Rosalía, de Dior en la Gala del Met

Madrid – Como una de las destacadas invitadas de esta edición de 2024, la cantante española Rosalía hacía su aparición en la “Gala del Met”, organizada este 6 de mayo en Nueva York, luciendo una creación personalizada de Dior.

Organizada en esta edición bajo el lema “Sleeping Beauties: Reawakening Fashion” (Bellas Durmientes: el despertar de la moda), título que la gala toma prestado, como en cada nueva edición, de la misma exposición de primavera a la que acompaña, y con las que desde el Costume Institute del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York tratan de construir nuevos discursos e interpretaciones sobre la historia de la moda, la de este 2024 se dibujaba ya de antemano como una exposición, y una gala, más ajustadas que nunca a la naturaleza de ambos eventos: celebrar, con la llegada de la primavera, nuevos discursos desde los que seguir alumbrando el futuro de esta industria, elevada a la categoría de expresión artística desde las paredes del Met.

Un propósito este para el que, en esta ocasión, el museo neoyorquino expondrá cerca de unas 250 prendas y accesorios, expandidas en el tiempo por cerca de cuatro siglos de historia, y piezas todas ellas unidas bajo un mismo y coherente hilo visual, en esta edición relacionado con la naturaleza. Elemento particularmente vívido durante cada nueva temporada de primavera a cuyo despertar viene ligada cada nueva exposición y cada nueva gala del Met, y que, en el contexto de esta muestra de 2024, explican desde el museo, “servirá como metáfora de la fragilidad y lo efímero de la moda”, y a modo de “vehículo” desde el que “examinar” los elementos cíclicos de la renovación y del renacimiento que confluyen, a un mismo tiempo, en torno tanto a la primavera como a la moda.

Desde esa intención, la española Rosalía parecía llegar para celebrar a un mismo tiempo la despedida y muerte del invierno y la llegada de la primavera, con un escultural vestido de Alta Costura de Dior, creado por la directora creativa de sus colecciones femeninas, la italiana Maria Grazia Chiuri, y personalizado en exclusiva por la casa de modas francesa para la artista catalana. Una creación confeccionada en un profundo y riguroso negro, cuya estética de duelo, símbolo de la muerte de las flores que llega con cada invierno, la cantante se encargaba de enfatizar sobre la alfombra roja con un tocado, diseño del sombrerero británico Stephen Jones, en forma de red, y que parecía descansar cual velo sobre sus ojos.

Un tan leve como singular aderezo, que permitía mantener el foco de atención sobre el vestido confeccionado para la cantante por la casa de modas francesa, una suerte de reinterpretación del diseño “Ciseaux” de Alta Costura diseñado por Christian Dior en 1949, ahora en unas marcadas líneas orgánicas que terminaban de asimilar su silueta a la de una amapola, gracias especialmente a los sinuosos pliegues del modelo. Un vestido que realmente se presenta como un conjunto de corpiño, con bajo en forma de cola superlativa de frac y con falda de tubo larga hasta los tobillos, todo ello confeccionado en tejido mezcla de lana y seda y en lo que, nos apuntan desde Dior, el conjunto requirió de 1 800 horas de trabajo en el “atelier” de la casa de modas parisina.