María Molina: “El modelo de negocio de Shein es revolucionario”
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Madrid – Nos trasladamos hasta París para conversar con la diseñadora malagueña María Molina. Diseñadora y creativa especializada en moda nupcial, unas labores que desempeña con mimo desde su taller de costura a medida de la Costa del Sol, que daba la sorpresa tras destaparse como una de las diseñadoras españolas invitadas a participar en el desfile “Endless Summer” organizado por Shein en París. Un espectáculo celebrado este pasado 8 de junio de 2023 desde la tan histórica como mítica rue Cambon de la capital francesa, que ha terminado desencadenando desde entonces un río sinfín de titulares e impresiones, y tras cuya celebración, y a escasas horas después de que terminasen apagándose las luces de la pasarela, conseguimos reunirnos con la diseñadora desde la intimidad de su hotel.
Como eje principal de esta entrevista, nos enfocamos a tratar de tú a tú con la diseñadora malagueña lo que ha significado y las sensaciones que ha experimentando tras la experiencia de desfilar de la mano de Shein en París, al abrigo de su programa de incubación para diseñadores emergentes “Shein X”. Una iniciativa de cuyos pormenores igualmente pasamos a tratar con la diseñadora, quien al tiempo nos adelanta y nos hace partícipes de cuáles han pasado a ser sus nuevos retos y sus nuevas aspiraciones tras esta nueva etapa a la que se abre ahora su trayectoria tras este desfile celebrado en París.
Háblanos un poco sobre ti, ¿cómo ha venido siendo hasta ahora tu trayectoria dentro del mundo de la moda?
Empecé estudiando diseño de moda en el Centro Superior de Diseño de Moda de Madrid (CSDMM), centro adscrito a la Universidad Politécnica de Madrid, y la verdad es que el llegar hasta ahí tampoco resultó un camino fácil, básicamente porque no sabía muy bien qué estudiar. Siempre me había sentido como una persona muy creativa, pero no sabía exactamente la manera en la que poder volcar y dar rienda suelta a toda esa creatividad. Pensé incluso en estudiar arquitectura y di unos poco tumbos a ese respecto, hasta que finalmente me decidí a estudiar diseño de moda. Fue a partir de ese momento cuando empecé realmente a descubrir poco a poco la verdadera pasión que tenía por todo lo que es el mundo de la moda, por los patrones, por los tejidos… principalmente por toda esa parte artesanal vinculada a la moda, y para la que ciertamente me sirvió muchísimo todo el aprendizaje que tuve en la Universidad. Porque allí no solamente se nos enseñaba a hacer dibujos y a disfrutar de toda esa parte creativa, sino que además nos enseñaban a tocar toda esa parte más dura de este trabajo, que es la de confeccionar realmente la prenda.
¿Y qué es lo que llega a renglón seguido? ¿qué ocurre una vez que ya completas tu formación universitaria en el CSDMM?
Cuando salí de la Universidad empecé ya a trabajar para varias firmas de moda, primero en Madrid y después ya en Málaga, en una suma de trabajos que me permitieron coger mucha experiencia. Sobre todo en los que respecta al tema concreto de la fabricación, y de la fabricación en Asia.
¿Pero y cómo fue la manera en la que exactamente se terminó desarrollando esta etapa?
Pues primero pasé como dos años trabajando como parte del equipo de Flamenco, y tanto para Flamenco como para Pepita Pérez, las dos marcas con las que contaba la compañía, dedicándome a todo lo que es la parte de producción, de patronaje y de lo que eran los controles de calidad de los artículos. También terminé por diseñar algunas piezas, sobre todo de complementos, e hice una colección de maletas para completar la oferta de las firmas dentro de esa categoría, para la que además hacían muchas colaboraciones con otras firmas, como Busquets por ejemplo. Pero sobre todo me encontraba enfocada a eso, a todo lo que era el área de fabricación y de trabajo directo con los proveedores de Bangladesh, de la India, de China… en lo que como te decía me dio muchísima experiencia y mucho bagaje en ese campo.
Hasta que llega el día en que decides regresarte a Málaga, ¿no es así?
Sí, y es que después de ocho años en Madrid la verdad es que ya tenía ganas de volver a mi casa. Así que dejé el trabajo, en un momento en el que todavía en Flamenco estaban bastante bien, con todas las tiendas abiertas y las oficinas en marcha, y me vine de vuelta a Málaga, donde empecé a trabajar en Charanga, la firma de moda infantil. Aquí si que ya encargándome de trabajos de diseño, y en concreto de lo que eran diseños de solamente la línea de ropa de niña.
¿Y en qué momento te decides a dar ese salto y a empezar a poner en marcha tu propio taller de costura?
Fue durante ese como año y medio o dos años que pasé en Charanga cuando ya empecé a compaginar el trabajo con empezar a hacer mis primeras prendas a medida. Y es que como ya estaba en casa, pues lo típico, aparecen las primeras personas conocidas y las primeras amigas que te comentan, “oye, pues tengo una boda, pues podrías hacerme el vestido”. Y así es como empecé; hasta que ya llegó el día en el que todo eso ya se me fue yendo un poco de madre, y ya me decidí a dejar el trabajo y a montar mi propio taller, en torno diría que al año 2014 estaríamos hablando.
¿Cómo fueron esos comienzos?
Empecé haciendo muchísima invitada y muchísima ropa a medida, y así siguió todo hasta que, creo que fue entre entre 2015 y 2016, llegó ya la primera novia. A partir de ese momento es cuando ya me especialicé en novia completamente, hasta el punto que a día de hoy sigue siendo novia prácticamente todo lo que hacemos en el taller, a excepción de alguna madrina o alguna invitada muy especial.
¿Y que ha sido entonces lo que te ha traído a participar de esta última edición del programa “Shein X”?
Básicamente es que no paro nunca, y que es cierto que siempre me aburro como un poco de todo y que tengo que salir a buscar nuevos retos, con lo cual, al estar muy asentado ya el taller en el tema de las novias y al tener ya todo el trabajo como muy controlado, sí que había empezado a trabajar y a plantearme la idea de crear una colección propia de prêt-à-porter. Y en esas estaba justo cuando me enteré del concurso de Shein. Así que me dije, “pues por qué no”, y me decidí a participar; en lo que al final ha sido un poco como recuperar todo lo que había venido haciendo hasta antes de especializarme en novia, y en lo que la verdad es que me ha gustado mucho ese poder volver a cambiar de nuevo como un poco de aires.
¿Como una suerte de prueba o de primer paso previo quizás al lanzamiento de esa colección de prêt-à-porter?
Exacto. La idea es que, en un momento además en el que, después de la pandemia, se ha terminado de volcar todo todavía más al canal online, dejar ya completamente de hacer invitada en el taller y sí que ser exclusivamente un taller centrado en novias a medida, completando esos servicios con nuestra colección propia de prêt-à-porter. Una línea que poder vender tanto en el showroom como en online, y que esperamos sacar, seguramente, para primavera del año que viene.
¿Una línea propia con la que suplir de algún modo las necesidades de esas clientas que, sin ser novias, siguen acudiendo a tu taller? ¿o frente a qué estilo responderán exactamente las piezas de esa “futura” línea?
Queremos hacer unas colecciones como de ceremonia, pero mucho más desenfadadas, de un estilo muchos más casual, con piezas que se puedan usar y que puedan tener mucha vida. Al final el planteamiento está en que, tomándome a mí por ejemplo, que tengo un montón de bodas a lo largo del año, una no quiere comprarse ropa que solo vaya a ponerse un día, e igual que a mí le ocurre a muchas otras personas. Con lo cual se trata de responder a eso con ropa que puedas usar tanto para una reunión, como para una cena, como para una boda si te la pones de una cierta manera. Y esa era la onda, digamos, en la que estaba cuando vi el concurso, y puesto que ya me encontraba trabajando haciendo diseños de ese estilo, pues me dije voy a mandar algunos diseños a ver que pasa. Pero desde luego no pensé para nada que íbamos a llegar hasta aquí la verdad. Todo lo que ha venido a partir de ahí ha sido toda una sorpresa.
Pero una vez que te decides ya a participar y a presentar formalmente tu candidatura, ¿qué le siguió hasta este momento en el que has terminado desfilando en París de la mano de Shein y de su programa “Shein X”? ¿cómo ha terminado por desarrollarse todo ese proceso?
El programa creo que abrió las candidaturas, si no me equivoco, en enero, y se cerraban a mediados de febrero, y en mi caso presenté la candidatura unas semanas antes, como a principios de mes. Para hacerlo lo único que tenías que hacer era mandar los bocetos, junto al tema de inspiración de la colección y una breve explicación técnica de cómo se harían las prendas, con lo cual tampoco terminaba siendo un esfuerzo enorme. Así que lo reuní todo en un dosier y lo mandé. De entre todas esas candidaturas, desde Shein ya se seleccionaron como a unas 20 propuestas, que pasaron a ponerse en votación a través del canal online desde la página oficial de Shein, para de entre todas ellas terminar por escoger a las 10 más valoradas, entre las que creo que quedé como en quinta posición, y a las que ya nos invitaron a trasladarnos a Londres para participar, durante el mes de marzo, de un “challenge” entre nosotras.
¿Cómo resultó esa experiencia?
La verdad es que aquello resultó en una experiencia muy intensa y muy interesante, durante la que todos pudimos disfrutar de una serie de “masterclasses” impartidas por gente muy buena y muy importante del mundo de la moda, como por ejemplo Julien Fournie; un diseñador de Alta Costura que, por lo que hace y que es quizás lo más parecido a lo que hago, la verdad es que particularmente me ayudó muchísimo. Pero también estaban otros miembros del jurado de “Shein X”, críticos de moda y profesionales del sector, como Luca Raveillon, el estilista de Shein aquí en París que es quien se ha encargado de organizar toda esta pasarela, y a quién también tuvimos ocasión de conocer durante este “desafío” junto a otros miembros del equipo de Shein en Europa.
¿Y en qué quedó esa competición?
Una vez que fuimos seleccionados, al llegar a Londres ahí sí que ya pasamos a estar todos en igualdad de condiciones. Ya no importaba qué propuesta había quedado la primera, ni quién había quedado décimo. Y sirviéndonos de todo lo que fuimos aprendiendo durante todas esas “masterclasses”, el último día ya pasamos a hacer una presentación final de nuestras propuestas, con los cambios que cada uno de nosotros ya habíamos decidido introducir a partir de los consejos de los jueces. Las presentamos, y de entre las 10 el jurado ya se encargó de escoger a las que valoraron como justas merecedoras para el primer premio de la competición, que fue la de Amy Sala; para el segundo premio, para el que se escogió la propuesta de Harry, un diseñador colombiano asentado en Italia; y para el tercer premio, para el que ya escogieron mi propuesta. Pero aquí la única diferencia era el premio económico que acompañaba a cada premio, porque por todo lo demás, por el hecho de encontrarnos ya en este grupo de las 10 colecciones más valoradas, todos teníamos asegurada tanto la plaza para venir aquí a París a presentar la colección, como también esa posibilidad de entrar a vender la propuesta desde la plataforma de Shein.
¿Y cómo recibiste la noticia, ya no solamente de que tu colección había sido escogida como parte de ese grupo de 10, sino igualmente, y ya dentro del concurso, como la tercera de las propuestas más valoradas por los propios miembros del jurado durante ese “desafío” de “Shein X” de Londres?
Al ver el trabajo de los compañeros la verdad es que podía haber sido cualquiera, cualquiera de nosotros podía haber ganado, y del mismo modo cualquier podía haber quedado segundo o tercero. Y precisamente por eso, al ver cómo los miembros del jurado, profesionales tan especializados en el mundo de la moda y que ven tantísimas propuestas a lo largo del año, deciden que es la tuya la que está dentro de ese “Top 3”, frente a las propuestas del resto de los compañeros que nos encontrábamos juntos en Londres, pues la verdad es que te termina dando mucha confianza en el trabajo que estás haciendo.
Pasando a poner ya toda nuestra nuestra atención precisamente sobre ese trabajo, ¿en torno a qué idea y cómo son los diseños de esta suerte de “microcolección” que diseñaste para “Shein X”, y con la que has terminado ahora desfilando para Shein en París?
Como germen del programa en esta edición desde Shein presentaron un tema, bastante general, que respondía al lema de este “Endless Summer”, o “verano infinito”, bajo el que también se ha terminado celebrando el desfile. Y en respuesta a eso, traté desde el primer momento de centrarme en la idea de lo que era, y es, para mí el verano; en transmitir las sensaciones de algo que resulta como muy fresco y relajado.
¿Y cómo terminaste dando forma a esas sensaciones?
Ya durante el proceso diseño, puesto que solo tienes tres looks para armar la colección, y que desde un principio sabía que no iban a salir juntos en ningún momento en pasarela, traté de marcar un estilo que resultase bastante definido para toda la propuesta, y que permitiera identificar y hacer que todos los looks fueran muy reconocibles al primer vistazo como partes de una única colección. Para ello realmente mi inspiración estuvo en el mar, en lo que es la espuma de mar, en las olas, en ese movimiento y en toda esa calma que todo eso trasmite. No quería que fuese nada tampoco muy estridente, así que en respuesta a eso también aposté por unificar mucho el color y recurrir a usar solamente el blanco. Ha habido compañeros que han apostado en contra por usar muchos colores, y si recurres a un estampado en todas las prendas también te ayuda a que la colección sea muy reconocible… pero en mi caso es que también me identifico mucho con el blanco. Y ya no solo porque es un color con el que trabajo a diario en el taller con las novias, sino porque también creo que es un color muy fresco y muy de verano, y que me ayudaba al final a transmitir toda esa inspiración en el mar y toda esa sensación de calma sobre la que descansa la idea de la colección.
Y al recurrir precisamente a ese blanco como tono que te servía para homogeneizar la colección, ¿no crees que entrabas en riesgo de terminar dando forma a una colección “low cost” de vestidos de novia?
No, porque realmente es que los patrones no tienen nada que ver con los de un look de novia. Se trata de ropa de unas líneas muy casual, tal y como se ve sobre todo en las adaptaciones que al final se han pasado a poner ya a la venta desde Shein. Es una ropa blanca, sí, pero que no es nada nupcial, en lo que junto precisamente debido a su color hace que puedas ponértela para cualquier ocasión, justo para cualquier ocasión que no sea una boda (risas). Así que con ello también huíamos un poco de caer en hacer piezas para invitada. Es ropa en definitiva pensada para ser usada a diario, y especialmente para salir ahora en verano y para poder disfrutar un poco del buen tiempo.
Al margen de poner a vuestro servicio esta pasarela para que desde ella podáis dar a conocer vuestros diseños, y de esos premios económicos que acompañaban al “challenge” de Londres, ¿de qué otras maneras desde Shein se os está ofreciendo esa labor de mecenazgo que prometen ejercer desde el programa “Shein X”?
El mecenazgo de Shein es total, ellos se encargan de todo. Y cuando digo de todo, es de todo, porque es desde Shein desde donde realmente se hace toda la inversión, el gasto de producción, el gasto a nivel de marketing… todo eso lo hacen todo ellos. Nosotros lo único que ponemos es la idea, la supervisión sobre esa idea, y luego a partir de ahí ya entramos a comisionar por una parte de las ventas. Y el que tú ya a partir de ahí quieras aprovecharte más o menos de ese patrocinio, ya es algo que tú decides en función de si quieres o no quieres implicarte más o implicarte menos con Shein. Porque es que ya no solamente hablamos de esta colección, sino de que, una vez que ya has entrado a formar parte de “Shein X”, pasas ya a estar autorizado a seguir mandando diseños para el caso de que quieras ampliar una colección, de que quieras sacar una nueva colección en otoño, de que quieras lanzarla el año que viene… Digamos que ya estás en el equipo, que ya formas parte de los diseñadores de Shein.
Ya tenéis por tanto esa libertada para poder seguir colaborando, o no, con la firma, ¿es así?
A partir del momento en el que formas parte de Shein X, ya pasas a contar con unas personas de dentro de su equipo que van a ser las encargadas de estudiar tus propuestas, y de decirte “oye mira, pues esto a lo mejor se sube mucho de precio para hacer la producción, hay que mirar de hacer algún cambio o modificación, intenta a ver cómo podemos corregirlo”, pues escogiendo cambiar el tejido, modificando el patrón, o lo que ya consideres. Y una vez que ya esta todo correcto y que das tu visto bueno, ahí ya ellos son los que se encargan de lanzarlo a producción. Y la verdad es que es eso, que todo es como muy fácil y muy guay.
A pesar de ese buen trabajo de “incubación” de diseñadores emergentes y de todas esas facilidades que desde Shein parecen dispensaros, estoy seguro de que conocerás las críticas que suelen verterse hacia el modelo de negocio de la compañía. ¿Unas críticas que considerarías que son justas? ¿Es realmente el de Shein un modelo de negocio que resulta mucho menos comprometido para hacia con el medio ambiente y hacia las personas que el que sostienen el resto de grandes multinacionales del sector?
Como diseñadora, lo primero dejar claro que tampoco es labor nuestra entrar a hablar de este tema, principalmente porque nosotros no formamos parte de la compañía, ni participamos de las decisiones que se puedan tomar a la hora de encargar una producción, ni nada más parecido a eso. Ahora bien, desde una posición personal y como consumidora, hasta ahora tenía la misma idea preconcebida de la compañía, generada a raíz de lo que se publica y se habla de ella, que la que pueda tener cualquiera que esté leyendo en este momento la entrevista. Pero ahora que conozco cómo se trabaja desde dentro, lo que sí te digo es que el modelo de negocio de Shein es revolucionario.
¿En qué sentido lo entiendes así?
En el sentido de que al final trabajan sobre demanda. En Shein no se sobreproduce. Es decir, a la hora de hacer una tirada de prendas, otras marcas guardan ya de partida por obligación el tener que llegar a llenar sus tiendas físicas, en lo que implica de salida realizar una tirada de miles de prendas para que estas puedan estar disponibles en todas las tiendas, más a eso súmale el gasto que todo eso supone, y ya no solamente en términos de fabricación, sino por el transporte de todas esas prendas hacia cada uno de los puntos de venta. Y estamos hablando de unos gastos en los que se va a incurrir, vayan o no vayan a venderse esas prendas. ¿Y en Shein qué ocurre? Pues que Shein en sí no tiene puntos de venta, físicos. Con lo cual todo ese transporte no existe, todos esos gastos asociados a cada tienda no existen, y además a eso súmale el que trabajan como te decía sobre demanda. ¿Eso qué significa? Pues que si se va a lanzar un producto, pues que a lo mejor se hacen 100 o 200 prendas de cada producto. ¿Que se va vendiendo? Se van haciendo más. ¿Que no se venden? Dejan de producirlo. De manera que es que no tienen stock. Lo que tienen es una producción que va incluso a un nivel de sobredemanda, y que es mucho más sostenible que lo que pueda implicar producir unas piezas que no sabes si vas o no a vender.
Tras haber podido participar de toda esta experiencia y conocer, en primera persona, todo lo que implica pasar a formar parte de esa comunidad de creativos del programa “Shein X” de Shein, ¿qué valor le das o cómo entiendas que resultan necesarias iniciativas como esta, para permitir abrir las puertas de la industria de la moda a los diseñadores emergentes?
Sinceramente creo que es una iniciativa que no sé cómo no la llevan a cabo más marcas de moda, porque resulta beneficiosa para ambas partes. Resulta beneficiosa primero para el diseñador, porque no implica el que tenga que adquirir un compromiso único con una marca, sino que al contrario, puede compaginar su relación con Shein con el seguir trabajando en su taller de costura, o hasta con cualquier otro trabajo que puedas tener y que para nada tenga que ver con el mundo de la moda. Y del mismo modo resulta beneficiosa para la marca, y especialmente para una marca multinacional como Shein, porque siendo un grupo multinacional, es imposible que tú como empresa, desde tu central, seas capaz de acoger todas las distintas sensibilidades de todos los países en los que vendes. Shein por ejemplo vende en 150 países, pero es que casi que tiene diseñadores en cada uno de ellos. Diseñadores que a lo mejor hacen 10 prendas al año, sí, pero que cuentan con esa sensibilidad de los países o de las regiones en las que están y donde se van a tratar de vendes esas prendas. Y es que no es lo mismo ni es igual diseñar para un público asiático, estadounidense, africano o danés. Pero si tú tienes diseñadores de cada país que se están encargado de recogerte esa sensibilidad, te están haciendo un trabajo que como empresa multinacional te va a ser muy difícil, o prácticamente imposible, poder sacar adelante por ti sola desde tu central. Por eso digo que es que es una iniciativa que repercute de manera beneficiosa para ambas partes, tanto para la marca como para los diseñadores.
¿Y para tu caso concreto? ¿de qué manera entiendes que te va a repercutir de manera positiva el haber entrado a participar de este programa “Shein X” de Shein?
A mí me gusta mucho hacer lo que hago, trabajar a medida y estar especializada en novia, pero como pequeño taller para mí sería imposible vender alguno de mis diseños a alguien que está viviendo en Tokio, por poner un ejemplo. Sin embargo esta plataforma te da esa oportunidad, te da acceso a esa posibilidad de que una persona que está en otro país completamente diferente al tuyo, y que no tiene por qué conocer lo que haces o lo que no haces, pueda terminar llevando una de tus prendas. Y todo eso a simplemente un golpe de “click”. Eso es algo impensable para una empresa como la mía ahora mismo, ojalá que en un futuro sí claro (risas), con lo cual el poder empezar a contar con esa visibilidad en otros mercados, qué duda cabe que para mí es algo muy beneficioso. Y a eso además súmale que es que es una cosa que no entra a hacer competencia para nada con lo que hago desde el taller, sino que es algo completamente distinto, pero una vía a la que igualmente puedes como diseñador volcar todo lo que es tu gusto y tu estética. Porque creo que eso también es algo bueno con lo que contamos los diseñadores, que no tienes por qué cerrarte a hacer una única cosa, sino que tu esencia y tus gustos y tu sensibilidad puedes proyectarla hacia otros ámbitos de la moda. Y esa es la idea.
Y tras esta experiencia, ¿qué nuevas metas te has marcado como diseñadora?¿han cambiado mucho el sentido de tus planes ahora que has entrado ya a formar parte de esta generación de diseñadores “Shein X”?
La verdad es que las metas siguen siendo más o menos las mismas que ya tenía, y que principalmente pasan por el lanzamiento de esa línea de prêt-à-porter, que es un tipo de confección que me encanta y que quería retomar, pero que ahora es cierto que con el apoyo de la plataforma va a tener mucha más visibilidad. La idea al final ahora es que una cosa vaya tirando de la otra, de manera que cuando ya tengamos nuestra propia página web desde la que poder vender las piezas de esa nueva línea, llegar a hacer incluso adaptaciones de las prendas para que desde Shein puedan venderse en todo el mundo; como que una parte termine retroalimentando a la otra. No haciendo exactamente los diseños de la colección tal cual claro, porque entiendo que a lo mejor puede resultar contraproducentes, pero sí que mantener el mismo estilo de las prendas que haga para la línea de prêt-à-porter, para las adaptaciones “casual” que haga para Shein.
Después de todo lo vivido, ¿qué le dirías por tanto a esa persona que guarda una cierta sensibilidad hacia la moda, pero que no ha encontrado la vía para poder dedicarse a ella? ¿le invitarías a participar de este programa?
Lo primero que le diría es lo que ya he dicho, y es que esto no es incompatible con nada. Ni con que trabajes en moda o que no lo hagas, con que tengas un trabajo o que no lo tengas. Es un programa abierto y accesible a todo el mundo, a todo el mundo eso sí que entienda de moda evidentemente, porque no solamente se trata de hacer unos dibujos, sino que luego tienes que encargarte de su producción y luego vas a tener que defender la propuesta, con sus correspondientes patrones, con su confección, con la elección de tejidos… Es por tanto un programa en el que cualquiera pueda participar, pero en el que luego vas a tener que poder desarrollar bien tu trabajo. Y teniendo esto ya claro, es que el participar en él, y seguir participando en él, no conlleva el que tengas que dar un salto al vacío ni que tengas que cambiar completamente de vida. En mi caso no pienso dejar de hacer lo que hago, sino que va a pasar a ser un complemento más. Un complemento que, lo primero, ya me ha permitido conocer a gente maravillosa y a miembros buenísimos del equipo de Shein, y que al final lo que te permite es la oportunidad de hacer cosas que se salen de lo que pueda ser tu rutina de tu día a día. Eso, pudiendo además recibir a cambio sus correspondientes beneficios, porque al final cuanto más se vendan las piezas, más es lo que te llevas como diseñador por tu porcentaje. Sinceramente no le veo realmente la parte mala; y a eso súmale además esa libertad total que te dan desde Shein. Porque yo sí quiero hacer más colecciones con Shein X, pero si no quisiera hacerlas, tampoco tendría por qué, porque no estoy obligada a hacer nada más de lo que yo quiera hacer.
¿Y a esos diseñadores emergentes que igualmente pueden seguir encontrando unas barreras demasiado altas que superar, para poder dedicarse a eso para lo que se han formado?¿a ellos qué les decimos?
A ellos que esto también es una vía de escape para esa creatividad. Y nunca se sabe, porque si entras a formar parte del equipo de Shein X y tu colección se vende una barbaridad, quizás puedas encontrar un trabajo en moda o incluso entrar a trabajar en la propia firma. Y es que desde Shein ya se está hablando de nuevos proyectos con miembros que ya estamos trabajando con ellos, y llegado el caso de que busquen ampliar colecciones en un determinado mercado, o busquen lanzar alguna línea concreta que vaya en una u otra dirección, pues ahí contarán con gente que ya esté trabajando con ellos y que vean cuál es su manera de responder y cómo funcionan.
¿Y a los que siguen cuestionando a la marca por ser sinónimo, ya no del “fast-fashion”, sino de un “ultra fast-fashion”? ¿qué les dirías?
Les diría que Shein es moda super rápida, pero que todo, o prácticamente todo hoy, es moda super rápida. Cuanto estás viendo un desfile de Dior, pasado mañana están trabajando ya en la siguiente colección. Y es que el mundo ha cogido un ritmo que resulta vertiginoso, pero ojo, a todos los niveles y no solo en moda. Negarse a que eso es así resulta en una actitud similar a la que podían mostrar en su día los que se negaban a la idea de que la tierra era redonda. Y además es que es ahí hacia donde vamos. El que sí queremos ir hacia ahí o no, eso ya es una cuestión que cada uno tendrá que entrar a cuestionarse, pero de entrada a mí no me parece que sea este un modelo de negocio que resulte contraproducente. Simplemente es un modelo de negocio nuevo y distinto. Revolucionario, sí, pero tampoco diferente en sus implicaciones a lo que se ha vivido ya muchas otras veces a lo largo de la historia. Y para eso basta con echar la vista atrás y ver como antes todo el mundo hacía ropa a medida, porque no existía el concepto de prêt-à-porter. Y de eso no hace tanto tiempo. ¿Y qué ocurrió? Pues que luego nacieron marcas como Zara y como tantas otras muchas que han sido propulsoras del prêt-à-porter, hasta el punto que ahora nos parece que es lo normal. Pero del mismo modo que empieza ya a resultarnos normal el ir a una tienda de Zara en la que no hay ropa y solamente hay unos probadores y unos puntos de entrega para que recojas tu pedido online. Y es que la moda está cambiando, pero exactamente igual que como está cambiando el mundo y lo están haciendo los modelos de consumo, a todos los niveles.