Daniel Lee eleva el tono y lleva a Burberry a “territorio Hermès”
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Madrid – Como una de las principales citas de esta última edición de la Semana de la Moda de Londres, la icónica casa de modas británica Burberry presentaba durante la tarde de este lunes 18 de septiembre su nueva colección para la próxima temporada Primavera/Verano de 2024. Una propuesta que se destacaba al tiempo como la segunda que termina viendo la luz desde que el británico Daniel Lee tomase las riendas de la casa, en sustitución del italiano Riccardo Tisci, el pasado mes de octubre de 2022, y desde la que el diseñador ha conseguido empezar a perfilar y a concretar en mayor detalle la visión creativa con la que busca dotar a la legendaria y más que centenaria firma de moda, durante esta nueva etapa que acaba de abrir bajo su dirección al frente de su departamento de diseño.
Rodeada de la magnética ambientación que ofrecía la carpa instalada por Burberry en el corazón de Highbury Fields, un prado situado en la zona norte de Londres, muy próximo al estadio de fútbol del Arsenal, era como finalmente la casa británica terminaba por presentar esta nueva colección para la próxima temporada Primavera/Verano de 2024. Una propuesta que desfilaba al ritmo de la música de Dean Blunt, y que los invitados y asistentes al evento pudieron descubrir sentados desde los rústicos bancos de madera pintados de verde, a juego con el suelo de la carpa, que se instalaron para ubicar al público de la presentación. Una serie de detalles que terminaron de servir para construir la atmósfera que desde Burberry buscaron, de manera activa, imprimirle al desfile, en su búsqueda por reivindicar, también para esta nueva etapa bajo la dirección creativa de Lee, sus genuinos lazos de unión con el entorno natural y el mundo de exterior. Un ambiente sometido a las inclemencias climatológicas, que son las mismas que terminaron por conducir a la confección de esa gabardina que sigue siendo hoy sinónimo de la casa, y en el que el diseñador británico ha buscado recrearse, siguiendo así adelante y apostando por defender el mismo valor que ya Riccardo Tisci trató de imprimirles a sus colecciones cuando se mantenía al frente de la dirección creativa de Burberry. Pudiendo claramente trazar aquí una diferencia entre el universo de fantasía animal que traían consigo las colecciones del italiano, con todo ese universo de ciervos salvajes que se convirtieron en emblema de la casa bajo su dirección, de la visión más “terrenal” por la que parece haber apostado Lee.
Siguiendo con esta evolución, el diseñador británico parece haberse decidido a imprimirle un decidido cambio al imaginario creativo de Burberry, apostado para ello por mostrarse únicamente fiel a los mismos orígenes y a la herencia de la firma. Siendo este un proceso para el cual ya dejó claro con su primera colección, presentada el pasado mes de febrero, el que pasaba a plantear una enmienda a la totalidad a la etapa de Burberry bajo la dirección de Tisci, para quien únicamente se mantenía fiel en su objetivo para tratar de seguir elevando el perfil de la casa, con el claro propósito de terminar de dejar de lado su valor como marca de moda “premium”, para consolidarla en el selecto grupo de marcas genuinamente asentadas en la categoría de la moda “lujo”. Un grupo para el que entonces el italiano parecía haberse marcado por objetivo asimilarla y situarla a la altura de Gucci y de otras firmas en “tendencia”, y para la que ahora no obstante el británico habría encontrado como referente a la casa francesa Hermès. Y es que puestos a buscar espejos en los que mirarse, ¿cuál mejor que el de la compañía cuyos títulos cotizan muy por encima de los de cualquier otra compañía de la industria de la moda, actualmente en unos para muchos más que imposibles 1.867 euros por acción?
Herencia, herrajes y complementos
Lo de que nuestra valoración tras descubrir esta última colección de Burberry para la temporada Primavera/Verano de 2024 pase y se resuma en los intentos que parece estar llevando a cabo Lee por aproximarla al terreno en el que hoy sigue reinando Hermès, pero quizás mostrándose como su alternativa “british”, se sostiene tanto en términos de diseño, como de la misma evolución que el creativo está tratando de llevar a cabo sobre las líneas de producto de la firma, y en el sentido mismo por el que aspira a que sea reconocida y valorada la casa como consecuencia del “giro” que está tratando de practicarle desde su departamento de diseño. Tres puntos para los cuales esta misma colección ha servido muy bien para ejemplificar y dejar puestos de manifiesto, al mismo tiempo que para marcar un igualmente decisivo cambio con respecto a la primera colección presentada por Lee como director creativo de la firma. Una propuesta para la cual, echando ahora la vista atrás, se deja más claro que en el momento de su presentación que el objetivo del diseñador británico pasaba más por dar a conocer y poner sobre la mesa las que iban a ser las bases de esta nueva etapa de la firma, que a descubrir toda la maestría con la que, haciendo uso de esos códigos, entre ellos eso recuperado emblema del “caballo azul” de Burberry bañado en “azul Klein”, iba el diseñador buscar llevar a cabo esta particular “revolución”, en el camino de Burberry a la cima del lujo.
Tratando de ahondar en las estrategias que está tratando de practicar el británico para avanzar sobre este camino, es como primeramente y por delante de todo nos encontramos con esos valores sobre la tradición, como firma británica y como firma de moda y de complementos “outdoor”, que ha pasado a situar como la herencia que debe prevalecer por encima de todo en el seno de la compañía. Una apuesta que no es más que la que ya venían practicando a lo largo de estos, en algunas ocasiones de manera cierto es que más superficial, y que el británico se mostraría empecinado a que sirviera de cauce para todas las activaciones de la casa, del mismo modo que lo hacen las herencias de Louis Vuitton y de Hermès, cara con cada uno de sus respectivos casos. Siendo este un aspecto que se ha terminado de poner bien claro sobre las piezas de esta colección, mediante esas impresiones, estampados y detalles en forma de herrajes, hebillas y correas, que si de un lado nos devuelven una imagen cierto es que tan estilosa como atractiva, del otro no pueden más que llevarnos a esos similares motivos que Hermès ha llevado a toda su completa línea de productos, desde a vajillas a prendas de vestir y complementos.
Siguiendo por este análisis, es precisamente esta misma línea de complementos, estratégica para Hermès, la que igualmente ha buscado Lee potenciar bajo el paraguas de esta colección, siguiendo así con el que ya era conocido que iba a ser uno de los principales objetivos del diseñador británico tras ser nombrado director creativo de la casa de modas: lograr dotarla de un catálogo de complementos que puedan terminar de engordar y disparar sus cuentas, al tiempo que brindarle la conexión con una cada vez más amplia comunidad de clientes, que sin poder acceder a la nueva horquilla de precios en la que han pasado a situarse sus prendas de indumentaria, sí tendrían en contra disponibilidad como para hacerse con alguno de sus complementos. Punto para el que el británico tendría ya muy presente el deber, primero, de garantizar la excelsa calidad de los materiales a emplear, y segundo, el que la oferta de complementos de la casa pueda dotarse de una nuevo catálogo de piezas icónicas que, a pesar de los intentos llevados a cabo bajo la etapa de Riccardo Tisci, sí terminen por arraigar dentro del catálogo de la oferta de Burberry, y entre los miembros más fieles de su comunidad de clientes.
Se trata así pues esta de una colección que se descubre como “una exploración de la ligereza, la sensualidad, la belleza y la elegancia”, y desde la que “los códigos de la marca evolucionan y se trasladan a ropa, bolsos, zapatos, accesorios y joyas”, describen la propuesta desde la dirección de Burberry, a través de la nota de prensa emitida con motivo de su desfile de presentación dentro del programa oficial de London Fashion Week. En respuesta, la colección transmite “una sensación de vida al aire libre”, mediante la “reimaginación del ‘trench’ para el verano”, y mientras “predominan los estampados”, “las joyas y los herrajes se convierten en obras de arte pintadas a mano” y se repiten como motivos centrales de los estampados, y se guardan referencias “a las frutas británicas y a las praderas inglesas”.