El certificado BCI para el algodón sostenible, bajo sospecha
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Madrid – No hablamos de un certificado cualquiera, sino del concedido por la Better Cotton Initiative (BCI) para marcar al algodón producido, supuestamente, bajo los mayores y más exigentes requisitos en materia de sostenibilidad. Una práctica que ha llevado a la organización a liderar el que se considera como el programa de sostenibilidad del algodón más grande del mundo, liderando una asociación de la que forman parte más de 2 500 miembros, entre los que no faltan nombres como los de Adidas, Gap, el Grupo H&M o Inditex, pero cuyos cimientos han pasado a tambalearse a raíz de la investigación llevada a cabo por la ONG británica Earthsight.
Como raíz de toda esta penúltima polémica que ha empezado a sacudir y a protagonizar el penúltimo escándalo dentro del mundo de la moda y del textil, nos encontramos de este modo con la concienzuda investigación a la que han venido dedicándole más de un año desde la organización no gubernamental británica Earthsight. Investigación de la que terminaban por dar cuenta este mismo jueves, 11 de abril de 2024, con la publicación del informe elaborado a partir de toda la información y los datos recopilados a los largo de estos últimos más de 12 meses, y desde el que salían a acusar a Zara y a H&M, las dos cadenas “estrella” de las multinacionales de la moda el Grupo Inditex y el Grupo H&M, respectivamente, de contribuir y favorecer con sus modelos de negocio a la deforestación ilegal, al robo de tierras y al aumento de la violencia en Brasil. Una acusación que, añadimos desde aquí, no podemos decir que resulte del todo fortuita, pues hay que reconocer que el reclamo que ejercen los nombres de ambas cadenas y de ambas multinacionales, dos de las compañías con mayor peso de toda la industria, a escala global, sirve para favorecer la “viralidad” del informe y de la investigación realizada por Earthsight, cuyos resultados, de ser ciertos, no apuntarían tanto a las cadenas de moda, sino principalmente a la Better Cotton Initiative y sus estándares para certificar que realmente un algodón se está produciendo y recolectando con esos mayores estándares éticos y sostenibles de los que pretenden ser garantes.
Ahondando en el fondo de la cuestión, según relatan desde la misma ONG a través del mencionado informe, para la hora de descubrir de qué manera la industria de la moda estaba contribuyendo a la deforestación en Brasil, centró sus pesquisas en la región occidental del estado brasileño de Bahía, dentro de la región conocida como el Cerrado, y en la producción que llevaban a cabo en la región dos importantes compañías, situadas al norte y al sur: Grupo Horita y SLC Agrícola. Empresas sobre las que se decidieron a poner el foco, vinculándolas a ambas con multas y sanciones relacionadas con los procesos de deforestación y de robo de tierras que habrían venido sufriendo las comunidades locales y la región de Bahía. Cuestión para la que desde la ONG pasaron más de un año analizando imágenes de satélite, sentencias judiciales, registros de exportaciones e incluso participando de manera encubierta en ferias tanto de Brasil como de Europa, haciéndose pasar por inversores extranjeros.
Como resultado de toda esa investigación, que es la que ha terminado ahora saliendo a la luz con la publicación del informe elaborado por Earthsight, la ONG apunta a haber logrado rastrear unas 816 000 toneladas de algodón exportadas por las dos compañías puestas bajo sospecha, desde Brasil y las tierras supuestamente ocupadas y/o deforestadas, a los mercados extranjeros, entre 2014 y 2023. Una cifra que advierten que podría realmente escalar hasta los 1,5 millones de toneladas, para el caso de atender a los datos que advierten de las operaciones realizadas a través de terceros intermediarios, materia prima que en todo caso la ONG identifica que, siguiendo con el historial de las exportaciones de Horita y SLC, habrían terminado en productos de China, Vietnam, Indonesia, Turquía, Bangladesh y Pakistán. Países desde los que este algodón, manchado supuestamente por la ocupación de tierras, la deforestación ilegal y la violación sistemática de los derechos humanos, habría terminado ya por entrar a las cadenas de valor de multinacionales como el Grupo H&M e Inditex, todo bajo el certificado de garantía ético y sostenible BCI, bajo el que llevan a cabo su actividad y comercializan sus materias primas tanto Grupo Horita como SLC Agrícola. Certificado que en Brasil se encargan de otorgar, bajo un acuerdo de asimilación en el mercado con la Better Cotton, desde la Asociación Brasileña de Productores de Algodón (Abrapa), responsables de liderar el programa Algodón Responsable Brasileño.
¿Y quién regula al regulador?
Como conclusión de la investigación llevada a cabo desde la ONG, y a pesar de apuntar de manera decidida contra las grandes multinacionales de la moda occidentales y europeas, desde la misma Earthsight reconocen que uno de los grandes problemas que ha puesto en evidencia la investigación es que el algodón puesto bajo sospecha llega al mercado certificado bajo el sello BCI. Cuestión sobre la que ya advirtieron tanto a H&M como a Inditex desde Earthsight en torno al mes de agosto de 2023, momento en el que ambas compañías empezaron a ponerse en contacto con la Better Cotton con el fin de obtener alguna clase de respuesta al respecto. Respuesta que llegaba en forma de una investigación llevada a cabo en nombre de la BCI por parte de Abrapa, que se cerraba sin identificar ninguna falta de cumplimiento de los estándares del BCI; y de una modificación de esos mismos estándares, aplicada el pasado 1 de marzo de 2024, acciones ambas a todas luces calificadas como insuficiente para Earthsight como para asegurar que el algodón certificado con la marca BCI se encuentre libre de sospechas. Unas sombras que aún con todas desde la ONG siguen expandiendo y arrojando sobre las multinacionales del sector, a pesar de que, como seguro que ya saben desde la Earthsight, lo que precisamente se les viene reclamando a las compañías de la moda —que no compran algodón sino que se limitan a especificar una serie de requisitos a sus proveedores sobre las materias primas que deben emplear para la confección de sus prendas— es que recurran a terceras partes no interesadas, como la BCI, para la hora de certificar que las materias primas, los procesos y las prácticas que se emplean dentro de sus respectivas cadenas de valor, cuentan de manera objetiva con una serie de características que, como parte interesada, las multinacionales de la moda no están en condición de certificarse a sí mismas. Cuestión que nos llevaría a preguntarnos, como siempre ocurre en circunstancias como la denunciada ahora, ¿pero y quién regula al regulador?
“¿Cómo terminaron estos grandes minoristas con sus cadenas de suministro manchadas con algodón brasileño vinculado a la deforestación y al acaparamiento de tierra?”, se autocuestionan desde Earthsight; estando parte de la respuesta, añaden, “en el hecho que sus políticas éticas están llenas de agujeros”, y, en lo que es “aún más importante”, en “que el sistema de cadena de suministro del que dependen tiene fallos fundamentales”. “Cuando se trata de asegurar que su algodón se consigue éticamente, ambas empresas”, ciñéndose al caso de Inditex y de H&M, “dependen de la utilización de algodón suministrado por agricultores certificados por Better Cotton, el sistema más conocido a nivel mundial de certificación del algodón”. Nada cuestionable, sino fuera porque, apuntan desde la ONG, “hay un problema bastante flagrante” que ha terminado saliendo nuevamente a la luz a raíz de esta investigación, dado que “el algodón que logramos vincular con los abusos de los derechos a la tierra y ambientales en Bahía fue certificado bajo Better Cotton”. Algo que “quizás no debería ser sorprendente, ya que se ha demostrado repetidamente que Better Cotton tiene graves deficiencias”. “De hecho”, añaden desde la ONG, “el sistema de certificación ha sido asediado por acusaciones de ‘green washing’ y criticado por no permitir la plena trazabilidad de las cadenas de suministro ni abordar las violaciones de derechos humanos”. Unas cuestiones que llevan a que la etiqueta, partiendo además de distintas investigaciones anteriores, “no puede ser vista como una garantía de responsabilidad ni ambiental ni social”, sentencian desde Earthsight.
En cuanto al asunto de la investigación encargada por la BCI a Abrapa, la falta de resultados sería justamente una nueva muestra, argumentan desde la ONG, de la incapacidad del certificado BCI para la hora de impedir que abusos como los que se censuran puedan terminar por “manchar” las cadenas de valor de las multinacionales de la moda. Y es que “hay una razón sencilla” por la “cual la investigación inicial de Abrapa puede no haber llegado a nada”, y es que “el problema no fue la falta de cumplimiento, sino los estándares en sí” del certificado BCI. Sello para el que, apuntan, “no hay ninguna prohibición” para el cultivo de algodón certificado como BCI desde una “tierra en la cual se ha talado ilegalmente el bosque antes de ser certificada”, como tampoco se “incluyen ningún requisito” para que las plantaciones certificadas “cumplan con las leyes relacionadas en materia de derechos sobre la tierra o con la protección ambiental”. Cuestiones a las que además se suman “conflictos de interés” como el que se da en Brasil, donde Abrapa “trabaja estrechamente con asociaciones locales” de productores de algodón.
Inditex reclama respuestas
Como respuesta a toda esta suma de acusaciones, antes de que terminase haciéndose público el informe, este jueves día 11 de abril, a comienzos de esta misma semana se terminaba por hacer pública una carta remitida desde Inditex, y firmada por Javier Losada, director del departamento de sostenibilidad de la compañía, a la dirección de la Better Cotton Initiative. Una misiva que se situaba como el último intento, ahora ya de manera formal, llevado a cabo por la multinacional española por tratar de obtener una respuesta clara por parte de la BCI a las graves acusaciones lanzadas por Earthsight contra el sello; acusaciones de las que como apuntábamos desde Inditex hacían partícipes a la organización en su momento, prometiéndoles en respuesta la puesta en marcha de una investigación sobre la que no obstante desde la BCI no terminaban por adelantar ninguna clase de respuesta ni resolución.
A través de la citada carta, Losada trata de recoger la cronología de los acontecimientos, recordando a la BCI cómo a finales del pasado mes de agosto se les hizo partícipes de una investigación desde “la que se denunciaban graves prácticas —entre ellas la usurpación de tierras, deforestación ilegal y actos violentos contra las comunidades locales— por parte de dos productos brasileños de algodón con estándar Better Cotton en fincas ubicadas en el estado de Bahía, Brasil”. “De confirmarse la veracidad de su contenido, las prácticas denunciadas en el informe de Earthsight sitúan al algodón proveniente de estos productores completamente al margen de los estándares exigidos por Inditex y esperados por su proveedores y sus clientes en todo el mundo”. “Su organización nos comunicó la intención de investigar estos hechos y determinar si efectivamente existían irregularidades en la concesión de las mencionadas certificaciones, así como de informar de sus conclusiones antes del final de marzo de 2024”, cuestión que finalmente no llegó a darse, motivando la redacción y el envío de la carta, pero siendo una resolución que, advierte Losada, resultará “clave para la valoración de posibles limitaciones a la consideración del estándar Better Cotton en nuestro sistema de aprovisionamiento y, en particular, a la potencial puesta en marcha de iniciativas alternativas que conduzcan a un mayor control de las condiciones de producción del algodón con origen en Brasil”. Razón esta por la que reclaman que facilite “lo antes posible el resultado de la investigación independiente que se ha llevado a cabo y las medidas necesarias para garantizar una certificación de algodón sostenible que respete los más altos estándares”, reclamando en consecuencia a la BCI a que dé muestras de su compromiso por arrancar con un plan dirigido a “dotar de la máxima visibilidad al conjunto de la industria sobre las prácticas certificadas” y a “avanzar de manera decidida en materia de trazabilidad”.
La respuesta (vacía) de la BCI
Por su parte, y en respuesta ya a las presiones que ha venido recibiendo la organización tras la publicación del informe y la llegada de esa carta remitida por parte de la dirección de Inditex, desde la Better Cotton han finalmente emitido una declaración oficial desde la que salen a tratar de atajar la polémica, comprometiéndose a facilitar los resultados de la auditoría independiente llevada a cabo, tras la investigación inicial dirigida por Abrapa, tanto a Earthsight como a Inditex y a cualquiera de las compañías adheridas a la iniciativa BCI. Medida a la que suman su decidido compromiso, sostienen, por seguir tratando de mejorar sus estándares para evitar que puedan darse hechos como los denunciados, advirtiendo de que, de existir evidencias, los certificados BCI serán retirados de todas aquellas granjas que incumplan sus protocolos. Advertencia tras la que parece vislumbrarse ya el que —al menos por el momento— no han identificado ninguna irregularidad de sus estándares durante su investigación, así como tampoco en la investigación llevada a cabo por la ONG, como para anunciar ya la retirada del certificado BCI de las plantaciones puestas bajo sospecha.
“Acogemos con agrado el trabajo de organizaciones como Earthsight para arrojar luz sobre áreas que requieren un escrutinio adicional”, declaran desde la BCI. En respuesta a sus acusaciones, “hemos realizado una auditoría independiente de las cuestiones altamente preocupantes planteadas que se relacionan con tres granjas autorizadas de Better Cotton en el estado de Bahía en Brasil”, cuyos resultados “nos comprometemos a poner a disposición de Earthsight y de todos nuestros miembros”. “Según nuestros procedimientos, si hay evidencias de que las granjas no cumplen con los requisitos del Better Cotton Standard, sus licencias serán suspendidas o revocadas”, para lo cual “trabajaremos estrechamente con la Asociación Brasileña de Productores de Algodón” durante “todo este proceso”.
Sobre las dudas que se han arrojado sobre el certificado, “nuestro estándar está diseñado para evitar que tierras con altos valores de conservación se conviertan al cultivo de algodón, y que las tierras se conviertan sin el consentimiento de la comunidad”, algo que contemplan “tanto nuestro estándar anterior como el último”, se defienden. A pesar de ello, reconocen, “ciertas cuestiones planteadas en el informe respaldan nuestra actual prioridad de mejorar la diligencia debida de los socios, especialmente en lo que respecta a la conversión de tierras, la deforestación ilegal y el impacto en las comunidades locales”; cuestiones para las que “estamos trabajando con las partes interesadas para fortalecer los mecanismos de supervisión, incluyendo revisiones más rigurosas y verificaciones cruzadas”, con el objetivo puesto en garantizar la correcta “alineación de los miembros con los estándares de Better Cotton”.Obviando la muestra de cualquier sospecha, concluyen, “los consumidores y las marcas que los abastecen deben tener confianza en que el algodón de su ropa”, certificado como BCI, “se produce de manera responsable”; para lo que, finalizan, “continuaremos trabajando con los agricultores, los Gobiernos y la industria en general, para mejorar los estándares en Brasil y en todo el mundo”.