Courrèges: el gesto de la seducción
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Madrid – Encargándose de abrir la tercera jornada de desfiles y presentaciones oficiales de esta nueva edición de la Semana de la Moda de París, la casa Courrèges irrumpía con fuerza sobre la pasarela parisina presentado su nueva colección de mujer para la temporada Otoño/Invierno FW24. Una propuesta que sorprendía por sus sugerentes notas de lascivia seducción, construida a partir de la inocencia de unos gestos.
Firmada nuevamente por el diseñador belga Nicolas Di Felice, director creativo de Courrèges desde septiembre de 2020, en un cargo con el que debutaba durante la Semana de la Moda de París de febrero/marzo de 2021 de la mano de una primera colección de mujer inspirada en la estética futurista que tanto caracterizase la obra del fundador de la casa, André Courrèges, la propuesta presentada este miércoles en París ha supuesto un último hito en el ya cada vez más asentado relanzamiento y proceso de revitalización de la casa que se está encargando de liderar el diseñador belga. Un propósito para el que se está sirviendo de todo lo aprendido durante sus años de trabajo como parte del equipo de Nicolas Ghesquière, actual director creativo de Louis Vuitton, al igual que de su innata sensibilidad hacia el mundo y las sensaciones que nos envuelven. Dos pilares fundamentales de lo que es hoy la metodología de trabajo sobre la que Di Felice asienta su labor como creativo, para beneplácito de la familia Pinault, principal accionista del holding multinacional francés especializado en el sector del lujo el Grupo Kering, y propietaria mayoritaria desde 2018 de la casa Courrèges, a través de la compañía Artemis; el vehículo de inversión personal de François-Henri Pinault, actual presidente y director ejecutivo de Kering, y de cuya mano el directivo, y la familia Pinault, desembarcaban en la histórica casa de modas francesa, mediante la adquisición de una participación minoritaria de la firma en 2014. Una posición dentro de su capital social que ampliaban en 2018, pasando ya por entonces a convertirse Artemis en accionista mayoritaria de la casa, en una posición desde la que ya se instigó un renovado proceso de relanzamiento de la firma. Un nuevo capítulo que, a nivel creativo, arrancaba con la salida pactada de la diseñadora alemana Yolanda Zobe en enero de 2020, cediéndole de este modo por entonces el testigo a Di Felice, que era ya anunciado como el nuevo director creativo de Courrèges, con el principal objetivo de impulsar su revitalización, en septiembre de ese mismo año.
Desde entonces, y tras aquella primera colección de debut con la que el belga se estrenaba como director de la futurista y modernista casa de modas francesa, Di Felice, de manera cierto es que silenciosa, pero aún así constante, ha logrado venir desarrollando un cada vez más depurado lenguaje creativo, asentado sobre esa misma “pureza” formal que, a nivel estilístico, siempre caracterizó a la casa Courrèges en cuanto a sus patrones. Una, digámoslo así, base, en la que el modista belga ha encontrado los perfectos lindes desde los que poder sentirse libre de experimentar y de hacer evolucionar su imaginario y su ingenio, hasta llegar al punto álgido que, dentro de ese histórico, representa esta última colección para Courrèges. Una colección con la que Di Felice al tiempo que revisita algunos de los códigos más propios de la casa, como sus vestidos de líneas evasé o su más que icónicos sombreros de líneas “escafrandra”, piezas con las que el modista francés no dudó en salir a reinterpretar la moda “futurista” y “espacial” que creó tendencia durante los años 60, y de la que justamente fue uno de sus principales instigadores y representantes junto a Pierre Cardin y Paco Rabanne, el belga no duda en igualmente en tratar de seducirnos y de provocarnos, mediante una sucesión de diseños imbuidos de toda una amplia serie de “descarados” gestos cargados de erotismo.
Gestos entre los que adquirió una especial relevancia provocadora esa mano que las modelos portaron metida en la entrepierna durante todo el desfile, introducidas dentro de los bolsillos delanteros de las prendas, colocados, por el gesto de Di Felice, en una posición comprometida cargada de una gran sensualidad. Un erotismo que el diseñador belga se encargó de terminar de “incendiar” sobre la pasarela, mediante la sucesión de distintos diseños que se descubrían, con un tirante descolgado aquí, una manga retirada allá, o un sujetador a la vista aquí y allá, tratando de recoger ese instante íntimo del acto de desvestirse. Provocaciones que terminaban por alcanzar su culmen, con ese tejido en efecto plumas que parecía reinterpretar lo erizado de una piel al entrar en contacto con un abrazo, una caricia, un beso.
El erotismo de los gestos, frente a la fuerza de la desnudez
Analizando la propuesta en el contexto de esta actual edición de la Semana de la Moda de París, sin duda los diseños de Di Felice han igualmente sorprendidos al compararse con la extremada desnudez con la que Anthony Vaccarello dotaba a su última colección de mujer para Saint Laurent. Colección esta con la que justamente la casa francesa se encargaba de cerrar las presentaciones de la jornada del martes, para terminar precisamente de cederle el testigo a Courrèges, como casa encargada por su parte de abrir el programa de desfiles de pasarela de este miércoles, 28 de febrero de 2024.
Desde esta comparación, lo primero y más esencial que termina de ponerse de manifiesto, es que ambos creativos han logrado justamente lo que se habían propuesto, desde, y esto es quizás lo que pueda resultar más irónico e incomprensible para el público general, dos estrategias que, a priori, se entenderían como las más adecuadas, para los objetivos opuestos. Y es que mientras Vaccarello apostaba por la desnudez y por las transparencias y las presentaba como dos herramientas, con controversia no lo negaremos, puestas al servicio del empoderamiento y de la libertad de la mujer; Di Felice ha apostado por los gestos en el vestir, y por la ropa cargada de gestos, como vehículos al servicio de la expresión del erotismo y de la sensualidad. Dos estrategias contrarias, para dos objetivos opuestos, que se han visto decididamente alcanzados, tanto en cuanto los diseños de Vaccarello se nos descubren cargados de fuerza y sensibilidad, sí, pero ausentes de ese erotismo y de esa carga sexual que sí desprenden, con sus gestos, los firmados por Di Felice para Courrèges. Una carga que iría en línea del objetivo del modista belga de, en mitad de estos tiempos inciertos, y en los que además el contacto físico languidece frente al ensueño de las “no-relaciones” virtuales, querer salir a reivindicar la conexión y el contacto físico y el gusto por experimentar y disfrutar de unas emociones vívidas y reales, que siempre será incapaz de brindarnos el medio digital.
Entre tirantes caídos y plumas erizadas
Más allá ya de estas intenciones, y entrando ya a analizar en mayor detalle esta última colección de mujer de Courrèges para la temporada Otoño/Invierno de 2024/2025, la colección se descubre confeccionada sobre una contenida paleta cromática armada a partir de blancos, marrones y beige, en una diferente horquilla de intensidades. Una base de tonalidades neutras de entre las que, como acentos más singulares, encontramos a un intenso y estimulante marrón-barro, a una serie de ligeros y tenues acentos en gris tierra, y, como nota discordante, a un intenso y provocador rojo carmín que, de la mano de un único conjunto, terminó por justamente de actuar a modo de punto de inflexión en el desfile de presentación de la colección.
En cuanto a los patrones y a las líneas de confección principales de la colección, siguiendo con lo ya apuntado, destacan las líneas evasé, que comparten protagonismo con los patrones más ceñidos y ajustados al cuerpo. Igualmente, destacan esos “gestos” de llevar los bolsillos a un único bolsillo central “canguro” situado en la zona de la entrepierna; los trampantojos de tirantes caídos mediante el recurso de un doble tirante; y la revisitación de las líneas “futuristas” de la casa, y que encontraremos aquí justamente bien representadas mediante unos cuellos de gabardina que se elevan simulando el enganche de una escafandra, o con los de unos vestidos que se elevan hasta por encima de la cabeza, actuando del mismo modo a modo de esas escafandras típicas de los trajes espaciales. Siendo igualmente destacables, dentro del contexto de esta colección, las referencias a últimas tendencias tan en boga como las aberturas en tendencia “cut-out”, que descubriremos desde en vestidos a desde en tops geométricos de aberturas laterales; la exhibición de los sujetadores siguiendo con la tendencia “exposed bra”; y, sí, también a las ya nunca pasadas de moda, y hoy justamente tan reclamadas, transparencias, presentes aquí tanto a través de tops como de vestidos, y de manera singular desde ese vestido —pieza clave de la colección— de escote y manga asimétrica, de plumas erizadas como “piel de gallina”. Tendencias todas ellas que, cabe destacar, que Di Felice logra introducir como un sutil guiño, como un gesto más puesto al servicio de esta provocativa y sensual colección.