Dior presenta en Nueva York su colección Fall 2024
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Madrid – A última hora de este lunes, 15 de abril, hora local, terminaba teniendo lugar desde Nueva York el desfile de presentación de la colección de la línea de prêt-à-porter de mujer de Dior, para la próxima temporada de Otoño/Fall 2024. Una colección inspirada en el histórico vínculo que han venido manteniendo a lo largo de los años Francia y los Estados Unidos, desde una relación que desde la “maison” parisina han querido salir a poner ahora en valor, recurriendo para ello a la figura de la icónica Marlene Dietrich como punto de ancla entre los sentidos del gusto y por la moda europeo, americano y el que profesan desde dentro de las paredes de la inmortal casa de modas.
Siguiendo con la que viene siendo la manera de operar de Dior para la presentación de sus colecciones de mujer de prêt-à-porter para la temporada de Otoño, la casa de modas francesa, tal y como ya nos encargábamos de recoger en su momento desde FashionUnited, se abría a adelantar esta propuesta mediante la divulgación de una extensa cantidad de material gráfico hacia finales del mes de diciembre del pasado año de 2023. Fechas desde las que, coincidiendo justamente con el final de la temporada de otoño y con el arranque del invierno, desde Dior salían a poner su foco de atención en la próxima temporada de Otoño de 2024, presentando con todo lujo de detalles las fotografías de campaña de su nueva colección. Propuesta sobre la que posteriormente terminaban de confirmar, llegados ya a las primeras semanas de este 2024, que, continuando con el ejemplo de sus anteriores colecciones de Otoño, celebrarían un desfile en Nueva York este 15 de abril de 2024. Una desde entonces esperadísima presentación, que iba a tener lugar desde la Gran Manzana respondiendo al sentido inspiracional sobre el que terminaron por idearse y modelarse las prendas que integran la propuesta, y desde el que ha terminado siendo el primer desfile organizado en la ciudad por Dior desde que Maria Grazia Chiuri accediera a la dirección creativa de sus colecciones de mujer, en julio de 2016.
Continuado con lo que ya por entonces destacábamos sobre esta misma colección de Dior para Otoño 2024, desde su vertiente más ideológica, la propuesta trata en primer lugar de volver a salir a reivindicar la rica historia que atesora la casa de modas francesa, y en esta ocasión en particular el pasaje que el propio Christian Dior dedicó en su autobiografía a sus viajes entre París y Nueva York. Una relación la del fundador de la casa con ambas ciudades, de la que Chiuri se ha servido para tratar de profundizar en los lazos que unen a ambas, escogiendo como elementos más simbólicos de esa relación precisamente a los dos principales monumentos que las representan: la Torre Eiffel de París y la Estatua de la Libertad de Nueva York. Dos iconos de ambas urbes, en ambos casos concebidos por la febril inventiva de Alexandre Gustave Eiffel, con el caso de además ser la Estatua de la Libertad un regalo hecho por parte del pueblo francés al pueblo estadounidense en 1886, para conmemorar el centenario de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, y que Chiuri ha terminado elevando a motivos gráficos clave de esta propuesta. Una colección que más allá de esas referencias directas, asienta igualmente sus raíces sobre la figura de la célebre musa del séptimo arte la alemana Marlene Dietrich. Figura a la que Chuiri le confiere el poder de representar mejor que ninguna otra las mejores características que definen el gusto por la moda de la Europa que representa París, de los Estados Unidos que mantienen a Nueva York como su principal escaparate al mundo, y de Dior, casa la que Dietrich se mantuvo íntimamente ligada, tanto dentro como fuera de la gran pantalla.
“Con las colecciones marcando los ritmos de cada nueva temporada en la moda, el Otoño”, de manera especial, “constituye para Maria Grazia Chiuri un periodo particular de reflexión y de cuestionamiento”, como símbolo de esa “renovación constante” a la que se mantiene sujeta el mundo de la moda. Desde esa perspectiva, apuntan desde Dior a través de una nota, es la llegada del otoño la que sirve para esbozar las nuevas líneas, “cortes, materiales y diseños” que llegarán para revitalizar los armarios y “satisfacer las necesidades de todas las mujeres”. Intención para la cual, y en esta ocasión, la diseñadora italiana ha puesto sus ojos en el “capítulo dedicado a su viaje París-Nueva York” de la autobiografía de Chistian Dior. Pasaje desde el que Chiuri se abre a profundizar en el diálogo existente entre ambas ciudades, y que pone de relieve en forma de “dos estampados clave” de la Estatua de la Libertad y de la Torre Eiffel, con la carismática y siempre controvertida actriz Marlene Dietrich como “el puente entre ambas culturas” enfrentadas desde las dos orillas del Atlántico, y que encuentran justamente en las ciudades de Nueva York y de París dos de las principales plazas desde las que exhiben sus respectivas idiosincrasias.
Entre siluetas años 20 y “provocadores” esmóquines en tendencia “no pants”
Poniendo ya toda la atención sobre las particularidades de la colección que ha terminado por presentarse ahora desde Nueva York, siguiendo con lo ya apuntado a finales del pasado mes de diciembre, la colección se encuentra asentada sobre una muy contenida paleta cromática en la que dominan las tonalidades neutras en negro, blanco y beige, en acento “nude”. Coloraciones que encontraremos sobre prendas de marcas influencias venidas de los años 20, 30 y 40, en lo que termina por dar forma a atrevidos vestidos y conjuntos entre los que no faltan las referencias al estilo “flapper” que reinó en la moda de comienzos del siglo XX como reflejo de los primeros pasos que la mujer daba hacia su libertad y hacia la emancipación, estilo desde el que Coco Chanel terminaría por configurar el armario de la “mujer moderna”; como tampoco referencias al provocador estilo andrógino que se procuró de cultivar Marlene Dietrich tanto dentro como fuera de la gran pantalla.
Desde estas máximas, de entre la propuesta cobran un especial protagonismo los distintos vestidos de patrones ajustados, en corte batín y en tenues transparencias; los siempre delicados vestidos de Dior colmados de detalles iridiscentes y bordados, en esta ocasión de forma especial los acabados en patrón en forma de red; y las “festivas” combinaciones y vestidos en tendencia estilo “flapper”, diseños que pudieron descubrirse recubiertos de mares y mares de flecos que vibraban al ritmo de las luces y del paso de las modelos. Combinaciones que terminaron de encontrarse acompañadas sobre la pasarela de elementos igualmente clave de esta colección como los conjuntos de tendencia “no pants” de mini-shorts y tops y chaquetillas; los estampados en “animal print”; las distintas piezas con estampado de motivo “skyline” de las ciudades de París y de Nueva York; o las diferentes piezas fruto de una revisitación, en clave contemporánea y seductora, del esmoquin masculino del que tanto, y tan bien, supo apropiarse la mítica actriz y cantante alemana, protagonista de auténticas joyas del séptimo arte como “El ángel azul” (1930), “Testigo de cargo” (1957) o “El juicio de Nuremberg” (1961).
Tomando de este moco a la icónica actriz germana como ese enlace entre las culturas europea y estadounidense, ocupan un papel principal en la conformación de esta colección “los trajes masculinos de Marlene Dietrich” que ya en su día “provocaron escándalo, afirmando, no lo olvidemos, el derecho de la mujer a elegir su propia vestimenta como le plazca”, entran a detallar desde Dior. En respuesta, la colección incorpora “chaquetas que se combinan con pantalones anchos o faldas lápiz por debajo de la rodilla”, así como “vestidos preciosos, y a veces muy ligeros, que recuerdan el estilo de la moda de los años 40, y que dejan entrever una lencería que resulta ser parte esencial del propio outfit”.
Desde ese mismo atrevimiento y gusto por la provocación, entendidos como medios desde los que defender y argumentar en mensaje sobre “la libertad que da forma y consistencia a lo que cada mujer elige ser”, apostillan desde Dior, la colección igualmente incorpora en una posición principal, junto a unas magníficamente confeccionadas prendas de punto, a una amplia serie de “vestidos lenceros con incrustaciones de encaje”. Unos motivos bordados entre los que se incluyen elementos que forman parte de “los códigos característicos” de la casa, introducidos en ella por su propio fundador, como lo son “la estrella, el trébol y la abeja”; elementos que se han mantenido como símbolos iconográficos de la casa Dior desde su misma fundación por Christian Dior en París en 1946, y a los que Chiuri vuelve a recurrir para destacar la vitalidad que siguen contando a día de hoy los elementos más propios de la firma, para, a partir de su revisitación y adaptación, seguir dando forma al armario de la mujer del siglo XXI.