Y Desigual empezó a ser “chula” también en China
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Madrid – Entre las noticias más destacadas de estos últimos días, ha estado la del anuncio de la apertura de la nueva “flagship store” de Desigual en Shanghái. La primera con la que ha pasado a contar la firma de moda española en la ciudad china, y la tercera en todo el país, y tienda desde la que, llevando al corazón financiero de China la luz y los colores más propios de su Barcelona natal, la compañía fundada por Thomas Meyer ha empezado a descubrir todo su atractivo ante los ojos de los cada vez más exigentes consumidores chinos.
Poniéndonos primeramente en contexto, no podemos cuanto menos dejar de señalar a cómo en mitad de un entorno marcado por las incertidumbres geopolíticas y macroeconómicas globales, y en un momento en el que no son pocas las grandes multinacionales de la moda, ,que están viendo seriamente afectadas sus cuentas de resultados, precisamente por la caída de la demanda de los consumidores chinos, es cuando nos topamos frente al gran proyecto puesto en marcha por Desigual, en su ambición por tanto afianzar su presencia en China, como en el conjunto de toda Asia. Una región en la que la multinacional de la moda española cuenta ya con unas sólidas operaciones en mercados igualmente estratégicos como los de Corea del Sur y Japón, país que se mantiene como el principal mercado de Desigual fuera de Europa.
Desde esa realidad, objetivos y contexto, a nivel interno y de operaciones, era el desde Desigual se decidían, en el año 2014, por iniciar sus operaciones en China, a través del canal digital y de una asociación estratégica con la plataforma de comercio online Tmall, propiedad del gigante chino de las compras online Alibaba Group. Unos tibios primeros pasos que la habían mantenido operando en China exclusivamente a través del canal online, hasta que, en un renovado ímpetu por avanzar sobre sus objetivos estratégicos, y a medida que la compañía estimaba que iba avanzando sobre su particular proceso de relanzamiento, llegados al mes de septiembre de 2022, desde Desigual anunciaban el haber alcanzado un acuerdo con la compañía china E-Shine, participada por el grupo empresarial Fujian Septwolves Industry, propietario de parte de los derechos sobre la marca Karl Lagerfeld, además de la totalidad de su firma de moda de lujo propia Septwolves, para la creación de una empresa conjunta. “Joint-venture” desde la que se trabajaría con el punto de mira puesto en impulsar el crecimiento de Desigual en China, contando para ello como principales objetivos con los de llegar a acometer la apertura de hasta 60 nuevos establecimientos de la marca de moda española en las principales zonas comerciales de las principales ciudades de China; y en llegar a disparar su facturación en el país hasta los 40 millones de euros, para 2027. Unos ingresos que se persigue que lleguen sobre una bien optimizada y diversificada base comercial, con el 50 por ciento de ese total generándose a través de las ventas del canal online, y el 50 por ciento restante procediendo de la nueva red comercial, todavía en desarrollo, de Desigual en China.
Un pedazo de Barcelona en la capital financiera de China
Desde la firma de ese acuerdo, desde el que ya se señaló a las ciudades de Shanghái y de Pekín como plazas especialmente estratégicas para el conseguimiento de los objetivos sobre los que trabajan desde la joint-venture, E-Shine, a través de sus capacidades para acordar la apertura de nuevas tiendas de Desigual en China a través de las modalidades de tiendas propias y operadas bajo el régimen de franquicias, ha llegado a acometer dos aperturas de Desigual. Tiendas a las que ahora se ha sumado esta tercera tienda de Desigual en China, la primera de todas ellas en abrir sus puertas en la ciudad financiera de Shanghái, ubicación estratégica desde la que la firma podrá desplegar todos sus encantos, en su ambición por descubrirse como singularmente apetecible, aspiracional y “chula”, a ojos de los consumidores chinos.
Con una superficie de unos 230 metros cuadrados, y una oferta comercial integrada por una elevada selección de prendas de indumentaria femenina y de complementos, la nueva tienda en China de Desigual ha pasado a abrir sus puertas en el interior del centro comercial Lady Fashion Mall de Shanghái. Un complejo que ha sufrido un profundo proceso de renovación durante los últimos seis meses que, como resultado, lo han llevado a dejar de lado su anterior modelo tradicional como galería comercial, para presentar en contra una nueva división especial, albergando en su interior un gran espacio multimarca “Lady Huaihai” especializado en la comercialización moda femenina, junto a hasta siete tiendas de primer nivel, entre las que se encuentran la primera “flaghip store” de la firma italiana de decoración Seletti en la región de Asia-Pacífico, la primera tienda de la firma de moda estadounidense Gramicci en China, y esta nueva y tercera tienda de Desigual en China. Un establecimiento que, más allá de ahí, se presenta como la primera “flagship store” de Desigual en implementar su renovado concepto de tienda. Un nuevo modelo que se destaca por contar con un interior perfectamente alineado con el ADN y con los orígenes de la firma barcelonesa, y con la singularidad de, a partir de esos códigos vertebradores, ir adaptándose a las particularidades de cada nueva ubicación, para generar sensaciones e impresiones únicas a los miembros de la amplia comunidad de clientes de Desigual. Unas ambiciones que, para lo que respecta a este caso y al de esta nueva tienda de Shanghái, han llevado a la concepción de una ambientación naturalista de una potente luminosidad, inspirada en las obras clave del modernismo de Gaudí, del que es hogar y epicentro la misma ciudad de Barcelona en la que Desigual arrancó su andadura hacia el año 1984, y de la que ha logrado llevar una pequeña muestra hasta China, de la mano de esta “flagship store”.
“La tienda es una preciosa y cuidada reinterpretación de grandes monumentos arquitectónicos como La Pedrera o la Casa Batlló de Gaudí, con sus curvas onduladas, superficies texturizadas y formas asimétricas que emulan a la naturaleza”, enfatizan desde la firma de moda española. “Desde su creación en 1984, Desigual ha evolucionado a nivel internacional, manteniéndose fiel a su identidad única y su compromiso con el diseño audaz y colorido”; una trayectoria sobre la que “la apertura de esta tienda en Shanghai no solo celebra” esas “raíces, sino que también reafirma su conexión con un público global”, al que Desigual “invita”, como invita “a todos a visitar su nueva tienda”, desde la que podrán “vivir esta experiencia única en un entorno que honra tanto a Barcelona como a la emocionante ciudad de Shanghái”.
Desde una perspectiva más amplia y general, “esta inauguración está en línea con nuestra estrategia de seguir desarrollando nuestro negocio en el mercado asiático, y el crecimiento en China”, detalla Balázs Krizsanyik, director general de Desigual para la región de Asia-Pacifico, a lo largo de unas declaraciones compartidas por la misma dirección de la multinacional de la moda española. En favor de esos objetivos, “queremos el ir fortaleciendo nuestra posición en mercados prioritarios”, pero “al mismo tiempo que continuamos con la renovación de toda la red de tiendas a nivel global”, adelanta. Y es que, tal y como ya se percibe desde los principales círculos de la industria minorista, “con el avance del comercio digital las tiendas son un valor de marca y adquieren un rol que va más allá de la compra”, con unos “establecimientos físicos” que, en respuesta, siguen presentándose como “espacios donde conectar con nuestros clientes”, pero “a través de una experiencia inmersiva”.
Una oferta adaptada a las demandas de los consumidores chinos
Para celebrar la apertura de la nueva tienda, este pasado miércoles, 23 de octubre, Desigual celebró un eventos especial de inauguración al que fueron invitados a asistir un seleccionado grupo de miembros de la prensa, influencers y profesionales locales de la industria de la moda y de las industrias del comercio y del comercio minorista, organizado bajo el lema “Souvenirs from Barcelona”. Título con el que se buscaba terminar de poner en valor esa conexión especial entre la nueva tienda y la ciudad natal de la firma, en lo que sirvió así para construir la narrativa desde la que todos los invitados al evento pudieron terminar de ser partícipes de cómo se explotaba, desde el interior de esta nueva tienda, la otra gran singularidad que muestra Desigual sobre sus operaciones en China, derivada de la misma naturaleza de ese acuerdo firmado en 2022 con E-Shine. Compañía a la que desde Desigual escogieron como socia local para sus operaciones en el país, debido ya no solamente a su trayectoria, sino también a su profundo conocimiento de las singularidades propias que reclaman los consumidores chinos. Una serie de idiosincrasias indispensables de tener en cuenta para garantizar un potencial éxito de la firma en el cada vez más exigente mercado chino, desde una máxima ante la que desde Desigual están respondiendo con el diseño de una oferta completamente adaptada a esas particularidades.
“La modificación de tallas, largos y siluetas y la creación de diseños específicos siguiendo sus tendencias” propias, “es una de las claves para tener éxito en el mercado chino”; eso sí, “siempre respetando el ADN de Desigual”, apuntan al respecto desde la firma de moda española. De este modo, “los valores de innovación, autenticidad e inconformismo que siempre han distinguido a la compañía” se mantienen inquebrantables, pero al tiempo que “se trasladan a un nuevo y moderno concepto de tienda”, y a su oferta, subrayando "la capacidad de adaptación” de la firma “para acercarse a los nuevos consumidores” chinos.
“El conocimiento de los hábitos y preferencias de consumo en el mercado chino es clave para tener éxito”, puntualiza al respecto el mismo Balázs Krizsanyik. Desde esa visión, “queremos ofrecer una experiencia única en cada punto de contacto y acercarnos a los nuevos clientes con colecciones pensadas para ellos y adecuados a las características del mercado, pero que conserven la esencia de Desigual”, y con ella, concluye, “la singularidad y el carácter único de nuestras prendas y del espacio que las rodea”.