Michael Kors: días dorados de sol y playa

Madrid – Casi que como prometiendo el invitarnos a ser cómplices del retiro dorado que, no sin esfuerzo, ha logrado granjearse para sí mismo el diseñador, tras la sonada adquisición de su compañía, Capri Holdings, por la multinacional estadounidense de la moda Tapestry, propietaria de Coach, anunciada el pasado 10 de agosto, este lunes terminaba teniendo lugar el desfile de presentación de la colección de Michael Kors para la próxima temporada Primavera/Verano de 2024. Un acontecimiento que volvía a destacarse como una cita ineludible y principal dentro del programa oficial de esta nueva edición de la New York Fashion Week, cuyas celebraciones vienen sucediéndose desde la Gran Manzana desde el pasado 8 de septiembre y hasta este próximo miércoles día 13.

En una celebración de la que no dudaron en acercarse a participar rostros especialmente conocidos de la vida social, cultural y artística de los Estados Unidos, de la talla de Blake Lively, Halle Berry, Vanessa Hudgens, Rita Ora, Ariana DeBose o Anitta, el desfile de presentación de la nueva colección de Michael Kors arrancaba pasadas ligeramente las 10:00h de la mañana, hora de Nueva York, desde el parque público de Domino Park. Jardín situado a orillas del East River, en el barrio de Williamsburg del distrito de Brooklyn, desde el que se ofrecen unas inmejorables vistas del “skyline” de la ciudad de Nueva York, y ubicación a la que recurrió el diseñador norteamericano para terminar de construir la ambientación para la presentación de esta última colección. Una propuesta que, atendiendo a sus propias palabras, ha sido concedida por y para el disfrute y el deleite de los placeres de la vida, y en especial de aquellos de los que particularmente se buscan y persiguen a cada nueva temporada estival. Un periodo vacacional que, sin haberse todavía terminado de despedir en lo que respecta a este verano de 2023, el diseñador nos invita ya a empezar a desear, ilusionándonos y haciéndonos fantasear con el delicado universo, repleto de sutilezas, que ha terminado de componer de cara a la próxima temporada Primavera/Verano de 2024.

Para “esta temporada, nos vamos a llevar a todos de vacaciones”, no dudaba en señalar, a través de unas declaraciones que nos hacen llegar desde la dirección de la firma, el mismo Michael Kors, director creativo de la misma casa de modas que fundase allá por el año 1981, y cuyo modelo de negocio terminó sirviendo de germen para la constitución del holding internacional especializado en moda de lujo Capri Holdings. “Es la trascendental alegría de alejarse, es el romance arrollador de una escapada glamurosa, y es una sacudida de sofisticación, elegancia y optimismo”, resume el diseñador sobre el abanico de sensaciones que ha buscado transmitir desde esta propuesta, y con las que parece apuntar a la misma alegría desbordante que podría estar sintiendo tras haber visto con éxito como se cerraba el acuerdo para la compra de la compañía por parte de Tapestry, en lo que llegará para garantizar el futuro desarrollo de su casa de modas.

Entre líneas limpias y depuradas y estampados jirafa

Partiendo de esta suma de impresiones, es como nos terminamos adentrando en una última propuesta de moda para la temporada Primavera/Verano de 2024, para la que es de justicia reconocer que la misma se ha terminado descubierto como un ejercicio especialmente delicado, con el que el diseñador ha logrado borrar de un plumazo todas esas críticas que censuran la tradicional manera de entender el “lujo” de la que ha venido haciendo gala, de manera habitual, a lo largo de sus distintas colecciones y propuestas. Unas críticas que se hacen extensibles a la amplia mayoría de las firmas autodenominadas de “lujo” con sus raíces arraigadas en los Estados Unidos, y que lo que vienen es nuevamente a ahondar de manera periódica en las diferencias culturales que han venido manteniéndose para la hora de defender ese valor inconmensurable de lo que es el “lujo” desde ambas orillas del Atlántico. Unas diferencias de raíz cultural que terminan por reflejarse en cuestiones de diseño, y que son precisamente las que se le terminaban por achacar a la última colección masculina de Louis Vuitton, después de que Pharrell Williams tomase las riendas de su departamento creativo y diera a conocer su propia colección para la casa el pasado mes de junio.

Teniendo de este modo todas esas apreciaciones bien presentes, no cabe duda de que el diseñador estadounidense ha sorprendido gratamente a propios y a extraños, con una colección que se aleja de ese uso excesivo de logotipos, acabados brillantes y estampados con anagramas, para terminar echándose en brazos de una idea del lujo mucho más comedida, pero aún así bien entendida como genuinamente americana. Acepción que le otorgamos al descubrirse sobre unas prendas que siempre se mantienen fieles a esa practicidad norteamericana con la que entender la moda, en lo que en esta ocasión no llega reñido con unas líneas, volúmenes, patrones y acabados que se elevan, discretamente, a otra dimensión de la moda que se sitúa mucho más allá de lo meramente funcional.

Siguiendo con ese discurso que trata de hablarnos de los placeres de la vida de reinan sobre el periodo estival y durante la primavera, Michael Kors nos presenta una colección construida sobre una floreciente paleta cromática que abarca desde los blancos más níveos y estivales, a la profundidad de los negros más oscuros, pasando entre medias por una serena y embriagadora paleta de colores, en la que marrones y tonos nude comparten protagonismo con acentos lavandas, rosas y dorados. Mostrándose como una parte principal más de la colección los motivos florales que inspiran desde estampados a bordados y vestidos de encaje, mientras que cordones, transparencias, el uso de tejidos calados, apliques metálicos y de un original estampado jirafa terminan por aportarle a la colección su perfil más moderno y contemporáneo.

Sobre esta suma de características, como piezas más destacadas de la colección, junto a la colorida bougainvillea que sirvió de telón de fondo para la celebración del desfile, terminaron por descubrirse una amplia sucesión de prendas de líneas finamente puras, limpias y depuradas, de entre las que sobresalieron los distintos conjuntos y vestidos de encaje, tanto en blanco como en negro y acabado oro; los atractivos vestidos cortos de talle imperio; una serie de los largos y escotados vestidos vaporosos; o una serie de vestidos inspirados en la indumentaria tradicional de la Grecia clásica. Unas piezas que, frente a los prácticos trajes sastre y los suéteres en tamaño oversize, se elevaban como el acento más inspirador y romántico de la colección, mientras que un estrellado vestido corto de estrellas en acabado color cobre lo hacía como la pieza de mayor fantasía.

A lo largo de esta colección, Kors ha tratado de “reflejar la sensación de un fugaz romance, en siluetas cortas que alargan las piernas, o suaves y que llegan hasta el suelo”; incluyendo así como parte de la colección desde “fluidos vestidos de diosa”, a “faldas con cortes laterales y frescos caftanes”, explican desde la dirección de la casa de modas. Del mismo modo, “los vestidos de corte imperio elevan la cintura, mientras que las faldas fluidas de gasa y de encaje alargan el cuerpo” combinándose con “elegantes bodies y suéteres”. Todo ello, añaden, mientras “los tonos maquillaje equilibran las tonalidades en sorbete de melón, fresia y geranio, mientras que los estampados florales atrevidos y los estampados con gráficos de jirafas aportan un toque posmoderno”. Terminándose de completar los looks sobre la pasarela con complementos como unos zapatos planos que “añaden un aire de sencillez”, que se realzan con el empleo de un “bolso tipo bombonera tejido a mano”, desde el que se ha buscado hacer “un guiño al legendario estilo de Jane Birkin”, en un homenaje que se le ha decidido dar a la actriz con motivo de su reciente fallecimiento.