Chanel presenta desde Dakar su colección Métiers d’art e inicia con Senegal una asociación estratégica
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La moda debe saber responder al tiempo en el que vive, pero en un pulso tan íntimamente ligado al latir de la sociedad que parezca vivir asombrosamente un paso por delante de esta y de sus necesidades. Esta era a bien una sensibilidad de la que, de una manera innata, llegó brillantemente a hacer gala Gabriele Chanel a lo largo de ese viaje que protagonizó hacia la creación del nuevo armario de la mujer moderna. Una sensibilidad que ahora se encuentra más que dispuesta a nuevamente reivindicar, para su misma casa de modas y para sus nuevas creaciones, la diseñadora francesa Virginie Viard, desde su condición como directora creativa de Chanel. Siendo esta una reivindicación sobre la que además acaba de dar un paso más que significativo, con la presentación, esta misma semana desde Dakar, de la última colección Métiers d’art 2022/23 diseñada por Viard para la “maison”.
Presentada este martes 6 de diciembre desde el interior del antiguo Palacio de Justicia de Dakar, la capital de Senegal, lejos de resultar en una activación puntual el desfile de presentación de la colección terminaba perfilándose como el evento clave en torno al que han terminado articulándose un total de 3 días, los días 5, 6 y 7 de diciembre, reservados, ya no a poner en valor la naturaleza artesanal de esta línea de Chanel, creada específicamente en 2002 para rendir tributo a las distintas casas y talleres de artesanía que forman sus “Maisons d’art”, sino al propio papel de Senegal como baluarte de la artesanía y del arte en África. Un valor que la propia Chanel, más allá de este desfile, tratará a partir de ahora de defender y de potenciar, situando la organización de este desfile, y del conjunto de actos y celebraciones previas y posteriores, como el punto de partida de una alianza estratégica de naturaleza artística y creativa, que emprenden ahora con Senegal en lo que deberá de terminar dando se forma a través de un continuo intercambio y diálogo creativo entre Chanel y este país de la África Occidental.
“Dakar es una influyente capital artística en la escena internacional, especialmente en todos los campos que nos son queridos, tales como la moda, el cine, la danza, la literatura, el arte contemporáneo y la música”, expresan desde la propia Chanel a través de un comunicado. Siendo “más que un desfile de moda”, enfatizan, esta serie de actos se han diseñado con el único propósito de “rendir homenaje a esta fortaleza artística”, para lo cual “nos parece fundamental mantener un enfoque a largo plazo”. “En todas sus dimensiones”, añaden, el desfile se presenta como “el punto de partida para un intercambio permanente entre Chanel y Senegal”.
Entablando una relación a largo plazo con Senegal
Como primer paso para alimentar esa mutua conexión e intercambio de influencias y pulsiones artísticas, debemos ya de situar la misma concepción de este desfile. Un espectáculo con el que Chanel y Viard tratan de marcar y de lanzar el importante mensaje de que de algún modo ya se ha terminado —en línea con ese pulso al tiempo en el que vivimos al que apuntábamos al comienzo de estas líneas— el utilizar los distintos espacios y rincones atractivos del mundo como meros decorados e invitados callados a los desfiles de las casas de moda. Y ni si quiera vale ya, vienen a decir con esta decisión desde Chanel, el poder inspirarse en ese potencial destino para incluir algún guiño o referencias a la cultura local, sino que la implicación debe ir más allá. Que la moda debe saber recuperar su capacidad para influir y hacer avanzar la sociedad, entablando diálogos, fomentando intercambios, preservando los acervos artesanales, y ejerciendo con todo ello un impacto positivo y profundo a nivel social.
Como segundo paso, ya dado, de ese diálogo, nos encontramos con un mismo desfile que fue pensado, además de para acoger a los principales amigos de la “maison”, a un conjunto de artistas, diseñadores, personalidades del mundo de la cultura, estudiantes, amantes del arte y de la artesanía, periodistas y editores de moda, principalmente de Dakar y de otras partes de Senegal. Un público que pudo de este modo disfrutar, de primera mano, del conjunto de actos organizados a lo largo de estos tres días por Chanel. Estando ya a partir de aquí los compromisos anunciados por la “maison” para seguir avanzando en este relación, el de contribuir económicamente a la renovación del antiguo Palacio de Justicia de Senegal, o el de poner en marcha un programa de capacitación para el bordado, gratuito y abierto a todo el que lo desee, con el objetivo de promover la transmisión del “saber hacer” de sus talleres y alimentar la vocación artesanal de todos aquellos que participen de dicho programa.
Una iniciativa esta que formará parte del conjunto de acciones, intercambios y diálogos creativos junto a personalidades de Senegal que los equipos de artesanos de la Galerie du 19M de Chanel, con el apoyo del IFAN (Institut fondamental d’Afrique noire), se encargarán de llevar a cabo, a partir de enero de 2023 y durante varios meses, desde Dakar. Siendo en el caso del mencionado programa de capacitación una acción que deberán terminar cristalizando en la realización de una serie de obras que naveguen entre la artesanía contemporánea y el tradicional “saber hacer” que defienden desde las “Maisons d’art” de Chanel, que posteriormente se terminarán exhibiendo en el centro cultural de la Galerie du 19M de Chanel en París. Unas acciones todas estas que en cualquier caso solo resultarán en la primera muestra de esta relación que Chanel aspira a terminar estableciendo con Senegal y con su escena cultural y creativa.
“El llegar a Dakar significa entablar un diálogo con el país que nos acoge”, siendo este un “honor que se nos otorga” que “debe ir de la mano de acciones concretas en materia de diálogo creativo, transmisión de conocimiento y de desarrollo sostenible”, destacan desde Chanel. No obstante, “estos proyectos”, añaden, “solo resultarán verdaderamente significativos si además se da una contribución a largo plazo para la sociedad y para la escena local, más allá del desfile”. De este modo, y “para garantizar que este sea el caso”, Chanel además “tiene la intención de provocar un impacto positivo y duradero, codesarrollando y apoyando una serie de varias iniciativas empresariales con organizaciones y profesionales senegaleses”. Acciones que, en línea con lo ya apuntado, “se centrarán en las áreas claves de la transmisión de conocimientos vinculados al ‘savoir-faire’, a prácticas agrícolas regenerativas y responsables para la obtención de materias primas y a la circularidad”.
Una colección años 70 bañada de referencias a los códigos de la casa
Dejando ya a un lado el carácter estratégico de los vínculos que Chanel tiene intención de forjar con Senegal, en lo que bien podría terminar dando paso a un nuevo capítulo de influencias del arte y de la artesanía local dentro del propio universo creativo de la “maison”, dentro ya de esta misma área, y en lo que respecta a esta última colección Métiers d’art, Virginie Viard termina presentando una propuesta construida sobre los valores artesanales y el “savoir-faire” de sus “Maisons d’art”, de marcada huella setentera.
De este modo, y tomando como referencia los gustos de una década de los 70 que llegaría marcada por el auge de la música pop, soul, funk, disco y punk, reflejo de ese hambre de libertad para ser y para vivir que expresaron las generaciones de entonces, nos encontramos frente a una colección inundada de referencias al lenguaje creativo y propio legado de Chanel. Un aspecto que veremos tomando forma a lo largo de las piezas de esta colección, a través de ese tejido tweed que ya es sinónimo de la casa, pero más allá de ahí de bardados florales en forma de racimos de camelias —la flor de la “maison”—, su logotipo en forma de doble “C”, la profusión de botones-joyas sobre las prendas, o la presencia y revisitación de las populares perlas de Chanel. Un elemento que encontraremos tanto en su versión pura y blanca como en colores azules cielo o naranja coral, dando forma a una amplia variedad de largos y vibrantes collares.
Sobre esta serie de elementos, encontraremos de este modo bien armada una propuesta que, en lo que refiere a las prendas de indumentaria, se construye sobre una colorida paleta cromática de tonalidades cálidas. Tonos sostenidos sobre fibras que van desde ese tweed a las iridiscencias de las lentejuelas y la delicadeza de los encajes y bordados, características que terminan de dotar de un carácter singular a un colección dominada, en sus líneas principales, por largos abrigos entallados, pantalones ajustados y acampanados, por esos largos collares setenteros, por zapatos de plataforma, sudaderas de corte oversize y por vestidos cortos con bajo largo en su parte trasera. Eso sin dejar de pasar por alto los motivos vegetales y de formas lineales y geométricas que se encargan de perfilar unas creaciones con igualmente una marcada influencia de la tradicional escena de la moda senegalesa.
“Yendo más allá del desfile, me enfrenté a la organización del evento como parte de un todo”, subraya la propia Viard en relación con todo lo apuntado. “Llevamos tres años pensando en esto” y “quería que sucediera delicadamente, durante varios días de diálogo profundo y respetuoso”. Unos “diálogos reales, alimentados a lo largo del tiempo, en esta dimensión cálida y humana que es la que motiva mi trabajo y que es la que trato de retranscribir” valiéndose de sus creaciones. Para ello, “puse toda mi alma” en esta colección y en esta suma de momentos. Unos “encuentros maravillosos desde los que nacen aventuras artísticas como esta”, apostilla la diseñadora francesa. “Eso es lo que me mueve”.