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Conoce Maydi, la marca artesanal de tejidos con fibras argentinas

Por Cynthia Ijelman

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Moda |ENTREVISTA

Buenos Aires – La diseñadora argentina, Maria Abdala Zolezzi, conocida como Maydi, es la creadora de una firma de tejidos hechos a mano, con fibras producidas tradicionalmente en el país, como la lana Merino y los camélidos.

Antes de fundar su marca en Argentina en el 2014, Maydi vivió alrededor de 13 años en Europa donde trabajó para algunas de las firmas más importantes del mundo. Se recibió de Diseñadora en el London College of Fashion y luego se instaló en París, en donde trabajó para la agencia de prensa Totem, luego en el área de ventas de Hermès y pasó por Sonia Rykiel. Además, se ocupó de la parte de marketing de marcas de Estados Unidos del showroom de Robert Dodd y estuvo en la Fédération Française de la Couture.

Durante un año y medio vivió en Milán, Italia, en donde trabajó en un showroom que distribuía Golden Goose Deluxe Brand.

Hoy Maydi tiene presencia en siete puntos de venta en Tokio, uno en Osaka, y desde la próxima temporada estará en Hiroshima. También en Londres, Lyon y Dallas. En Buenos Aires, sus productos están en Tienda Panorama y además atiende de manera personalizada en su showroom.

La marca además tiene una veta sostenible y consciente, trabaja con cooperativas y desde este año usa el merino Península Valdés que tiene certificación “Sustainable Wildlife Friendly”, un sello que otorga una entidad de Estados Unidos encargada de monitorear que se cumplan ciertas normas en la producción de la fibra.

FashionUnited tuvo la oportunidad de conversar con la diseñadora en Buenos Aires sobre su historia, su marca y su interés por llevar los productos argentinos al mundo.

A pesar de haberte graduado de diseñadora, los primeros años no te dedicaste puntualmente a lo creativo, ¿cómo fue esa etapa?

En París trabajé más que nada en el área de comercialización y negocios. Eso me daba un acercamiento al producto. Por ejemplo, en Rykiel, el equipo creativo trabajaba junto al comercial para todo el desarrollo del producto.Eso hizo que yo tuviera más experiencia en esa área que en lo puramente creativo.

¿Cómo fue pasar del trabajo específicamente comercial al de diseñar para tu firma?

Yo sentía que tenía un lado creativo, al estar todo el tiempo en contacto con marcas es imposible poder desarrollar algo si no tenés afinidad. Mi jefe Robert Dodd me decía siempre “yo creo que tenés que crear tu marca”. A mí me gustaba lo comercial pero no era lo que yo sentía de verdad para transmitir algo.

Patricia Lerat, que fue en un momento la directora del famoso salón Première Classe y que de alguna manera fue una de mis mentoras, me aconsejó que volviera a la Argentina e intentara encarar mi propio proyecto.

¿Cómo fue el regreso a la Argentina?

Volví a finales de 2012. En un principio fui a algunas entrevistas en empresas de moda en Buenos Aires, pero me di cuenta de que no iba a poder encajar con mi estructura europea en las formas en que se trabaja acá. Así que empecé a pensar qué podía hacer, me pregunté qué había de bueno en el país, de qué manera podía explotarlo y comencé a investigar sobre fibras naturales. Yo no tenía mucho conocimiento sobre tejido, aunque de alguna manera ya había estado en contacto con ese tipo de productos mientras trabajé para Rykiel y también para Alberto Marani, que creó una línea de knitwear para Balmain.

¿Cómo empezaste a desarrollar tus tejidos?

Me interesó el desarrollo de la lana Merino porque Argentina es uno de los principales exportadores en el mundo. Un proveedor me puso en contacto con tejedoras de la provincia de Buenos Aires y hacia 2013 empecé con una línea muy pequeña de accesorios: echarpes, cuellos, gorros y guantes hechos a mano. En febrero de 2014, Patricia Lerat me invitó a participar de una feria en Milán y la tienda Biffi de Italia me compró 50 productos. Para mí fue todo un desafío poder producirlos y a partir de ahí podría decir que empezó la marca. Mi visión siempre fue llegar a Europa.

¿Cómo fue volver a Paris desde otro lugar?

En 2015 fui por primera vez con mi marca, cuando un diseñador italiano que se dedicaba a hacer accesorios y prendas Prêt-à-porter me propuso compartir un showroom durante la semana de la moda, en el barrio Le Marais, en Paris. Ahí tuve varias citas con compradores y la tienda Solis, de Lyon me encargó productos. Ese año, además de accesorios incorporé una línea de sweaters que cada vez se va ampliando más. Actualmente, sigo yendo dos veces al año a presentar mis colecciones durante la semana de la moda.

¿Qué importancia tiene el mercado japonés para la marca?

Cuando me presenté en París en 2017 surgieron muchas citas con compradores japoneses con los que cerré ventas más grandes de las que venía haciendo. Tuve que incorporar nuevas tejedoras porque yo trabajaba con pocas personas que al hacer todo a mano no iban a poder afrontar ese tipo de pedidos. Empezar a trabajar en el mercado japonés me dio mucha seguridad como diseñadora y como marca porque son muy precisos y buscan originalidad.

¿Por qué crees que tus productos gustan en el exterior?

Los camélidos tienen algo de exótico y rústico que, al mercado japonés, por ejemplo, le encanta porque es diferente y de eso se trata el nuevo lujo. En Argentina casi no hay consumo de estas fibras y está bueno darlo a conocer en el mundo. Como diseñadora siento que tengo que comunicar que Argentina cuenta con todas estas fibras.

Fotos: Martina Keenan y Maydi

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fibras naturales
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