Cavalli vuelve a rugir en Milán
cargando...
Entre los platos fuertes que se anunciaban de cara a esta nueva edición de la Semana de la Moda de Milán que está teniendo lugar estos días en la popular ciudad italiana, considerada por derecho propio como una de las principales capitales de la moda internacional, se celebrara este pasado miércoles el desfile de Roberto Cavalli. Casa de modas italiana que se encargaba de cerrar la jornada inaugural de esta edición, en lo que terminaba siendo el regreso triunfal de la firma al calendario oficial de una Semana de la Moda de Milán, de la que se valía tanto para presentar su colección femenina para la próxima temporada Primavera/Verano de 2022, como para oficializar la nueva etapa en la que ha entrado la firma, ahora bajo la dirección creativa de Fausto Puglisi.
El diseñador siciliano, que era nombrado nuevo director creativo de Cavalli el pasado octubre de 2020, debutaba de esta suerte por primera vez desde que accediese al cargo sobre la pasarela presentando su segunda colección para la casa. Una propuesta nacida de la propia herencia y de los propios archivos de la firma, material que Puglisi no dudo en entrar a reeditar y recontextualizar, dando forma a una colección que desprendía la misma fuerza del Cavalli de décadas pasadas, pero a cuyo lenguaje el siciliano ha terminado incorporando nuevos motivos, tonalidades y códigos creativos, en lo que se presentaba como una natural evolución de la casa desde sus orígenes, que habrá que esperar no obstante a próximas colecciones para poder determinar finalmente el sentido y la dirección que toma ahora la firma bajo la batuta del diseñador italiano.
Homenaje al Cavalli de la década de los 2000
Como leitmotiv de la propuesta, Puglisi entró a reinterpretar una de las prendas más icónicas de la historia de Cavalli: un vestido lencero de noche con falda al bies y estampado de tigre, que se encargó de presentar una escultural Cindy Crawford durante el desfile de la colección Otoño/Invierno 2001/2002 de la casa italiana. Modelo del que se servía el creativo, para extraer la imagen de un tigre que bien reúne la fuerza, el magnetismo y el gusto por el exceso que siempre han caracterizado a la firma, y que convertía en el motivo central de todas y cada una de las prendas que se mostraron sobre la pasarela.
Uniendo de este modo los tradicionales estampados animales con los que tan bien se ha venido identificando la firma, junto a una marcada impronta contemporánea introducida a través de ligeros, aunque certeros, matices y detalles, destacaron sobre la pasarela desde el minivestido “cut-out” negro con iridiscencias y estampado tigre que abría el desfile, hasta la amplia profusión que le siguió de vestidos fluidos, minivestidos, abrigos, chaquetas o incluso unos contemporáneos leggings, todo en estampado tigre-anaranjado. Mismo estampado que se pudo observar sobre las limitadas piezas masculinas que se integran también en esta colección, propuesta que termina de completarse con una serie de prendas y tonalidades más a la vanguardia en lo que al lenguaje creativo de la casa se refiere, como unas sandalias y tacones en forma de pezuñas y de garras, o la incorporación de nuevas tonalidades y motivos, como un color suave verde-menta y unas románticas ilustraciones florales, que en su caso parecen venir a hablarnos de esa selva por la que se esparce ese tigre con el que se identifica la colección.
Prendas de alta costura que gritan “yo soy la fiesta”
Como último apunte, desde Cavalli subrayan el carácter elevado que se ha buscado imprimir a la colección, en busca de una vuelta a ese coleccionismo que no solo permite aumentar el valor de las prendas, sino el que las mismas resulten más atemporales en lo que se traduce en un alargamiento de una vida útil que las mantiene alejadas de los ritmos de las tendencias. Unas piezas con una manufactura más propia de la alta costura, y de este modo más sostenibles en términos de valor y de uso de los recursos, de entre las que se destacan como parte de esta colección desde unos suntuosos abrigos con brocados cosidos a manos, hasta diferentes vestidos de noche con incrustaciones de strass en estampado animal, o ese “vestido tigre” con falda larga al vuelo y top con incrustaciones brillantes que se ha convertido en la imagen más reconocible de la colección.
“Vuelve la idea de los objetos coleccionables”, con un “espectacular abrigo de jacquard con fondo negro sobre el que se revelan unos brocados iridiscentes cosidos a mano”, mientras que los “vestidos de noche han sido esculpidos mediante la técnica moulage”, destacan desde Cavalli, a través de un comunicado, sobre esta colección; con la que la casa italiana “mira a la naturaleza con una mirada de amor y, al igual que en la década de los 2000, grita”, con la fuerza de un tigre, “yo soy la fiesta”.