Gucci, en Milán: persistiendo en el lujo 24/7
cargando...
Madrid – Destacándose dentro del programa oficial de esta última edición de la Semana de la Moda Masculina de Milán como otra de las citas clave de su calendario, la florentina casa Gucci presentaba este lunes, día 17 de junio, su colección de moda-hombre para la temporada Primavera/Verano 2025. Una propuesta desde la que su nuevo director creativo, Sabato De Sarno, seguía adelante en su particular apuesta por seguir aproximando la firma hacia ese lujo que puede llegar a suponer el vestir, desde la cotidianidad del día a día, con sus propuestas para la firma italiana.
Presentada bajo la purista atmósfera del vestíbulo de La Trienal de Milán, el museo de arte y diseño de la capital de la Lombardía, toda la ambientación confluía para la hora de enfatizar el mensaje que traía tras de sí esta última propuesta diseñada por De Sarno para Gucci, la segunda colección masculina, y primera para una temporada de Primavera/Verano, diseñada para la casa por el diseñador napolitano, desde que fuera nombrado como su nuevo director creativo en enero de 2023. Momento en el que arrancaba un nuevo capítulo, tanto para el diseñador como para la icónica casa de modas, que no podemos decir que haya, ni que esté, resultando especialmente sencillo, llegando marcado desde sus mismos comienzos por su cuestionado nombramiento, y por la alargada sombra de la estética y de las formas y gustos de Alessandro Michele. Creativo al que, tras dos décadas al frente de la casa, entraba a sustituir De Sarno, con un objetivo que desde FashionUnited siempre hemos defendido como claro, y que pasaba, y pasa, por tratar de alejar a Gucci de la suntuosidad y de las ocasiones especiales hacia las que se dirigían especialmente las elaboradísimas propuestas de Michele, para acercar a la casa hacia ese otro “lujo de lo cotidiano” al que, colección tras colección, se mantiene enfocado De Sarno, y en lo que, desde un punto de vista comercial, debería a la larga terminar de destacar el potencial de facturación de Gucci, o así al menos es como lo percibirían desde Kering, el grupo francés propietario de la casa de modas florentina.
Desde ese entendimiento y maneras de observar cómo está siendo la evolución de esta nueva Gucci, tampoco ha terminado de pasar desapercibido el que, justamente este lunes, y de manera completamente inesperada, desde Valentino —de la que Kering ya cuenta con un 30 por ciento de su capital social— terminasen por presentar la primera colección de Alessandro Michele como nuevo director creativo de la firma. Una extensísima propuesta Crucero que, con las prendas femeninas como grandes protagonistas, hay que reconocerlos, lejos de ensombrecer a la presentación de Gucci, parecía venir más bien a justamente tratar de terminar de ponerla en contexto, y a tratar de poner igualmente algo de coto y de freno a las comparativas que han venido tratando de enfrentar a la “antigua” con la “nueva” Gucci de De Sarno desde su entrada en la dirección creativa de la casa, presentando una premisa clara: el espíritu de la Gucci de Alessandro Michele seguirá vivo, pero en Valentino.
Persistiendo en “el lujo de lo cotidiano”
Dibujado el singular contexto desde el que terminaba por descubrirse así esta segunda colección de hombre de De Sarno para Gucci en Milán, continuando igualmente por esa defensa del “lujo de lo cotidiano” del que está tratando de hacer bandera De Sarno, la propuesta, desde sus líneas generales, se mostró repleta de referencias y de concomitancias hacia la realidad de lo que es un armario de diario. Punto que se sostuvo mediante prendas de cortes limpios y minimalistas, adecuados para poder lucir en cualquier momento y del día hasta la noche, de 24/7.
Continuando con este más pormenorizado análisis de la colección, la propuesta se descubrió asentada sobre una tan colorida y primaveral como atemporal paleta cromática, dominada por la presencia de grises piedra, verdes limas y rojos “ancora”. Tonalidades, las tres, sobre las que esta nueva Gucci está emprendiendo su relanzamiento, y que se sostienen como un hilo conductor, a nivel de color, de todas las distintas colecciones que ha venido firmando De Sarno para la casa; bases así pues de los cimientos de esta nueva Gucci, en un papel para el que en esta ocasión compartieron su protagonismo con acentos en lavandas, rosas palo, azules océano y verdes bosque, con los blancos y negros encargándose de reforzar la estética minimalista de la propuesta.
En cuanto a sus líneas, y siguiendo con lo ya señalado, la simplicidad y sencillez de patrones, arquetipos de indumentaria y motivos sobre los que se asienta la colección, jugaron, en una perfecta combinación, para enfatizar aún más esa estética minimalista sobre la que venimos advirtiendo. Un minimalismo que, como bien señalábamos, no oculta tras de sí más que un esfuerzo por buscar la versatilidad de las prendas y su valor para ser llevadas de 24/7, intenciones finamente ocultas tras estudiados estampados florales y figurativos, y de unas elaboradas terminaciones en tejido de red o en bordados de flecos. Motivos todos ellos que servían al tiempo para añadir un extra de “elevación” al conjunto de la colección, mientras que, en su uso sobre prendas tradicionales y básicas de tipo polo, de tipo sudaderas con cremalleras, o de tipo camisa de manga corta, no dejaban de dar forma a un armario de básicos pensados para poder lucir prácticamente a diario, como ejemplo de versatilidad y atemporalidad en el vestir.
“Como el mar que baña todas las costas sin prejuicios, también un museo es un espacio enteramente abierto, que nutre a quienes se sienten atraídos por él”, explicaba a través de una nota, de manera ciertamente poética, el mismo Sabato De Sarno, sobre las razones que llevaron a la elección de La Trienal de Milán para la presentación de esta colección. Una propuesta que, bajo la idea de los “encuentros” como elemento generador de la colección, entendidos estos como situaciones desde las que se producen unos cruces de influencias de manera bidireccional capaces de generar una “impresión” entre las partes implicadas, “habla de los encuentros entre la ciudad y la playa, y entre personas que aman la vida”, detalla De Sarno. “En definitiva”, profundiza, “habla de la libertad”, y entre otras razones lo hace, añade el diseñador napolitano, porque “me siento libre cuando no hay distancia entre mis palabras y mis pensamientos, entre mis acciones y mi corazón”, por lo que, de la misma manera, “espero que la gente se sienta libre y bienvenida a mi ropa”, apostilla. Un mensaje y unas palabras estas que hay que situar en esta etapa de reposicionamiento de Gucci que está tratando de liderar el creativo, y para la que creía, a la vista está, que era necesario concretar el sentido que va a marcar a sus distintas colecciones, y para el que apunta a una idea de “libertad” tras la que, nuevamente, nos encontramos no sino que con ese valor 24/7 desde el que venimos señalando a este “lujo de lo cotidiano” sobre el que De Sarno está buscando asentar a la casa Gucci en esta nueva etapa bajo su dirección creativa.