialmente durante los meses de verano.
“Durante el verano disminuye la capacidad de respuesta ante incidentes: menos personal, más procesos automatizados y un clima de permisividad operativa que facilita errores humanos”, indica Sancho Lerena, CEO de la compañía.
El sector lujo y moda, añaden, resulta particularmente atractivo para ciertos actores maliciosos por el perfil de sus clientes y la sensibilidad de los datos que gestionan.
Prevenir y anticipar
En opinión de los especialistas, reducir la exposición a este tipo de ataques requiere enfoques más amplios que los tradicionales. No basta con soluciones reactivas; se trata de integrar capacidades de detección de anomalías, supervisión constante y análisis de comportamiento que permitan identificar patrones irregulares de actividad antes de que se produzcan daños reales.
También se recomienda contar con equipos técnicos especializados, no depender de un único proveedor tecnológico, y mejorar la formación continua del personal. Este tipo de medidas puede contribuir a reducir tanto el riesgo de incidentes como el impacto operativo cuando estos ocurren.