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Tamara Ralph (Ralph&Russo) demandada por 20,8 millones de libras por administración desleal

Por Jaime Martinez

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Photo Credits: Tamara Ralph, Ralph&Russo.

Madrid – Después de entrar en concurso de acreedores el pasado mes de marzo, la firma de moda británica Ralph&Russo era finalmente adjudicada, hace escasamente una semana, a la compañía estadounidense Retail Ecommerce Ventures (REV), matriz, entre otras, de la cadena de tiendas de artículos para el hogar Pier1, de la de electrónica Radio Shack y de la de prendas de moda Dressbarn. Una solución alcanzada por los administradores concursales de la firma británica, con la que se aseguraba el futuro de la compañía en lo que debía de ser una suerte de alivio para los dos socios fundadores de la etiqueta, Tamara Ralph y Michael Russo. Quienes por su parte, y según las primeras informaciones que han trascendido en relación a dicho acuerdo de venta, habrían accedido a hacerse a un lado y no ejercer ningún tipo de función, ni creativa ni de gestión, en este nuevo capítulo que se abre ahora para la compañía bajo el paraguas de REV.

Pero el alivio de haber visto asegurado el futuro de la empresa que fundasen allá por el año 2010, con Ralph en la dirección creativa y Russo en el cargo de director ejecutivo, ha terminado resultando excesivamente breve y momentáneo para Tamara Ralph. En cuya contra los mismos administradores concursales encargados de dirigir el concurso de acreedores que ha culminado con la venta de la empresa, acaban de presentar una demanda ante el Tribunal Superior de Justicia de Inglaterra en la que le reclaman 20,8 millones de libras, uno 24,32 millones de euros, por administración desleal.

Photo Credits: Ralph&Russo.

Reclamación de 24,32 millones de libras por mala gestión

Presentada por al abogado Daniel Morrison en representación de, entre otros, Paul Appleton, socio de la firma Begbies Traynor Group, unas de las encargadas de administrar el proceso concursal de Ralph&Russo, en su escrito de demanda acusarían a Tamara Ralph de desviar dinero de la empresa, de mala gestión sobre sus cuentas y de incumplimiento de sus obligaciones contractuales. En lo concerniente a este último punto, después de que se decidiera a abandonar la firma el pasado mes de mayo tras entrar en desavenencias con el que había sido su socio, Michael Russo. Ocasión que, según los demandantes, Ralph habría aprovechado para intentar fundar una firma competidora al mismo tiempo que se intentaba buscar un comprador para Ralph&Russo.

Según habría estimado Appleton desde su posición como administrador concursal de la compañía, los problemas financieros de la firma habrían comenzado mucho antes de que el Covid-19 comenzase a golpear al Reino Unido, razón la de la pandemia que fue la esgrimida por la firma como principal motivo para solicitar su entrada en concurso de acreedores. No obstante, y según habría manifestado Appleton, el verdadero origen de la difícil situación de la casa de modas se encontraba en la “conducta seriamente ilegal” que habrían mostrado tanto Ralph como los directores de la firma, con la que “privaron a la empresa de sus reservas de efectivo, dejándola sin el capital ni la liquidez para poder hacer frente a los pagos y a los vencimientos”. Apuntando a este respecto como la firma llegó a recaudar cerca de unos 70 millones de libras de terceros mediante distintas rondas de inversión entre 2009 y 2019, de los que no había quedado prácticamente rastro alguno mucho antes de entrar en concurso y de que hiciera su aparición la pandemia, mostrándose la firma como “insolvente en sus balances”, sobre los que recogía un descubierto de -100.000 libras y una deudas por valor de 23 millones de libras, según los datos a los que accedía el medio británico The Daily Mail, a fecha del 1 de marzo.

Según sus mismas indagaciones, a comienzos de año existió un último intento para recaudar efectivo y mantener a flote la compañía, esfuerzo que terminó fracasando. A lo que añade que desde la firma nunca contaron con unos “libros de cuentas ni registros”, así como tampoco con un sistema de gestión de un inventario, del que se habrían “perdido” unas aproximadamente 31 prendas de gama alta.

Photo Credits: Tamara Ralph, Ralph&Russo.

Desvío de fondos para mantener un “lujoso tren de vida” a costa de la firma

Partiendo de esta serie de averiguaciones, y de las demás informaciones que pudo recabar desde su posición como administrador concursal, Appleton acusa a Tamara Ralph, además de ese intento por fundar una nueva empresa al tiempo que se intentaba cerrar la que había entrado en concurso, de no realizar los pagos al fondo de pensiones, y, en cambio, desviarlos para aumentar el flujo de efectivo en caja. Un efectivo que se encargaba de utilizar, estima que de manera fraudulenta, tomando préstamos no autorizados de la compañía al tiempo que sumaba miles de libras en facturas sin justificar. Destacándose a este respecto los gastos en los que incurrió en lugares como el The Berkeley Hotel de Londres y en otros hoteles de lujo, en vuelos en clase “business”, en gastos relacionados con sus mascotas, en clases de yoga, lencería o en tratamientos de belleza, todos ellos siempre a costa de la empresa. Una conducta inapropiada, señala Appleton, frente a la que ella respondía, siempre que alguien intentaba controlar sus gastos, volviendo a su “modus operandi”, que consistía en “hostigar para tratar de impedir que sus colegas, y que otros, frenaran su comportamiento inapropiado”.

Lejos de apuntarse a Ralph como la única responsable de la difícil situación en la que terminó cayendo la firma británica, y a pesar de que Russo no se encontraría como objeto principal de la demanda ahora interpuesta, según el Daily Mail en la documentación presentada ante el Tribunal se sostiene que antes de su entrada en concurso entre Ralph y Russo retiraron más de 2,8 millones de libras de la empresa a través de una línea de supuestos créditos a directivos, que en realidad no habrían sido nada más que retiradas directas de efectivo para sus gastos personales. Cantidad de la que unas 195.436 libras fue a parar a manos de Ralph, mientras que en su mayor parte, unos 2,6 millones, fueron retiradas de efectivo que llevó a cabo Russo. Quien, supuestamente, entre julio de 2017 y noviembre de 2019 llegó a retirar hasta 151 mil libras del cajero que se encuentra en el interior del Palm Beach Casino de Londres. De lo que “se infiere”, sostiene la documentación presentada ante el Tribunal, que “el señor Russo gastó estas sumas de dinero en jugos de azar”.

En boca ya del presentante legal de los administradores concursales, Daniel Morrison, existen unas claras evidencias de una “narrativa que muestra claramente que (Ralph) y Mr. Russo trataron el dinero (de la compañía) como propio, adjudicándose indebidamente de fondos para su propio beneficio”. “Lo más inquietante”, añadía Morrison a lo largo de unas declaraciones recogidas por el medio estadounidense wwd, es que “estos patrones de gasto continuaron hasta al menos diciembre de 2020, un momento en el que el frágil estado financiero de la empresa se habría mostrado ya extremadamente claro”. Sosteniendo así, como bien quedaría recogido en la demanda sobre evidencias como las que apuntarían a un desvío de hasta 176.000 libras del plan de pensiones entre octubre de 2020 y marzo de 2021, el que ambos no dudaron en hacer un uso indebido de los fondos de la empresa y de ese dinero que desviaban de los pagos al fondo público de pensiones, para “sostener el lujoso tren de vida” que llevaban a expensas de la firma.

Photo Credits: Ralph&Russo.

Tras el rastro de 60 millones de libras

A pesar de las declaraciones de Morrison, en las que señala a ambos cofundadores de la empresa como autores y responsables de unas prácticas de mala gestión, como ya indicábamos la demanda se habría interpuesto exclusivamente contra Tamara Ralph. Quedando Michel Russo, al menos por el momento, al margen de esta contienda legal, con la que los administradores concursales de la firma sostienen que buscan dilucidar las responsabilidades en las que hubieran podido incurrir los miembros de la dirección de Ralph&Russo con su gestión.

“Tenemos la obligación legal de investigar los asuntos de la empresa, la conducta de sus directores y la de cualquier director en la sombra, y en particular en lo relacionado con los 60 millones de libras invertidas en la empresa” por terceros inversores entre 2018 y 2020, “así como en los gastos realizados por los fundadores y directores a expensas del regulador del fondo de pensiones, el departamento de hacienda HMRC —al que la firma adeudaría 2,8 millones de libras en impuestos—, y los acreedores preferenciales y los no garantizados”, apuntaba a este respecto este mismo lunes un portavoz de los administradores de la empresa a través de un comunicado.

Photo Credits: Tamara Ralph, Ralph&Russo.

Tamara Ralph rechaza las acusaciones

Como respuesta a estas acusaciones, por parte de Russo no existirían por el momento respuesta alguna. Mientras que Tamara Ralph, que se mudó a vivir a Mónaco junto a su actual pareja, el multimillonario Bhanu Choudhrie, lo que precisamente habría provocado muchas de esas facturas sin justificar en vuelos y hoteles, sí ha decidido salir al paso de la interposición de la demanda, haciendo pública una declaración oficial en la que rechazada por completo unas acusaciones que no duda de tachar de “erróneas” y de “falsas”, y a las que, asegura, dará justa respuesta presentando su defensa en las próximas semanas.

“Las acusaciones hechas en mi contra son erróneas y demostrablemente falsas. Estoy limitada a todo y cuanto puedo decir a este respecto a la espera de poder presentar mi declaración oficial, pero, si no se retiran, aguardaré a responder y a derrotar estas acusaciones a través de los canales legales adecuados”, manifestaba Ralph a través de un escrito al que tenían acceso desde el citado medio de noticias estadounidense. “Trabajé incansablemente durante 11 años para construir y desarrollar la marca Ralph&Russo y lo di todo por la empresa, sus clientes y el equipo”, añade Ralph, “los últimos 18 meses han sido los más difíciles de mi carrera, y creo que estas afirmaciones infundadas son la última parte de una campaña dirigida a intimidarme, silenciarme y coaccionarme”. Por lo que “espero poder contar mi versión de los hechos a su debido tiempo”.

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