Gucci, tapiz de culturas

Madrid – Avanzando por la particular travesía por el desierto por la que venía atravesando Gucci desde la abrupta salida de Alessandro Michele de su dirección creativa, la casa de moda italiana, y buque insignia del Grupo internacional francés especializado en artículos de lujo Kering, presentaba este 16 de mayo desde Seúl su nueva colección Crucero 2024. Una propuesta diseñada de manera colaborativa por los distintos miembros que integran el multicultural equipo que actualmente se encuentra al frente de su departamento de diseño, y que, para grata sorpresa de propios y extraños, terminó por elevarse por encima de lo que podría esperarse de una colección de transición, a la espera del desembarco de Sabato De Sarno.

Se trata esta de la segunda colección de moda que termina presentando la casa italiana desde que se comunicase, a finales del pasado noviembre de 2022, la salida de Michele de la dirección creativa de Gucci, tras la colección que la casa presentaba durante la pasada edición de la Semana de la Moda masculina de Milán, de enero de este 2023. Una colección concebida a modo de nuevo interludio dentro del imaginario creativo de Gucci, pero que se ha terminado destacando como una brillantísima propuesta, en torno a la que bien podrían haberse terminado por reflejar el conjunto de nuevas aspiraciones y tendencias que desde Kering trataban de que comenzaran a verse reflejadas dentro de las colecciones de la principal casa de modas que mantienen en cartera. Unos renovados aires de lo que había venido siendo el lenguaje y la estética empleada por Michele, y a los que precisamente se apunta como origen de su fulminante salida, para un diseñador que, a pesar de su enorme talento, no habría llegado a responder a las nuevas demandas de la directiva para tratar de seguir destapando el topo de facturación al que parecía haber llegado la firma bajo su dirección. Una serie de términos que habrá que permanecer ahora atentos a la manera en la que evolucionan bajo la próxima dirección creativa del italiano Sabato De Sarno, nombrado nuevo director creativo de Gucci a finales del pasado mes de enero, y del que se espera que, procedente de las filas de Valentino, termine presentando su primera colección para la casa, durante la próxima edición de la Semana de la Moda Femenina de Milán, de septiembre de 2023.

Será únicamente entonces cuando podremos terminar de descubrir que nuevo giro y que nuevas imprimaciones termina por aportar De Sarno al lenguaje creativo de Gucci, y si su etapa responderá al de un lenguaje más próximo a lo que había venido siendo la Gucci de Alessandro Michele, la Valentino de Pierpaolo Piccioli o a esta Gucci de “intermedio”, que está demostrando no pocas particularidades dignas de mención. En especial, todas aquellas que están desnudando a una nueva Gucci que, cual tapiz de múltiples tendencias e infinidad de culturas, está logrando brillantemente aunar y fusionar las sensibilidades aportadas por los miembros de su multicultural equipo, para, como resultado, y con Corea del Sur y Seúl como excusas para la ocasión, dar lugar a una serie de propuestas y diseños tan rabiosamente modernas, como garantes del histórico buen saber hacer de la casa italiana.

“Los códigos de vestimenta cosmopolitas son expresiones de conversaciones culturales”, una “gramática visual tejida a partir de diversas geografías y códigos históricos”, que terminan por componer un “lenguaje de un estilo compartido, cultivado” por los miembros de “una generación digital de comunidades conectadas de todos los continentes”, tratan de salir a explicar desde la misma firma de moda italiana, a través de la nota explicativa difundida con motivo de la presentación de esta colección Crucero 2024. Una propuesta para la que además, añaden, la casa trata de salir a explorar “este intercambio” multicultural, estableciendo un diálogo entre el propio legado de la casa y el “impacto electrizante” con el que en la actualidad toda la cultura surcoreana está alcanzando a generar una influencia global y profunda.

Una compleja hibridación de individualidades, edades y culturas

A lo largo de un desfile que terminó por desarrollarse en el interior del patio ceremonial del Palacio Gyeongbokgung de Seúl, el primero de su categoría en toda la historia que alcanza a albergar el histórico recinto del siglo XIV, la casa de modas italiana presentó una colección Crucero en la que tradición y modernidad se conjugaron a partes iguales, practicando así un particular guiño igualmente al espacio que servía de ambientación para la presentación de la propuesta. Una colección que respondía de este modo al mismo juego de sensibilidades al que hacía honor el recinto histórico, enfrentado al horizonte futurista de la capital de Corea del Sur.

Arraigándose así en esa suma de elementos contrapuestos, para dar paso a esa nueva realidad que en todo momento trató de defender la colección, Gucci terminó por presentar una serie de estilismos brillantemente hilvanados sobre esos valores del multiculturalismo y de la inclusión de sensibilidades enfrentadas. Aspectos que terminaron por cristalizar para dar forma a un guardarropas deslumbrante de modernidad, en el que modelos y patrones históricos de la casa italiana de finales de la década de los 90, época en la que precisamente Gucci empezaba a entablar lazos con Corea del Sur con la apertura, en 1998, de su primera flagship store en Seúl, se conjugaban con las nuevas estéticas y con los patrones más atrevidos que a día de hoy pueden descubrirse por las calles de la capital surcoreana.

Como fruto de este suma de intercambios culturales y de épocas, la colección termina por descubrirse dando paso a una propuesta asentada sobre la paleta cromática y de patrones propia ya de la Gucci de la década de los 2010, a los que, como novedad, se han terminado por sumar motivos elaborados por el artista surcoreano Ram Han. Principales elementos así pues que encontraremos como trasfondo de esta colección Crucero, integrada por prendas clave modeladas a modo de fusión entre las prendas de “streetwear” más propias de las clases altas y burguesas, y la ropa deportiva más informal. Extremos que entran a dialogar bajo el paraguas de esta colección, dando como resultado la creación de diseños tan sorprendentes como prendas marcadamente deconstruidas, chaquetas bomber reconvertidas en faldas de noche, chaquetas remodeladas en abrigos, o vestidos “envueltos” en unos llamativos lazos de seda, inspirados en la indumentaria tradicional coreana. Un guiño a la cultura local, que igualmente vemos referenciada en esas atrevidas prendas de neopreno con las que vestir cada ocasión, inspiradas tanto en los trajes de los apasionados del surf como de los de las motos de agua que sortean las aguas del río Han. Unas piezas ajustadas al cuerpo, que se contraponen, en una doble oposición, a las líneas holgadas de esa otra estética vinculada al mundo del skate que, como equivalente en tierra al deporte del surf, también se encarga de asentar las bases de esta colección Crucero de Gucci 2024.

“Cada prenda y cada look reflejan una forma de hibridación” particular, que es la misma que termina por inspirar el “estudio de deconstrucción” que veremos sosteniendo buena parte de las prendas de la colección. Una propuesta en la que “las mangas desmontables se convierten en accesorios” de moda, mientras que “las cremalleras permiten a los pantalones expandir su forma”, unas “líneas esculturales dan forma a los vestidos de líneas en A”, y una serie de diversos estilos, en línea con lo apuntado, “presentan bandas de seda con lazos, inspirándose en las prendas locales tradicionales”. En resumen, explican desde la casa italiana, la colección se eleva como “una ilustración de las manifestaciones multiculturales de la moda en la vida cotidiana de la ciudad”, reflejando como resultado a la misma “comunidad global que reside en el corazón mismo de Gucci”. Casa que atesora “un legado creativo centenario”, en esta ocasión “desarrollado por diseñadores y artesanos de diferentes orígenes, cada uno de los cuales ha interpretado los códigos de la Maison a través de la mirada de su propia individualidad y la de su cultura”.